Voy a intentar hacer una breve reflexión surgida de las recientes medidas económicas anunciadas por el gobierno para frenar el déficit público, y voy a intentar ir con mi mirada de ciudadano un poco más allá, atisbar un poco el fondo de la cuestión, desde mi humilde perspectiva.
Lo que quiero comentar surge a raíz de unas cuestiones que nos planteó la profesora de Derecho Constitucional sobre las ya archicomentadas medidas del gobierno. Una de ellas nos interrogaba acerca de si alguna medida afectaba a algún derecho constitucionalmente protegido. Yo, iluso, me lancé a la búsqueda en nuestra Constitución de algún derecho socioeconómico que se viera claramente quebrantado por estas medidas: supondría una crítica simple pero de gran autoridad argumentativa. Naturalmente, los miembros del gobierno no son tan tontos, aunque en ocasiones lo parezcan. No obstante, en la clase, mi profesora me hizo caer en la cuenta del quebrantamiento que estas medidan encierran de un derecho todavía más global y elemental: el de la soberanía del Estado. Me explicaré:
No cabe duda alguna de que estas medidas vienen dadas por las presiones de la Unión Europea, la organización supranacional en la que se inscribe nuestro país. A su vez, hemos sido testigos mediante los movimientos fianancieros de las últimas semanas de como los mercados son los que mandan, y marcan el rumbo de las políticas de la euro-zona, que Comisión Europea mediante, van más allá y no hacen sino imponer el tipo de medidas económicas que debe aplicar cada país, que solo unos pocos deciden, y que, como no, se rigen por los intereses de los grandes agentes financieros. Así concluimos nuestra relación circular observando como las medidas que se aplican en nuestro país por un gobierno democráticamente elegido vienen dados por una organización supranacional en la que no todos los países cuentan por igual ( se hace taaaan evidente el papel de Alemania y Francia como "cortadores del bacalo"), y que a su vez se rige por los movimientos de los grandes grupos financieros. Esto es, la soberanía de nuestro Estado, que se supone expresada mediante la representación en nuestro Parlamento, se ve absolutamente subordinada a intereses de un grupo reducido de personas que solo se representan a ellos mismos y a sus desproporcionados beneficios. Mientras, son las personas más a pie de calle a quien más afectan unas directrices venidas de fuera; y la soberanía de los Estados sobre el propio rumbo que deban tomar, se va yendo poco a poco a pique.
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He encontrado una viñeta de Manel Fontdevilla que viene a representar muy bien la idea que he pretendido contar, además él incluye a otros actores que también meten mano en nuestros asuntos.
ResponderEliminarhttp://blogs.publico.es/manel/2038/los-hilos/
Un saludo a todos!