"Argumentos tenemos millones para defendernos; el
capitalismo es indefendible, el imperialismo es indefendible; el socialismo,
cualesquiera que sean los errores que puedan cometer los hombres —y no habrá
ninguna obra humana en que los hombres no cometan errores—, es lo más noble, lo
más justo y lo más digno que se pueda llevar a cabo."
(Fidel Castro)
Cuando un español de bien escribe sobre un país
de América Latina, no importa que sea un literato o un humilde estudiante,
siente un cariño especial hacia ese continente bravo que ha demostrado tanto al
mundo. En la actualidad, la América de Bolívar, de Fidel, del EZLN sigue ahí,
mas escondida o menos, pero sigue ahí. Los españoles, almenos los españoles que
no deseemos caer en el europeísmo miope, hemos de girar nuestras cabezas a ese
coloso que habla nuestra lengua y comparte parte de nuestra cultura. Se hace
necesario, por lo tanto, hablar una vez más sobre Latinoamérica. Como
comunistas que somos en este blog, y aprovechando que hoy se cumplen 54 años de la Revolución, nos centraremos en Cuba. Algunos pensarán. “¿Vuestro
modelo es Cuba? ¿Por qué no Brasil o Argentina, países que crecen de forma
meteórica?” Es cierto que Brasil o Argentina crecen, pero sus modelos de
crecimiento no son sostenibles ni justos, solo sacan a gentes de la pobreza en
tanto que enriquecen y concentran los capitales en manos de unos pocos.
Generalmente, el continente es muy pobre, a pesar de las incontables riquezas
que posee. Los siglos de dominio colonial han socavado y retrasado las
posibilidades de América del Sur y Centroamérica, pero la situación es más que
reversible, como se demuestra en la actualidad. Para el español promedio, Cuba es una dictadura
diabólica que mantiene a millones de personas en las más paupérrimas
condiciones de vida. Ninguno de estos españoles promedio han ido nunca más allá
de lo que se les dice, jamás han leído lo que yo llamo "las razones de Cuba". Siento si la lectura se hace un poco pesada, pero es imposible
hablar de todo lo que queremos hablar sintetizándolo más. Espero que consigamos el objetivo de este artículo, entender de donde proviene la Revolución Cubana.
Antecedentes históricos:
Así
como en España, durante la Guerra Civil, teníamos los polos revolucionarios en
Cataluña y las otras regiones industriales principales, en Cuba, la región de
Oriente era la más insurgente y revolucionaria. En la época del dominio
colonial, la provincia de Oriente, que estaba aislada por algunas cordilleras
montañosas, suponía un pulso para el ya carcomido “imperio” español. No en
vano, Cuba fue, podríamos decir, nuestra última colonia junto con Filipinas,
por tanto, tuvieron que dar una batalla más dura que las otras (que se
liberaron en épocas en las que España luchaba contra la amenaza francesa). La
región de Oriente vio nacer las primeras revueltas contra los españoles, que
culminaron con la Guerra de 1868-1876, sangrienta como pocas, y que tuvo como
grandes inspiradores a pequeños propietarios de plantaciones de café o de
azúcar, que se valieron del pueblo para la lucha por sus intereses. Esta
contienda acabó con la derrota del pueblo cubano, y su represión por parte de
los ejércitos españoles (paz de Zanjón).
La derrota a manos de España y la brutalidad de las tropas imperialistas enseñaron al pueblo cubano a odiar el dominio español con mayor fuerza todavía.
