Antes
de entrar en materia me gustaría decir que mis intenciones con este artículo no
son, ni por asomo, la justificación de los crímenes que se pudieran cometer en
la URSS, sino el aportar luz sobre crímenes no tan conocidos. Es indudable que
bajo el gobierno soviético (especialmente entre 1918-1945) se produjeron actos
de terrorismo de estado, además de otras políticas, que por equivocadas, causaron
el sufrimiento de millones de personas. A pesar de que las cifras dadas por
Conquest y Solzhenitsin han sido ya catalogadas de absurdas y producto de la
Guerra Fría (Solzhenitsin habla de 110 millones de muertos en la URSS entre
1917-1959), no podemos ignorar la gravedad de algunas de estas persecuciones y
denunciar su crueldad. Las investigaciones de Victor Zemskov han sido
contundentes y definitivas a este respecto, y miden con gran rigurosidad la
dimensión de la represión política en la URSS. ¿Reconocer estas cifras implica
renegar del socialismo? Yo pienso que no. Es indudable que la represión
soviética es en gran parte causada por la propia contrarrevolución, por la
invasión de 21 potencias extranjeras, por la situación de sabotaje continuo que
sufría la joven república proletaria. Entender y medir las situaciones por su
contexto hace que afinemos el análisis, pero existen colectivos de
represaliados sobre los que hay un debate fuerte sobre su culpabilidad (entre
ellos grandes revolucionarios de la época leninista, como Trotsky, Kamenev,
Zinoviev o Bujarin, por no hablar de algunos de sus familiares, que también
fueron ejecutados). Entonces, quedando claro que mi intención no es la de
exculpar los crímenes que se han cometido bajo la bandera del socialismo, me
pongo manos a la obra para hablar de otros crímenes que no son incluidos en la
propaganda occidental.
Razonamiento
general
Cuando
a la gente se le pregunta acerca de la URSS rápidamente piensa en Gulags,
campos de trabajo, fusilamientos, deportaciones a Siberia y otras muchas cosas
por el estilo. No piensan en alfabetización, internacionalismo, educación
pública, pleno empleo o sanidad de calidad. ¿A qué se debe? Al pensamiento
dominante. La mayor parte de la gente piensa que el comunismo es una suerte de
teorías necesariamente genocidas, sin embargo, no piensa que el capitalismo es
algo ni siquiera semejante. Si en la URSS se producían hambrunas debidas a la
sequía, al sabotaje, al bloqueo o a la guerra, todas y cada una de las muertes
eran y son responsabilidad del comunismo. Sin embargo, si en el mundo actual,
capitalista todo él, existen 2.000 millones de personas anémicas por mala
alimentación es culpa de los respectivos gobiernos y su corrupción. ¡Nadie
culpa al capitalismo! ¡Nadie culpa al sistema capitalista de producción! Es
genial lo que ha conseguido la propaganda. Es un verdadero hito histórico. Pienso
que ni Goebbels lo hubiera hecho mejor. ¿Acusamos al sistema capitalista de que
existan hoy, en el rico occidente, millones de mendigos? ¿Acusamos al
capitalismo del paro masivo en el Estado Español? ¿Por qué el comunismo era
responsable de las sequías en su ámbito de dominio y el capitalismo no es
responsable de la mendicidad del suyo? Son preguntas que hay que hacerse, de
ahí este artículo. Voy a dedicarme a exponer una serie de ejemplos, ejemplos
desconocidos para la mayoría social en occidente, pero que si hubieran tenido
lugar en estados socialistas serían difundidos día y noche por los
propagandistas oficiales.
Reconcentración
de Valeriano Weyler
Los
españoles tenemos el maldito honor de ser los inventores de los campos de
concentración (entendidos como hoy los entendemos). Fue en Cuba, en la guerra
de liberación que ese país y su pueblo libró contra el imperialismo español,
donde el General Valeriano Weyler impuso su política de Reconcentración. La
guerra de 1895-1898 estaba siendo cruenta y el ejército español se veía
impotente para sofocar las rebeliones mambises (rebeldes cubanos), estas tropas
cubanas contaban con cierto apoyo campesino local, por lo que Weyler optó por
aislar a los campesinos del ejército mambí. ¿Cómo hacer eso? Pues convirtiendo
el país entero en un campo de concentración fuertemente vigilado, donde los
campesinos estaban recluidos en cabañas de guano y rodeados por tropas
españolas. La mala alimentación a la que eran sometidos, la insalubridad, las
enfermedades y los malos tratos de los imperialistas acabaron con 200.000
cubanos. Esta cifra puede parecer pequeña (si la comparamos con los genocidios más
famosos), pero multiplica su tamaño y su horror si la comparamos con la cifra
de habitantes de la Isla Caribeña en esa época. Cuba tenía en esos tiempos
alrededor de 1.500.000 de habitantes, lo que quiere decir que esas políticas de
reconcentración se llevaron aproximadamente al 15% de la población. Estas
muertes, en su mayoría de mujeres, niños y ancianos, fueron sistemáticamente
planeadas por el imperialismo español, como confirmó el propio Weyer al Alcalde
de Güines en 1897 cuando éste se quejaba de la situación:
“¿Dice usted que
los reconcentrados mueren de hambre? Pues precisamente para eso hice la
reconcentración”
Citamos
a continuación el testimonio de José Miró Argenter, español que sirvió a la
causa de los patriotas cubanos, en lo referente a la Reconcentración, para
mostrar más gráficamente la crueldad de los dominadores españoles.
