Los economistas liberales son como los hechiceros que pronostican graves sequías dos semanas antes de que se inunde el campamento, lo mas grave es que cuando para de llover se les sigue haciendo el mismo caso que antes de su errada predicción. Esto es lo que ha pasado con la crisis económica, los gurus que decían que la economía iba genial (aunque el precio de la vivienda era prohibitivo), que había un bienestar envidiable (cuando los salarios reales y el poder adquisitivo no se había movido prácticamente en 20 años, y solo hemos consumido mediante crédito) han sucumbido teóricamente ante la aplastante realidad de los oscuros bandazos del capitalismo.
La crisis ha destrozado completamente el modelo teórico del liberalismo, el que se apoya en las ideas que preconizaban Reagan y Tatcher (no creadas por ellos pero si difundidas y aplicadas) que fustigaban la presencia del estado en la economía y la regulación en los mercados. De esta política económica de ojos cerrados de los últimos 30 años hemos heredado el actual sistema financiero, con sus ingenierías financieras, sus derivados, sus operaciones de estética y maquillaje de cuentas…etc. Si a alguien hay que agradecerle la actual situación es a la tropa de hienas que salio triunfante de la crisis de los 70.
Aún que el pensamiento liberal haya sido herido de muerte en el ámbito teórico no importa, y aunque parezca una contradicción hay que señalar que está mas fuerte que nunca. Los que nos han metido en esta crisis, los que se están manteniendo en sus contratos lucrativos con grandes empresas y firmas comerciales, esos nos quieren sacar, y solo nos sacarán de la única forma que saben, sacando pasta de ello y manteniendo sus privilegios intactos.
¿Cómo es posible que en el mundo globalizado, en la sociedad de la información y el conocimiento esto sea de esta forma? ¿Cómo es posible que los verdugos sean los sabios y liberadores? ¿Cómo es posible que José María Aznar de lecciones y saque libros sobre como superar la crisis y no haya masas de trabajadores esperándole para decir lo que piensan de sus recetas? Los referentes, los especialistas que se citan hoy en día son los mismos que los de antes de la crisis, los que decían que el precio de la vivienda no bajaría nunca.
Pues muy fácilmente, todo esto se consigue…con los medios.
Los medios de comunicación que se llenan la boca con su libertad de prensa y de opinión han silenciado a miles de expertos que llevaban muchos años diciendo que este era un modelo abocado al desastre. Todos los grupos mediáticos han colaborado con la crisis, han permitido que aparezca y han inculcado a la gente ideas que jamás se hubieran oído en un obrero de antaño. Hoy en día somos nosotros los que estamos pidiendo reformas, los que pedimos contención salarial a los funcionarios, los que pedimos que se retiren subvenciones a la cultura o a las asociaciones de trabajadores o de ayuda al desarrollo…etc. Eso se ha conseguido con los medios, y con su publicidad del pensamiento único.
Solo por poner un ejemplo, la revista Fortune alababa como “modelo de gestión” a empresas que posteriormente han sucumbido al fraude fiscal y a la corrupción interna, como es el caso de Enron. Por supuesto, vosotros diréis ¿Qué saca la prensa de todo esto? Pues lo que todo el mundo busca, beneficios. Si tú hablas bien de mi empresa en tu revista de pacotilla ¿Quién te va a ayudar con la financiación del año que viene? Efectivamente. Así van las cosas en los medios amigos míos, y creo que es algo que todos sabéis muy bien.
La difusión del pensamiento liberal en la televisión, radio, prensa escrita, o incluso programación infantil e industria del ocio es apabullante y ha ayudado a establecer como ciertas cosas que no lo son. Por supuesto, ahora llegamos a mi parte favorita, la parte donde todas estas mentiras se caen, donde todo se descubre, donde resulta que los sabios no lo son tanto. ¿Qué pasa? Nada, absolutamente nada.
Las revistas y prensa económica que hace muy poquito estaban recomendando a los trabajadores abrir un plan de pensiones, han asistido perplejos a ver como ese “sistema público burocrático y anacrónico” les ha tenido que salvar el pellejo. Ahora después de esas ayudas millonarias, avales gratuitos, fondos perdidos…etc, llega el momento de la calma. Parece que el sistema no ha sucumbido, y por tanto hay que reconstruirlo, pero sobre los mismos cimientos que lo han llevado al desastre (los de la desregulación y el ajuste público).
