El pasado 3 de enero de 2013, los
estudiantes de la UJCE en Aragón llevamos a cabo una jornada de formación.
La primera charla trató sobre el
borrador de la
nueva Ley Educativa, que si bien aun no se ha comenzado a
tramitar, ya deja ver grandes retrocesos para la Educación Pública.
La LOMCE (Ley Orgánica de Mejora
de la Calidad
Educativa), es una ley surgida de una enorme falta de consenso dentro de la
comunidad educativa: no se ha consultado ni con docentes, ni AMPAS, ni
estudiantes. Supone, algo que bien conocemos los universitarios, la entrada de
la financiación privada en la Escuela Pública,
empezando a imponer sus criterios en la Educación de todos y todas.
Se trata de una ley segregadora en muchos aspectos. Desde Primaria
se pretende orientar a los niños y niñas hacia unas vías educativas u otras. Al
final de la Primaria se califica al alumno en nivel bajo, medio o alto. En
función de esas calificaciones se harán también rankings de colegios, creando
centros de primera y segunda categoría, forzando la competitividad entre ellos
por unos recursos de la administración que debieran facilitarse a todos los
centros educativos por igual. Además, la LOMCE vuelve a permitir la existencia
de centros que segreguen por sexos, dando clase o solo a chicos o solo a
chicas.
Otro aspecto importante que
introduce esta ley es la reaparición de la reválida,
tanto al finalizar la ESO, como al finalizar el Bachiller.
Por otro lado, el borrador de la
ley contiene elementos con marcado sesgo
ideológico, como la presencia de la asignatura de Religión, o también llama
la atención en la programación de asignaturas, ya en 1º de ESO, una asignatura
con el significativo nombre de “Iniciación a la actividad emprendedora y
empresarial”.
Bajo la LOMCE asistimos a una nula democracia en los centros
educativos. La intervención de los Consejos Escolares en los centros pasa a ser
testimonial, teniendo el director un poder prácticamente absoluto en el centro,
pero siempre bajo control del Consejero de turno: se rompe la autonomía en el centro.
Así mismo, se recoge la posibilidad del director para elegir de entre la lista
de interinos para cubrir una plaza vacante, saltando todo orden, y no solo eso,
sino que se puede rechazar al que le toca entrar a trabajar a un centro. Se
elimina de un plumazo el principio de igualdad y capacidad que debería regir
todo sistema de acceso a un puesto de trabajo por oposición pública.
Por último, respecto a algunos
temas que ahora son más mediáticos, como el de las lenguas cooficiales, apenas
cambia la regulación.
Pretenderán confundirnos a los estudiantes y trabajadores
concienciados con cortinas de humo, sin entrar en los verdaderos ataques a una
Educación Pública, Laica, y de Calidad. Ante ello, los y las estudiantes vamos a estar a pie de
aula y a pie de calle para dar la lucha.
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