"Los
reconcentrados devoraban los residuos hediondos del puchero después que la
tropa había apartado el caldo y el jamón, relamiéndose a gusto; y a veces las
espinas del bacalao podrido, menos escuálido que la gente hambrienta..."
Genocidio
Yanqui en Vietnam
Vietnam
se liberó de los imperialistas franceses que dominaban la indochina en los años
50, lo que no imaginaban es que otros imperialistas, los yanquis, iban a dejar
en buen lugar a los primeros. El contexto de guerra fría impuso a EEUU la
necesidad de impedir que el comunismo se extendiera por el sureste asiático, lo
que motivó la invasión en Vietnam. Esta guerra supuso la práctica destrucción
de ese país (como ya había pasado con Corea a principios de los cincuenta)
además de mandar al matadero a muchos jóvenes norteamericanos (unos 60.000).
El
pueblo de Vietnam resistió la invasión bravamente, lo que enfurecía a los
generales norteamericanos. Las guerrillas del Vietcong usaban tácticas de
guerra irregular, desde colocar minas en mapas dejados en el suelo hasta
envenenar el agua de los estanques. Esto hizo que los norteamericanos tomaran
la decisión de sacar al enemigo de su escondrijo. ¿Cómo podrían hacer para
localizar a los norvietnamitas en una superficie selvática tan grande?
Defoliando prácticamente el 10% de las selvas del país con productos químicos
cancerígenos fabricados por Monsanto y Dow.
Se
utilizó prácticamente de todo lo que se pueda imaginar, desde napalm, pasando
por fósforo blanco hasta agente naranja. Estos productos tenían unos efectos
apocalípticos, puesto que envenenaban las cosechas, destruían el ganado y
asesinaban a miles de civiles que vivían en el norte. Se arrojaron unos 77
millones de litros de agente naranja en Vietnam, uno de los usos más masivos de
armamento químico de la historia de la guerra. La mayoría de los compuestos de
este producto se degradan, pero otros son permanentes en el tiempo y aún hoy
siguen causando terribles malformaciones en el pueblo vietnamita.
Se
calcula que la guerra de Vietnam causó la muerte de 3.000.000 de vietnamitas,
además de otros miles de laosianos y camboyanos. Este hecho, terrorífico en
sí mismo, no impide que los
norteamericanos sigan dando lecciones de libertad y de derechos humanos a medio
mundo.
Lord
Lytton y el imperialismo inglés en la India
La
dominación imperialista de los británicos en la India ha sido brutal. Alrededor
de 1870 se produjeron graves problemas en las cosechas indias que unidos a la
sequía y a la política de pillaje colonial causaron una hambruna como no se
recordaba. Mientras esta situación se descontrolaba y se tenía que abrir fuego
contra los asaltadores de grano locales, el virrey de la posesión británica
llamado Lord Lytton, estaba organizando la festividad de entronización de la
emperatriz Victoria. Cuesta entender la mentalidad humana, pero uno no puede
evitar estremecerse al intentar pensar que pasaba por la cabeza de ese virrey
para centrar su atención en faisanes y asados lujosos mientras millones de
indios se comían a sus hijos. El banquete organizado por Lytton tenía que dar
de comer a 68.000 británicos y allegados indios durante una semana, en esa
misma semana murieron de pura inanición 100.000 súbditos en Madrás y en Mysore.