Poco tiempo después, y mediando la llamada Guerra Chiquita, en 1895 empieza una
nueva contienda entre Cuba y España. En esta guerra, que culminaría con la
intervención de los EEUU, España es derrotada, y pierde el papel de metrópoli
en Cuba. La Guerra de Independencia Cubana, ya con líderes como Martí a la
cabeza, supuso un reto mucho más vivo para el ejército español que tenía gran
dificultad para manejar la situación. La lucha contra los nacionalistas
cubanos, inspirados por Martí pero también por otros combatientes como el
“mulato” Maceo o Máximo Gómez, suponía para España un terrible coste en oro y vidas. Cuando la situación era
más desfavorable para España, en 1898, los EEUU se decidieron a intervenir y
dirigir la previsible victoria de los nacionalistas cubanos hacia sus intereses
económicos. En la guerra de los 10 años (1868-1976) España tuvo el apoyo más o
menos expreso de los EEUU, pero las continuas guerras y revueltas, es decir, el
poco control y “orden” que España mantenía sobre Cuba (y por tanto, sobre las
inversiones norteamericanas) hicieron a los yankees decidirse a tomar las
riendas de la situación. La excusa para entrar en guerra contra España fue el
supuesto hundimiento del Maine, cosa que aún no ha sido aclarada del todo, y
que tiene toda la pinta de ser un incidente provocado por los propios EEUU para
poder entrar en la guerra.
Una
vez expulsada España de Cuba, muerto Martí y Maceo, los EEUU pudieron dirigir
la política cubana mediante la llamada Enmienda Platt, que les permitía
intervenir en Cuba “con el fin
de conservar la independencia cubana y el mantenimiento de un gobierno adecuado
a la protección de la vida humana, de la propiedad y las libertades
individuales”. Para su
dominio se sirvieron de los mas serviles capataces y traidores, la burguesía de
la parte occidental de la isla, muy acostumbrada a ser servil con los españoles
y que ahora gozaba de nuevo amo y señor. La nueva situación en la isla, es
decir, el que se cambiara de dueño, no mejoró las condiciones de opresión o de
miseria de los cubanos que habían luchado contra España. Los gobiernos títeres
de la época sirvieron el país en bandeja a los monopolios americanos, que
multiplicaron sus inversiones y sus saqueos adquiriendo las mejores tierras a
precios insultantes para cualquiera. Las empresas de los EEUU controlaban en
1923 el 70% de la producción de azúcar (principal industria del país). Pero no
hace falta ir a 1923, en 1896 las inversiones norteamericanas eran de 50
millones de dólares (bajo dominio español), en 1906 (ni 10 años después de que
EEUU tomara el control) estas inversiones eran de 160 millones. Los
ferrocarriles, banca, comercio, las minas…etc. La práctica totalidad del país
estaba en manos extranjeras, mejor dicho, en manos de los EEUU.
Del
dominio “gringo” al golpe de Batista
Los
años que van desde el nacimiento de la República de Cuba hasta la década de los
años veinte son de crecimiento económico relativo y acelerado a la vez. La
Habana se convierte en una ciudad cada vez mas importante, con mucha presencia
de buscavidas y aventureros de todas partes del mundo, el juego y las cartas
corren por doquier y hay una gran consolidación del papel azucarero de Cuba.
Después de unos inicios de los años 20 muy convulsos, donde la situación estuvo
al punto de ebullición, el general Machado sustituyó en 1925 al presidente
Alfredo Zayas. Machado, sanguinario terrorista y demagogo
profesional, cayó en 1933 debido a la revolución que llevaron a cabo los estudiantes
(algunos de ellos ya afiliados al Partido Comunista fundado por Mella en 1925,
mismo año de la subida de Machado). La revolución de 1933, que derribó a
Machado, lo hizo a pesar del papel del PCC, que actuó de forma quizá demasiado
prudente, temeroso de una intervención de los EEUU. Una vez Machado fue
derribado, se colocó a Grau como jefe del gobierno.
En
1940 se redacta la constitución más “democrática” que había tenido Cuba, con
amnistía de presos incluida y que legaliza los partidos de la oposición. Los
gobiernos sucesivos a esta constitución fueron gansteriles y corruptos a
elevadas cotas, como iba siendo normal en Cuba, pero se beneficiaron de coyunturas más o menos favorables. Aún así se producían asesinatos de
opositores políticos y censuras extremas, así como se toleraba la mas horrenda
degradación de la vida del país (corrupción, droga, prostitución, juego…etc.)
