“¿Quién es el
causante de la corrupción política? ¿Qué deberíamos hacer para evitar su
aparición?”
Estas preguntas están en boca de millones de obreros y de estudiantes que día a
día desayunan leyendo como sus “representantes”,
no solo sus patronos, les roban a manos llenas. Bárcenas es la gota que ha
colmado el vaso, tal vez por ser un caso de corrupción que implica al propio
presidente del gobierno, pero aún así hay un largo etcétera de casos
escandalosos en los últimos años (Palau, Pallerols, Pretoria, Gurtel, ERE’s,
Malaya, Noos…etc.). Ante esta vergüenza constante, ante este desfile de
gánsteres y de trileros que suelen coincidir en demasiadas ocasiones con
personas que aplican medidas anti-obreras, la clase trabajadora falla
continuamente en su diagnóstico. No se trata de considerar que los trabajadores
y trabajadoras sean imbéciles, la cuestión es que éstos no han visto otras vías
posibles de pensamiento, no han sido formados para desarrollar una crítica real
y de clase a sus problemas en la vida cotidiana. Más de treinta años de farsa
democrática, precedidos de más de cuarenta años de dictadura, han borrado todo
rastro de conciencia de clase en los pueblos del estado español. ¿Qué debemos hacer los comunistas? Pues como
diría Lenin, “explicar pacientemente”.
Tengo
la percepción de que los trabajadores y estudiantes creen que la corrupción es
causa de “malas personas”, de la
existencia de “demasiados chorizos”.
Este diagnóstico es falso o incompleto ya que olvida dos cosas: la primera es
que existen determinadas condiciones que promueven que surjan chorizos, la
segunda es que existen modelos político-económicos que permiten y promueven que
ésos mismos chorizos lleguen a puestos altos de la administración. El currante piensa que si de alguna forma se
pudiera echar a todos los políticos actuales y substituirlos por personas
intachables las cosas mejorarían. Esta idea es repetida por algunos movimientos
políticos de extrema derecha y por algunos sectores de la burguesía mediática.
Volvemos a los buenos y los malos.
La
corrupción no es un tema español ni pertenece únicamente a estos tiempos,
siempre que ha existido un modelo político-económico con diferenciación de
clases o con burocratismo interno ha habido casos de corrupción. En otras
palabras, la corrupción no ha “secuestrado
la democracia”, sino que la democracia burguesa no puede funcionar sin
corrupción ni corruptelas. ¿Alguien cree realmente que los señores gobernantes
de una república burguesa van a gobernar contra las oligarquías que controlan esa República? ¿Alguien piensa que las privatizaciones, las
reformas laborales, las mordazas y la persecución política no han sido pagadas?
¿Qué hace que Elena Salgado, Aznar, Acebes, Solbes, Felipe González y una larga
lista de nombres importantes estén a sueldo de los monopolios? ¿Es que a caso
la propia acción política diaria de los gobiernos burgueses no es en sí misma
una corrupción? Pongo un párrafo de la obra de Lenin, “El
Estado y la Revolución”, donde se trata venenosamente este asunto:
“La omnipotencia de la "riqueza" es más segura en
las repúblicas democráticas, porque no depende de la mala envoltura política del
capitalismo. La república democrática es la mejor envoltura política de que
puede revestirse el capitalismo, y por lo tanto el capital, al dominar (a
través de los Pakhinski, los Chernov, los Tsereteli y Cía.) esta envoltura, que
es la mejor de todas, cimenta su Poder de un modo tan seguro, tan firme, que ningún cambio de personas, ni de
instituciones, ni de partidos, dentro de la república democrática burguesa,
hace vacilar este poder. Hay que advertir, además, que Engels, con la mayor
precisión, llama al sufragio universal arma de dominación de la burguesía. El
sufragio universal, dice Engels, sacando evidentemente las enseñanzas de la
larga experiencia de la socialdemocracia alemana, es "el índice que sirve
para medir la madurez de la clase obrera. No puede ser más ni será nunca más,
en el Estado actual".”
Fijaros en la frase resaltada en negrita por mí.
