sábado, 1 de diciembre de 2012

¿Se equivocan los anarquistas respecto al estado?



Los anarquistas tienen una concepción errónea del papel que ha de jugar el estado en la futura revolución, esto es debido a su aventurerismo y a su extraña comprensión de las leyes históricas y del materialismo. Muchos comunistas se oponen al anarquismo con argumentos estúpidos o superficiales, o simplemente rehuyen el debate con ellos por cuestiones que escapan a mi comprensión, por ello, es necesario aclarar el porqué los comunistas nos oponemos a las concepciones libertarias. La más honda diferencia existente entre los anarquistas y los comunistas reside en el papel del estado, como ya hemos dicho, que es el tema que trataremos en esta pequeña entrada, y para empezar a hablar del tema, se hace necesario ver: 1) la postura anarquista sobre el estado. 2) la postura que tenemos los comunistas. 3) en que se diferencian ambas.

1- Empezando por el principio, citaré a Bakunin, uno de los mayores exponentes del anarquismo, sobre el estado, y posteriormente, a Kropotkin:

Todos los Estados son malos en el sentido de que por su naturaleza, o sea por su base, por las condiciones de su existencia, son lo contrario de la justicia, la libertad y la moral humanas.

Fijaros en ese “Todos”, volveremos sobre ello mas tarde. Veamos que dice Kropotkin:

“sabemos que una institución que existió durante varios siglos y que se consolidó firmemente adoptando una forma determinada con el objetivo de cumplir un papel determinado en la historia, no puede ser adaptada para un papel contrario”

En estas dos citas que he puesto aquí vemos la concepción anarquista del estado (que no se me enfaden los anarquistas, lo digo en sentido general), puesto que se exponen las dos ideas principales. La primera es que “todo” estado es malo para la clase obrera, puesto que implica opresión, encarcelamientos, injusticia…etc. La segunda idea es la expresada por Kropotkin, es decir, un estado que de por sí es malvado y anti-obrero no puede ser utilizado en “un papel contrario”.

Para los anarquistas, el estado es  la encarnación de la injusticia, de la opresión patronal, de la inmoralidad  y de la explotación. Rechazan todo lo que provenga de él, puesto que implicará malas noticias para los trabajadores. El estado está lleno de elementos contrarios a la libertad como son las cárceles, los ejércitos permanentes, las magistraturas, las policías…etc. Todo este cúmulo de males ha de ser combatido por las víctimas de esos males mismos, los obreros asalariados. ¿Qué han de hacer los obreros? Derribar ese monstruo que les oprime por orden de las clases privilegiadas, abolirlo cuanto antes y para siempre y substituirlo con asociaciones federadas y libres de cooperativas productoras y consumidoras, donde rija la libertad y la propiedad colectiva de los medios de producción. Para realizar esta tarea, la clase obrera no necesita utilizar la lucha  política como tal, solo necesita confianza en sus organizaciones libertarias y mutuas sindicales, con esto bastará para organizar la respuesta obrera y la revolución.

2- Los comunistas tenemos una postura frente al estado que puede parecer cercana a la de los anarquistas, pero no lo es, veamos por qué. El estado es para nosotros, los comunistas, una herramienta de opresión en manos de una clase, es decir, unas tenazas gigantescas que mantienen por la fuerza y por la propaganda el orden social existente. El estado no nace como de si de un hongo se tratara, aparece como consecuencia de determinadas circunstancias objetivas, y su desarrollo y mutación, va de la mano de este mismo cambio en las circunstancias que le han dado a luz. El estado aparece allá donde hay lucha de clases, donde existe antagonismo de clases, esto es de esta forma  precisamente porque el estado tiene el encargo de mediar en esta lucha de parte de la clase dominante (que es la que tiene el poder de este estado).

En todas las etapas históricas el carácter de clase del estado se ha revelado claramente desde el preciso momento en que los desheredados y esclavos se han intentado levantar de su letargo. ¿A que respondían sino las expediciones punitivas de revolucionarios en los estados europeos del siglo pasado? Cuando el estado reprime a los revolucionarios (no importa que se llamen Espartaco o Lenin) está realizando la tarea para la cual ha sido forjado. Los comunistas vemos al estado, entonces, como una institución fruto del desarrollo histórico y como una herramienta en manos de la clase dominante.