Algunos miembros del Partido de Grau (el Partido Autentico o los “Auténticos”)
se escinden y fundan el Partido Ortodoxo (partido a cuya ala izquierdista
pertenecía un joven estudiante llamado Fidel Castro Ruz), que de la mano del
carismático Eddy Chibás, gana amplios apoyos populares. Las elecciones iban a
dar a los ortodoxos la mayoría, pero la situación fue truncada por un golpe
militar de Fulgencio Batista, viejo sargento de la revolución de 1933 y
conocido por el pueblo cubano. En 1952 Batista trunca las aspiraciones de los
ortodoxos e instaura un directorio militar reaccionario. Las primeras medidas
de Batista como dictador fueron la supresión de la autonomía universitaria y la
derogación de los derechos fundamentales (huelga, reunión, expresión…etc.).
Esta jugada propia de un terrorista, debió enfurecer a la militancia del
partido ortodoxo, que preveía su llegada al poder. Recordemos que entre los
militantes de los ortodoxos se encontraba Fidel Castro, que había pasado sus
años de juventud como líder estudiantil en la facultad de derecho de la Universidad
de la Habana.
La
dictadura de Batista
La
dictadura batistiana se convirtió en una pesadilla para los cubanos, derogó la
constitución de 1940, que para su época y para el contexto en el que Cuba se
venía desenvolviendo era bastante progresiva, detuvo y torturó a sindicalistas
y revolucionarios de distinta ideología y suprimió los derechos más
fundamentales. En lo económico, su abnegación y entreguismo a los EEUU (país
que apoyó su llegada al poder) era muy marcado, siguió el llamado Plan Truslow,
que había sido elaborado por elites bancarias norteamericanas y que consistía
en:
“una serie de
recomendaciones llamadas a sanear la
economía cubana [...] se ponía el acento sobre la necesidad de promover
la iniciativa privada y aumentar las inversiones norteamericanas en la
industria. En realidad, como una de las principales medidas en la superación de
la crisis crónica de la economía cubana proponía un cambio en la legislación
laboral que permitía el despido libre de los obreros y la reducción de los salarios.”
Estas medidas que cualquier burguesía del mundo (no
importa de qué época hablemos) firmaría, no se hubieran podido aplicar bajo una
democracia burguesa en toda su virulencia, no en las condiciones de rebelión
que existían en Cuba. Se hizo necesario, para su aplicación, de un golpe de
estado militar, el de Batista, que fue el verdadero impulsor de estas medidas.
Los gobiernos democrático burgueses (como el de Socarrás o el de Grau) hubieran
tenido miedo de aplicar estas cuestiones y saqueos, a pesar de sus robos y
latrocinios diarios, pero Batista no tenía este problema pues actuaba con
violencia y fuego de por medio. Aquí tenemos pues la esencia de la dictadura de
Batista, los intereses de la burguesía cubana, lacaya de los EEUU y de los
propios intereses norteamericanos. El modelo de Batista se aplicaría durante
todo el siglo XX en América Latina, con golpes de estado y financiación de
guerrillas contrarrevolucionarias contra los gobiernos que se torcieran del
camino marcado por el vecino del norte. Supongo que no hará falta hablar de
Panamá, o de Torrijos, o de Guatemala y Arbenz, o de Pinochet, todos sabemos de
qué estamos hablando.
Los partidos políticos del antiguo sistema
parlamentario burgués; el Partido Autentico (PRC) de Grau y el Partido Ortodoxo
(del ya difunto Chibás, que se suicidó antes del golpe de Batista) reaccionaron
de distinta forma a la dictadura militar. Los auténticos se amoldaron con
comodidad a la situación, almenos su cúpula dirigente, con Grau a la cabeza,
mientras que los ortodoxos se escindieron en los colaboradores del régimen y
los abstencionistas e insurreccionales. El PCC fue perseguido duramente e
ilegalizado justo después del golpe.