Ahora después de la gran tormenta, y después de salvar sus bonus, los banqueros y empresarios importantes ven el momento perfecto para aplicar sus doctrinas. Y es en la fase que estamos llegando actualmente, la fase del miedo, los medios de los que antes hemos hablado (grandes firmas comerciales y de servicios, muchos de ellos con grandes paquetes de acciones emitidas) se están dedicando a dar cancha a todos los voceros que pronostican el colapso del sistema público. En cambio, siguen sin dar voz a agentes sociales, ONG, servicios sociales y redes de economistas como Vicenç Navarro, Juan Torres López o Naomi Klein, entre otros.
No será por falta de gentes que están analizando el problema desde su perspectiva real, su única perspectiva, en cambio, se prefiere llevar a gentes como Alberto Recarte; autor de El informe Recarte 2009: La economía española y la crisis internacional. Recarte, fue vicepresidente del Círculo de Empresarios y del Club de Exportadores, consejero de Fenosa y de Endesa, S.A. En la actualidad, entre otros muchos cargos en el mundo empresarial, es miembro del Consejo Rector del Instituto de Empresa, presidente de Libertad Digital, vocal de la Junta Directiva de la Asociación Madrileña de la Empresa Familiar y patrono de la Fundación FAES (su currículum habla por sí solo).
Gentes de todas clases del pensamiento liberal (ya sean más social-liberales como José Manuel Campa o liberales ultra como José Luís Feitó) nos hacen mirar con añoranza los años anteriores a la crisis, y nos olvidamos de que quizá no estábamos tan bien como ellos. Si nos hacen mirar atrás no es para que tomemos como ejemplo el bienestar del pueblo, sino el modelo establecido y lo asociemos al bienestar, que es muy distinto (casualmente el mejor bienestar fue el suyo).
¿Antes de la crisis estábamos tan fabulosamente bien? ¿Funcionaba el sistema?
Antes de la crisis las agencias calificadoras eran muy bien pagadas por los bancos y empresas importantes para recibir una nota “agradable” (como si no nos pudieron colar lo de las subprimes AAA) y de esa forma las cotizaciones de dichas empresas subían como la espuma. Lo cierto es que todo era muy “agradable”, pero para los de siempre, el mundo de a pie seguía con graves problemas, desempleo estructural, temporalidad, abusos, guerras, expolios fiscales…etc. Fijaos como han cambiado las cosas que ahora echamos de menos esos días.
¿Nos pasaremos el resto de la crisis echando de menos el modelo que nos ha traído a aquí, viendo como nos quitan los nuestro y se lo dan a los que ya lo tienen todo? ¿O nos vamos a levantar y reclamar con una sola voz que se establezca la justicia económica global?
Está en nuestras manos…
La crisis ha destrozado completamente el modelo teórico del liberalismo, el que se apoya en las ideas que preconizaban Reagan y Tatcher (no creadas por ellos pero si difundidas y aplicadas) que fustigaban la presencia del estado en la economía y la regulación en los mercados. De esta política económica de ojos cerrados de los últimos 30 años hemos heredado el actual sistema financiero, con sus ingenierías financieras, sus derivados, sus operaciones de estética y maquillaje de cuentas…etc. Si a alguien hay que agradecerle la actual situación es a la tropa de hienas que salio triunfante de la crisis de los 70.
Aún que el pensamiento liberal haya sido herido de muerte en el ámbito teórico no importa, y aunque parezca una contradicción hay que señalar que está mas fuerte que nunca. Los que nos han metido en esta crisis, los que se están manteniendo en sus contratos lucrativos con grandes empresas y firmas comerciales, esos nos quieren sacar, y solo nos sacarán de la única forma que saben, sacando pasta de ello y manteniendo sus privilegios intactos.
¿Cómo es posible que en el mundo globalizado, en la sociedad de la información y el conocimiento esto sea de esta forma? ¿Cómo es posible que los verdugos sean los sabios y liberadores? ¿Cómo es posible que José María Aznar de lecciones y saque libros sobre como superar la crisis y no haya masas de trabajadores esperándole para decir lo que piensan de sus recetas? Los referentes, los especialistas que se citan hoy en día son los mismos que los de antes de la crisis, los que decían que el precio de la vivienda no bajaría nunca.
Pues muy fácilmente, todo esto se consigue…con los medios.
Los medios de comunicación que se llenan la boca con su libertad de prensa y de opinión han silenciado a miles de expertos que llevaban muchos años diciendo que este era un modelo abocado al desastre. Todos los grupos mediáticos han colaborado con la crisis, han permitido que aparezca y han inculcado a la gente ideas que jamás se hubieran oído en un obrero de antaño. Hoy en día somos nosotros los que estamos pidiendo reformas, los que pedimos contención salarial a los funcionarios, los que pedimos que se retiren subvenciones a la cultura o a las asociaciones de trabajadores o de ayuda al desarrollo…etc. Eso se ha conseguido con los medios, y con su publicidad del pensamiento único.