Esa frase va directa a las mentes de los obreros y campesinos rusos de la
época, pero también sirve para los obreros de hoy. ¡Ningún cambio de personas,
ni de instituciones en el marco de la república capitalista cambiará la
situación! Lenin entendía que la burguesía, para dominar políticamente, tiene
que mantener una casta de altos funcionarios parásitos que le faciliten las
cuestiones, es decir, tienen que poseer el Estado en sí, y esto solo se
consigue corrompiendo. Por esto decimos que el capitalismo va íntimamente
ligado a la corrupción, porque no puede vivir sin ella. Todas las medidas
anti-obreras, desde recalificar un terreno en un Ayuntamiento hasta hacer una
reforma de las pensiones, pasan por el despacho del burgués antes que por el
parlamento.
Alguno puede pensar entonces de la siguiente
forma: “Está bien, puede que el
capitalismo vaya unido a la corrupción, pero entonces la solución debería de ir
por reformar el capitalismo”. Esta cuestión también es largamente
planteada, sobretodo por personas que no han leído a Lenin o que no creen sus
palabras, pero argumentemos con ideas y no con frases concretas. A personas que
opinan de esta forma habría que decirles lo siguiente. ¿Quién va a reformular
el capitalismo? Las instituciones tradicionales y los partidos de la burguesía
no pueden ponerse coto a sí mismos, esto está claro para cualquiera. A esta
cuestión nos pueden responder con el hecho de que se puede “forzar” a que se
tomen medidas. Es cierto, la clase trabajadora no ha hecho otra cosa en 200
años de movimiento obrero y aún estamos atados de pies y manos y con la mordaza
en la boca. Se puede paliar una situación concreta mediante la presión popular,
pero jamás acabar de raíz con el problema, puesto que las cosas que tendrían
que hacerse para que así fuera implicarían la aniquilación de los antagonismos
de clase (por ahí no pasa la burguesía ni las instituciones tradicionales del
parlamentarismo burgués).
¿Qué tenemos que hacer para acabar con la
corrupción, tanto directa como indirecta? Acabar con el sistema que la promueve
y da cobijo a sus portadores. Alguno podría pensar. ¿Es que en el socialismo no
existirá la corrupción? Ninguna obra humana estará, en mi opinión, libre de
algún que otro delincuente y aprovechado, la cuestión reside en si este
delincuente tendrá capacidad para ejercer, y sobretodo, si saldrá impune de
ello. En la sociedad socialista desaparecen los trust, los monopolios, los
lobbies empresariales (que bajo el sistema capitalista juegan el papel de
“corruptores”) y se acaban para siempre los privilegios de los altos
funcionarios. Estos simples hechos reducen las posibilidades de corrupción en
un gran porcentaje. Pero además de eliminar a los corruptores tradicionales,
hay que evitar que surjan nuevos corruptores disfrazadas de burócratas y
miembros del partido revolucionario (cuestión imprescindible para evitar la
vuelta al capitalismo).
¿Cómo evitar que en la futura nueva sociedad
socialista aparezcan nuevos corruptores y desviacionistas parapetados en los
comités centrales? Con cuatro simples cuestiones planteadas por el leninismo en
su obra sobre el estado, son las siguientes:
-
Elegibilidad de todos los cargos públicos en todo momento.
- Responsables en todo momento ante sus
electores, posibilidad de ser sancionados por los electores y revocados en
cualquier momento.
- Retribución igual a la media del salario de un
obrero calificado. Supresión de todos los privilegios y pensiones vitalicias.
Si son representantes obreros tienen que vivir como obreros.
- En la medida de lo posible renovación de todos
los cargos burocráticos cada poco tiempo, siguiendo la premisa de “cuando todos somos burócratas, nadie es burócrata”.
Estas medidas fueron aplicadas durante la
experiencia de los federados en París y durante los inicios de la revolución
rusa, además de en millones de experiencias del proletariado en todo el mundo.
Son medidas que deben de ser ampliamente complementadas y actualizadas, pero la
esencia debe de mantenerse intacta. Solo destruyendo el estado burgués y
creando un estado proletario nuevo, forjado en la disciplina revolucionaria y
en las medidas que hemos descrito, se conseguirá la extinción de la corrupción.
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