Situación de la clase obrera y
del campesinado
De forma paralela a la represión política y
sindical, a las torturas y a la corrupción, la vida del obrero y del campesino
cubano de la época de Batista era miserable. Podríamos decir que las
condiciones objetivas para una revolución social existían en Cuba desde muchos
años atrás, pero la desunión y la deslegitimación del movimiento político
tradicional daba al traste con el factor subjetivo. Había cierta creencia en
que los cubanos no podrían gobernarse a sí mismos, pues llevaban en la sangre
la lacra de la corrupción, aquel desprestigio de la actividad política por el
propio pueblo se entornó hacia el llamado “choteo cubano”. Evidentemente, esto
era falso, no hace falta ni explicarlo, los cubanos, al igual que todos los
pueblos del mundo son perfectamente capaces de gobernarse a sí mismos, no hay
una especie de “gen cubano de la corrupción”, de la misma forma que no hay un
“gen andaluz de la pereza”. Aún así, estas creencias instaladas en parte del
pueblo eran muy favorables para los imperialistas y sus lacayos, que
justificaban su presencia y dominio bajo esas místicas supersticiones.
La clase obrera cubana era numerosa, numerosa para
un país como Cuba, que vivía del azúcar y del café. Las condiciones de trabajo
eran extremadamente duras y las revueltas y reuniones de obreros, así como sus
organizaciones más combativas, habían sido prohibidas. Las huelgas se
prohibieron bajo la dictadura de Batista, lo cual no impidió a algunos cubanos
realizarlas, como fue el caso de la huelga de 1955, en plena dictadura. Los
campesinos vivían en el constante analfabetismo, incultura, mendicidad,
explotación, miseria y abuso. La vivienda era una verdadera lacra en Cuba,
apenas había agua corriente en el campo y solo el 1% de las casas del medio
rural tenía baño (con los problemas que eso genera). En 1953, el 33% de la
población cubana vivía en chozas hechas de guano, de palma y de madera, estos
datos alcanzaban a más del 60% de los habitantes del campo. Evidentemente, los
campesinos no eran dueños de las tierras en que trabajaban por sueldos de
hambre, las plantaciones de caña (recordemos, principal industria del país)
eran propiedad en un 70% de 22 terratenientes. El problema de la tierra y de su
propiedad dejaba a un tercio de la fuerza de trabajo cubana en paro casi
perpetuo. El 2% de propietarios de ganado controlaba el 42% de cabezas de
res. La alimentación era muy
insuficiente y deficitaria, sobretodo sufrida por los niños (cuya tasa de
mortalidad estaba por las nubes), solo un 11% de los campesinos consumía leche,
4% carne, 2% huevos y 1% pescado. Esta situación, combinada con la falta de
atención médica (menos del 10% de los campesinos la recibían) y el aislamiento
de las zonas rurales producía estragos entre los cubanos.
Es decir, tenemos miseria, analfabetismo, torturas,
corrupción y una clase obrera muy furiosa y adiestrada en las luchas del
pasado. Toda la presión de la olla estaba a punto de hacer saltar la tapa por
los aires.
El Moncada
La ineptitud de los partidos políticos
tradicionales, cuando no su integración en el régimen, como algunos miembros de
los Auténticos o de los ortodoxos, hizo popular la idea de la insurrección y de
la lucha armada. Esta idea no fue originaria de Fidel Castro, otros estudiantes
como él, miembros del MNR ya trazaron planes de insurrección, que debieron de
abandonar por irrealizables o por ser descubiertos o detenidos. El joven
Castro, que en el año del Moncada contaba con 26 años, estaba muy impaciente
por llevar a cabo una acción armada contra la dictadura. Tanto era así que se
planteo el asalto de dos cuarteles del ejército con la esperanza de confiscar
las armas y entregarlas al pueblo para que se iniciara la lucha. Si el asalto
no funcionaba se retirarían con las armas que pudieran haber conseguido a la
sierra para establecer la lucha irregular. El plan no pudo salir peor, aunque
Fidel Castro ha repetido muchas veces que si se diera otra vez la ocasión
volvería a actuar de igual forma esencialmente.