El
colmo del delirio llegó al ver como los comerciantes, ligados a la corona y a
su política de pillaje y saqueo, exportaban a Europa 6.4 millones de toneladas
de trigo entre 1877-78. Este trigo podría haber aliviado la hambruna, pero en
opinión de los británicos, era mejor usarlo para llenar sus bolsillos. A
continuación, para ilustrar más fielmente la situación, vamos a reproducir un
testimonio directo:
“Después de un par
de minutos de búsqueda, encontré a dos perros que mordisqueaban el cuerpo de
una niña de unos 8 años de edad. Lo acababan de atacar y apenas le habían
desgarrado una pierna, pero el cadáver estaba tan enormemente hinchado que
solamente era posible decir que se trataba de un niño si se veía la figura
completa. La visión y el olor de la localidad eran tan repugnantes, y los
perros tan peligrosos, que no me quedé a buscar un segundo cuerpo, pero sí que
vi dos calaveras y una columna vertebral que hacía poco que habían sido
desgarradas.”
Lo
lógico es que ante esta situación los gobernadores y las autoridades británicas
hubieran movido algún músculo de su cuerpo, lo cierto es que lo hicieron, para
cebarse con vinos y suculentos manjares durante el banquete de la emperatriz
Victoria. En un informe posterior a la hambruna se justificaba de la siguiente
manera la inacción de los imperialistas:
“La doctrina que
afirma que en tiempo de hambruna los pobres tienen derecho a exigir auxilio
probablemente nos conducirá a una doctrina que afirme que los pobres tienen
derecho a dicho auxilio en todo momento y con ello se pondrán los cimientos de
un sistema de asistencia general a los pobres, lo que no podemos más que mirar
con seria aprehensión.”
Solo
entre 1876-1878 se calculan 6 millones de indios muertos debido a las hambrunas
provocadas por el imperialismo inglés, otras fuentes hablan de 10 millones, en
cualquier caso la mortandad tan elevada en tan poco tiempo constituye un
verdadero record.
Leopoldo
II y el caucho
El
imperialismo es consecuencia directa de los capitalistas, es fruto del ansia de
materias primas y el acceso a mano de obra esclava. Algunos argumentan que es
el propio estado quien envía tropas a conquistar y a robar territorios ajenos,
obviando que esos gobiernos están a las órdenes de la burguesía nacional. El
imperialismo inglés tuvo sus beneficiarios, también el español o el belga, y no
eran las clases populares de esos países (aún cuando de refilón pudieran
disfrutar de avances producto de esa colonización). Los verdaderos
beneficiarios del imperialismo son los trust, que captan mercados a los que
poder colocar sus productos y de donde poder extraer materias primas a precio
de risa.
Entre
finales del siglo XIX y principios del XX el imperialismo belga causó uno de
los mayores genocidios jamás vistos. El rey Leopoldo II (uno de los grandes
patronos del país) adquirió grandes extensiones de tierra ricas en caucho,
caucho que serviría para la incipiente industria de la bicicleta y el automóvil,
y que le reportaría millones en beneficios, tanto a él como a las empresas belgas
que poseía. El reverso oscuro de estos beneficios radica en el régimen
despótico y esclavista que impuso a los habitantes locales (zona que hoy ocupa
el Congo). La producción de caucho no cubría la demanda mundial de la industria,
así que las empresas belgas establecieron el trabajo esclavo de la totalidad de
la población nativa, bajo condiciones infrahumanas y con duros castigos por no
cubrir las cuotas. Uno de los métodos utilizados era el secuestro de las
familias de los obreros, que se hacía efectivo hasta que el trabajador en
cuestión no cubriera la cuota, por no hablar de las amputaciones de brazos y
manos a aquellos que “holgazaneaban” según los dominadores. Cuando la
explotación de caucho ya no era rentable, las empresas de Leopoldo II vendieron
el territorio al estado belga, que se tuvo que endeudar para hacer frente a la
cantidad demandada por el Rey.
Conclusión
Los
ejemplos que he nombrado aquí son eso, ejemplos, hojas del bosque de la
historia reciente de la humanidad. Podríamos citar todas y cada una de las
intervenciones imperialistas de EEUU (Chile, Granada, El Salvador, Afganistán,
Libia, Corea…etc.) o hablar del imperialismo francés en Indochina y Argelia,
pero estaríamos repitiendo el mismo patrón. Lo que ha movido a las potencias
capitalistas al genocidio ha sido, fundamentalmente, el ansia de beneficios
para sus burguesías nacionales. Tratar de explicar estos hechos acusando a los
gobiernos y a su voluntad de dominio es no explicar nada si no se explica la
trastienda de la situación, citando a Marx:
"El ejecutivo del Estado moderno no es otra
cosa que un comité de administración de los negocios de la burguesía."