Los marxistas rechazamos el estado burgués (ojo a esta coletilla que acabo de poner y que resalto en negrita) como elemento represor que efectivamente es, pero este rechazo no nos impide verlo como una arma poderosa. De la misma forma que el fusil puede servir para mantener al esclavo en su puesto, puede servir, si el esclavo se apodera de él y lo transforma según sus intereses, en una herramienta de liberación. A nadie en su sano juicio se le ocurriría rechazar el arma del enemigo para utilizarla en su contra, por poco moral que esta arma sea. Algo así es lo que pretendemos los comunistas. Es decir, la clase obrera, hasta ahora oprimida por el poder del estado (ocupado por los capitalistas), debe romper el estado burgués, desorganizarlo y ocuparlo posteriormente con sus propias instituciones de estado, constituyéndose así en estado proletario (el estado proletario no es más que la clase obrera constituida como clase dominante). 

Este estado proletario, como todo estado, sirve para reprimir a la clase enemiga, solo que esta clase será ahora la burguesía, la república obrera deberá acabar con la resistencia de los capitalistas y confiscar todos sus medios de producción, poniéndolos al servicio del pueblo. Esta inmensa tarea, la destrucción del estado burgués y la constitución de uno proletario, deberá de realizarla un partido obrero de masas, bajo las banderas del internacionalismo.

El estado proletario parido de la revolución irá perdiendo funciones a medida que la resistencia de los capitalistas se evapore, y a medida que las tareas económicas esenciales sean realizadas (control obrero de la industria, creación de cooperativas de campesinos y propiedad pública de las tierras, confiscación de las riquezas y de los capitales, fusión de los bancos capitalistas en una banca pública popular al servicio completo de la economía productiva…etc.) El estado irá siendo innecesario e irá siendo substituido por las organizaciones económicas creadas por él mismo, que ya no serán un estado, pues no servirán para reprimir a ninguna clase social.

3- Está claro como la luz del día que los anarquistas y los comunistas diferimos bastante sobre la cuestión del estado, y durante largos años se han producido discusiones muy famosas de entre nuestros referentes. La más famosa fue sin duda la protagonizada por Marx y Engels con Bakunin, que acabó con la salida de los libertarios de la Internacional. Mirad lo que decía el líder del anarquismo:

[Dice Marx] en su célebre Manifiesto del partido comunista [...] " El proletariado debe concentrar todos los instrumentos de producción en manos del Estado, es decir, del proletariado elevado al rango de clase dominante." [...] Si el proletariado, se pregunta, se convierte en clase dominante, ¿sobre quién dominará? Quedará pues otro proletariado que será dominado a esa nueva dominación, a ese nuevo Estado.”

Evidentemente el señor Bakunin no entendió bien el fragmento del Manifiesto Comunista, pero como era una persona inteligente, se hizo la pregunta correcta; “¿Sobre quien dominará?”. Pues nosotros le contestaremos señor Bakunin, el proletariado dominará sobre los burgueses y los capitalistas, además de sus agentes a sueldo, no sobre otros proletarios, a menos que estos vayan contra la revolución que les ha liberado. Después de la revolución, la clase burguesa no se evapora, no desaparece, simplemente se retira a sus madrigueras a apretar los puños y los dientes, y a maquinar el restablecimiento de su dominación, mientras esta amenaza exista, el proletariado no puede renunciar a consolidar su victoria. El señor Bakunin nos alienta a la lucha, eso sí, nos dice que una vez ganemos, dejemos las armas del enemigo cargadas a sus pies. ¡Esto no puede ser! Además de esto, la postura anarquista carece de visión materialista, ya que mientras exista lucha de clases (y durante un tiempo después de la revolución existirá) el estado no puede dejar de existir, pues su labor es precisamente conciliar esta lucha (bajo el mando de la burguesía) o finiquitarla (bajo el mando de la clase obrera). 

A pesar de las numerosas diferencias y discusiones que hemos mantenido anarquistas y comunistas a lo largo de la historia, por ejemplo en el problema del estado, no hay que olvidar que ambos colectivos tenemos muchos muertos y mártires a nuestras espaldas, y muy a menudo (y de esto los españoles somos referentes) nuestros camaradas han caído juntos, defendiendo la misma causa. Compartimos el mismo enemigo.

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