El asalto a los cuarteles de Moncada y de Bayamo,
donde participó su hermano Raúl, se llevó a cabo con apenas un centenar de
hombres (muchos de ellos obreros y desempleados humildes). El resultado
inmediato de la operación fue el brutal asesinato y tortura de más de 50 de los
hombres de Castro. Abel Santamaría, uno de los principales líderes del asalto,
fue capturado en un hospital y torturado horriblemente para que confesara el
nombre de los líderes del movimiento (se negó a ello). Su hermana Haydeé
recibió el ojo de Abel de parte de los militares. En resumidas cuentas, de 111
hombres que tomaron parte, murieron 69 (8 en combate y 61 torturados y
ejecutados). Los hombres que huyeron fueron esencialmente capturados en los
días siguientes, entre ellos Fidel, que se salvó gracias a un teniente mulato
que le reconoció y le protegió llevándolo a la prisión de la ciudad y no al
cuartel, donde con toda probabilidad habría sido asesinado.
Los juicios que se sucedieron contra Castro y los
otros prisioneros del Moncada fueron una verdadera lucha política, fue en ese
oscuro cuarto donde Castro, ante los inquisidores de Batista, pronunció el
programa del Moncada (Movimiento 26 de Julio) y su famosa declaración final:
“En cuanto a mí, sé
que la historia será dura como no lo ha sido nunca para nadie, preñada de
amenazas, de ruin y cobarde ensañamiento, pero no la temo, como no temo la
furia del tirano miserable qué arrancó la vida de setenta hermanos míos.
Condenadme, no importa, la historia me absolverá”
El episodio del Moncada condenó a Castro a 15 años
(de los que cumplió 22 meses) pero también supuso darle a conocer entre el
pueblo cubano, que tuvo gran simpatía por aquel bravo abogado que desafiaba a
la tiranía de Batista. Las prácticas terroristas del ejército enfurecieron al
pueblo y abonaron el camino para qué parte de este apoyará definitivamente la
lucha armada. Fidel Castro salió de prisión en la amnistía declarada en el
1955, forzado el régimen a declararla por la presión popular y por la necesidad
de legitimar su dictadura. Respecto a las torturas infligidas a sus “hermanos”,
Castro declararía posteriormente:
“El cuartel Moncada se convirtió en un taller de tortura y
de muerte, y unos hombres indignos convirtieron el uniforme militar en delantales
de carniceros. Los muros se salpicaron de sangre: en las paredes las balas
quedaron incrustadas con fragmentos de piel, sesos y cabellos humanos,
chamuscados por el disparo a boca de jarro, y el césped se cubrió de oscura y
pegajosa sangre. ...yo sé que sienten con repugnancia el olor de sangre
homicida que impregna hasta la última piedra del cuartel Moncada”
El
Granma y la Guerrilla
En cuanto Fidel y el resto de miembros del M26J
fueron liberados salieron para México, donde se empezó a planear la lucha de
nuevo. Era necesario una mejor planificación y una mayor coordinación, había
que tener en previsión algunos factores que no fueron tenidos en cuenta en el
Moncada (quizá lo que frustró el asalto de 1953 fue el toparse casualmente con
una patrulla militar y no actuar de forma correcta). Los planes habían de ser
concienzudos, y al igual que hizo Martí, Fidel buscó apoyos entre los exiliados
cubanos además de financiación. El plan que acabó con el desembarco del Granma
a finales de 1956 era una ampliación del asalto al Moncada pero con otro
enfoque. No se trataría ahora de una acción ejemplarizante con la que dar
empujón al pueblo cubano, sino que se trataría de desembarcar un contingente de
hombres y tomar la ciudad de Niquero, posteriormente Manzanillo, y declarar la
huelga general que tumbaría la dictadura. Si los planes no salían como estaban
previstos, al igual que en el Moncada, se tenía pensado entablar el combate
guerrillero en la sierras de Oriente apoyándose en los campesinos.
Mientras Castro planeaba el desembarco desde México (buscaba
apoyos, reclutas, financiación) dejó que los militantes cubanos del M26J
desarrollaran desde Cuba la logística que la guerrilla necesitaría. Los
simpatizantes del M26J salían esencialmente del Partido Ortodoxo, o mejor
dicho, de sus descontentas bases, que veían a Fidel como el único capaz de
plantar cara a Batista con la lucha armada que sus cúpulas rechazaban. El
propio Fidel Castro había roto a principios de 1956 con el Partido Ortodoxo,
esto demuestra que ya tenía simpatías suficientes para constituir un movimiento
independiente y comprometido con la lucha armada.