Solo por poner un ejemplo, la revista Fortune alababa como “modelo de gestión” a empresas que posteriormente han sucumbido al fraude fiscal y a la corrupción interna, como es el caso de Enron. Por supuesto, vosotros diréis ¿Qué saca la prensa de todo esto? Pues lo que todo el mundo busca, beneficios. Si tú hablas bien de mi empresa en tu revista de pacotilla ¿Quién te va a ayudar con la financiación del año que viene? Efectivamente. Así van las cosas en los medios amigos míos, y creo que es algo que todos sabéis muy bien.
La difusión del pensamiento liberal en la televisión, radio, prensa escrita, o incluso programación infantil e industria del ocio es apabullante y ha ayudado a establecer como ciertas cosas que no lo son. Por supuesto, ahora llegamos a mi parte favorita, la parte donde todas estas mentiras se caen, donde todo se descubre, donde resulta que los sabios no lo son tanto. ¿Qué pasa? Nada, absolutamente nada.
Las revistas y prensa económica que hace muy poquito estaban recomendando a los trabajadores abrir un plan de pensiones, han asistido perplejos a ver como ese “sistema público burocrático y anacrónico” les ha tenido que salvar el pellejo. Ahora después de esas ayudas millonarias, avales gratuitos, fondos perdidos…etc, llega el momento de la calma. Parece que el sistema no ha sucumbido, y por tanto hay que reconstruirlo, pero sobre los mismos cimientos que lo han llevado al desastre (los de la desregulación y el ajuste público).
Ahora después de la gran tormenta, y después de salvar sus bonus, los banqueros y empresarios importantes ven el momento perfecto para aplicar sus doctrinas. Y es en la fase que estamos llegando actualmente, la fase del miedo, los medios de los que antes hemos hablado (grandes firmas comerciales y de servicios, muchos de ellos con grandes paquetes de acciones emitidas) se están dedicando a dar cancha a todos los voceros que pronostican el colapso del sistema público. En cambio, siguen sin dar voz a agentes sociales, ONG, servicios sociales y redes de economistas como Vicenç Navarro, Juan Torres López o Naomi Klein, entre otros.
No será por falta de gentes que están analizando el problema desde su perspectiva real, su única perspectiva, en cambio, se prefiere llevar a gentes como Alberto Recarte; autor de El informe Recarte 2009: La economía española y la crisis internacional. Recarte, fue vicepresidente del Círculo de Empresarios y del Club de Exportadores, consejero de Fenosa y de Endesa, S.A. En la actualidad, entre otros muchos cargos en el mundo empresarial, es miembro del Consejo Rector del Instituto de Empresa, presidente de Libertad Digital, vocal de la Junta Directiva de la Asociación Madrileña de la Empresa Familiar y patrono de la Fundación FAES (su currículum habla por sí solo).
Gentes de todas clases del pensamiento liberal (ya sean más social-liberales como José Manuel Campa o liberales ultra como José Luís Feitó) nos hacen mirar con añoranza los años anteriores a la crisis, y nos olvidamos de que quizá no estábamos tan bien como ellos. Si nos hacen mirar atrás no es para que tomemos como ejemplo el bienestar del pueblo, sino el modelo establecido y lo asociemos al bienestar, que es muy distinto (casualmente el mejor bienestar fue el suyo).
¿Antes de la crisis estábamos tan fabulosamente bien? ¿Funcionaba el sistema?
Antes de la crisis las agencias calificadoras eran muy bien pagadas por los bancos y empresas importantes para recibir una nota “agradable” (como si no nos pudieron colar lo de las subprimes AAA) y de esa forma las cotizaciones de dichas empresas subían como la espuma. Lo cierto es que todo era muy “agradable”, pero para los de siempre, el mundo de a pie seguía con graves problemas, desempleo estructural, temporalidad, abusos, guerras, expolios fiscales…etc. Fijaos como han cambiado las cosas que ahora echamos de menos esos días.
¿Nos pasaremos el resto de la crisis echando de menos el modelo que nos ha traído a aquí, viendo como nos quitan los nuestro y se lo dan a los que ya lo tienen todo? ¿O nos vamos a levantar y reclamar con una sola voz que se establezca la justicia económica global?
Está en nuestras manos…
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