El día 25 de Noviembre, el yate Granma, con su carga
revolucionaria de 82 hombres (entre ellos el Ché) partía para Cuba. Era un
barco que llevaba el doble de carga de la que podía soportar, y los tripulantes
se vieron obligados a tirar los víveres por la borda. El barco llegó (en
el lugar y hora equivocados) con una pulgada de combustible. Los combatientes,
que habían sido entrenados por Alberto Bayo (excombatiente español de la
guerra colonial en marruecos), desembarcaron, pero pronto fueron dispersados y
atacados por una patrulla del ejército. Los inicios del M26J y del plan de
Fidel parecían volver a torcerse. Frank País, miembro destacado del M26J en
Cuba, había advertido a Fidel de lo peligroso que era desembarcar antes de que
hubiera pasado el fin de año. Tampoco el PCC apoyaba este tipo de actuaciones,
pues se limitaba a pedir elecciones democráticas, o si más no, a posponer los
asaltos e insurrecciones para las campañas huelguísticas. Aún con ello Castro
se aventuró y consiguió sus objetivos, a pesar de las dificultades iniciales.
La colaboración de dos campesinos que guiaron a los combatientes en los
primeros momentos fue clave. La población campesina de la zona de oriente de la
isla, donde Castro llevó a sus hombres, vivían en constantes disputas con los
terratenientes de la zona y muchos de ellos engrosaron las filas de la
guerrilla.
Así empezó la guerra de guerrillas contra Batista. Después de un primer ataque, donde murieron muchos de sus hombres, Fidel empezó
a construir un ejército que había de derrotar a una dictadura militar con el
apoyo de EEUU (lo que implica aviación, tanques y decenas de miles de hombres
entrenados). La habilidad estratégica de Fidel, junto con las campañas de
agitación (Radio Rebelde) y el buen trato a los campesinos (la guerrilla no asaltaba
las chozas en busca de comida, sino que la pagaba, enseñaba a leer a los niños,
atendía a los ancianos…etc.) hicieron que el pueblo cubano fuera depositando su
confianza en el M26J. La victoria fue total apenas 2 años después del
desembarco del Granma. Fidel entró en Santiago el 1 de Enero de 1959. La
actitud de EEUU fue contraria a la guerrilla, por la incertidumbre que suponía.
Intentó organizar en 1958 una farsa electoral que diera a un títere de Batista
el poder, pero ni siquiera los colaboradores de ese tongo tenían fe en él. EEUU
preveía que Castro tomara el poder y ofrecieron a Batista el retiro en la
Florida a cambio de que aceptara un directorio cívico-militar. Batista no
aceptó. Pocos días después estaba huyendo del país, dejando el poder al M26J y
a la clase trabajadora cubana que lo apoyaba de forma aplastante. En el
discurso de las palomas, el 8 de Enero de 1959, Castro expresó lo que sería una
premisa de la Revolución:
“La tiranía ha sido derrocada. La alegría es inmensa. Y sin
embargo, queda mucho por hacer todavía. No nos engañamos creyendo que en lo
adelante todo será fácil; quizás en lo adelante todo sea más difícil. Decir la
verdad es el primer deber de todo revolucionario. Engañar al pueblo,
despertarle engañosas ilusiones, siempre traería las peores consecuencias, y
estimo que al pueblo hay que alertarlo contra el exceso de optimismo.”
Medidas revolucionarias y Girón:
A continuación describimos algunas medidas
revolucionarias tomadas por el gobierno cubano en los primeros años de la
revolución:
· Comunicaciones; Se interviene la Cuban
Telephone Company y se rebajan las tarifas fuertemente el 3 de marzo de 1959.
La ley establecía lo siguiente:
“Se
dispone la intervención de la entidad Cuban Telephone Company, y se autoriza al
Ministro de Comunicaciones para que designe el Interventor, así como los
Asesores Técnicos y demás personal auxiliar que estimare necesario al efecto”
Entre las labores que el gobierno se
había propuesto llevar a cabo con esta intervención estaba la de:
“Examinar
toda la administración, contabilidad, contratos y archivos de la Empresa,
realizando una exhaustiva investigación sobre costos del servicio que presta.”
·
Rebaja de los alquileres; esta ley fue un duro golpe a los especuladores de vivienda y a
aquellos que cobraban rentas de usura por vivir en verdaderos cuchitriles. El
gobierno revolucionario estableció el 10 de Marzo de 1959 lo siguiente:
“Los
alquileres de las viviendas construidas con anterioridad a la promulgación de
la presente Ley se rebajan: En un cincuenta por ciento (50 %) los que no
excedan de cien pesos mensuales. En un cuarenta por ciento (40 %) los mayores
de cien pesos y que no excedan de doscientos pesos mensuales. En un treinta por
ciento (30 %) los mayores de doscientos pesos mensuales.”
·
Reducción del precio de los productos farmacéuticos; la atención médica
en Cuba es universal, gratuita y de una calidad elevada dados los contextos en
los que se desenvuelve la isla, pero se empezó con la reducción del precio de
los medicamentos. Veamos que dice el documento del 20 de Marzo de 1959:
“Disponer
una reducción ascendente al quince por ciento (15 %) en los precios de venta al
público establecidos para las especialidades farmacéuticas, producidas en
laboratorios radicados en el territorio nacional y de un veinte por ciento (20
%) en los laboratorios situados en el extranjero.”
De esta forma podríamos continuar
largo y tendido, es decir, que el afán transformador del gobierno
revolucionario, con Urrutia en el poder en aquel momento, era insaciable. Las
condiciones de vida de los obreros y campesinos empezaron a ver algo de luz con
estas medidas y muchas otras (que aún no son medidas socialistas, pero si
progresivas y revolucionarias para un país como Cuba en 1959). Se establecieron
también seguros en el trabajo, reformas educativas de gran calado, sanitarias,
la creación de las fuerzas armadas revolucionarias, se crea el instituto cubano
de cultura…etc. Pero las verdaderas medidas revolucionarias y que trajeron
problemas a la revolución fueron las nacionalizaciones y expropiaciones
vinculadas a la Reforma Agraria y al INRA (Instituto Nacional de Reforma
Agraria).
El 8 de Enero de 1960 este mismo INRA
se apoderó de 29.000 hectáreas pertenecientes a sociedades norteamericanas lo
cual encendió a la embajada yankee, pero no se acabó ahí, el gobierno
revolucionario expropió 110.000 hectáreas en ese mismo año a monopolios de EEUU
(Cuban Atlantic entre ellos). Podemos ver que la política revolucionaria ya era
mas descarada puesto que la compensación para esas empresas eran bonos a 20
años pagaderos al 3.5%. La gota que colmó el vaso fue el aviso por parte del
gobierno a las refinerías americanas de que tendrían que tratar con petróleo
soviético, a lo que ellas respondieron con una negativa. Ante esta situación el gobierno cubano y de los EEUU entraron en una confrontación económica que
acabó con la futura expropiación de todas las propiedades norteamericanas en la
isla y la cuota azucarera no adquirida por los EEUU vendida a la URSS.
Mientras toda esta situación se
desarrollaba, las bases sociales perjudicadas por las medidas del gobierno y reunidas en torno al exilio y a asociaciones de ex torturadores de la
dictadura conspiraban contra la revolución, auspiciados y apoyados por los EEUU,
que se estaban arrepintiendo por momentos de haber tolerado la subida de Castro
al poder. Esas maniobras concluyeron con la invasión de playa Girón en 1961 por
parte de 1.200 mercenarios entrenados por la CIA y que debían de ser apoyados
por las fuerzas aéreas americanas y la US. Navy. El desembarco fue un desastre
y la aviación norteamericana no apoyó como estaba previsto a los mercenarios.
Después de los enfrentamientos (supervisados por el propio Castro), los
terroristas pagados por la CIA y las organizaciones batistianas fueron
intercambiados por comida para niños, demostración de que en Cuba se estaba
poniendo en marcha un hombre nuevo.
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