"En Londres se ha clausurado recientemente el "Quinto Congreso Internacional de lucha contra la trata de blancas". ¡Se han despachado a su gusto duquesas, condesas, obispos, pastores, rabinos, funcionarios de la policía y toda clase de filántropos burgueses! ¡Cuántos banquetes solemnes y pomposas recepciones oficiales! ¡Cuántos discursos grandilocuentes sobre los estragos y las ignominias de la prostitución! ¿Qué medios de lucha han preconizado los distinguidos delegados burgueses del congreso? Principalmente dos: la religión y la policía. Según ellos, esto es lo más seguro y eficaz contra la prostitución... Una dama del Canadá expresó su admiración por la policía y por la vigilancia policíaca femenina contra las "mujeres que han caído"; pero en lo que se refiere al aumento de salarios, señaló que las obreras no merecían una mejor remuneración... Esto permite juzgar acerca de la repulsiva hipocresía que impera en estos congresos aristocráticos-burgueses. Los acróbatas de la beneficiencia y los defensores policíacos de las burlas que se hacen de las necesidades y la miseria se reúnen para "luchar contra la prostitución" que es mantenida precisamente por la aristocracia y la burguesía". (Lenin. Publicado en 1913).
Policía
y religión. He aquí las soluciones que el capitalismo propone. Esto está
escrito en 1913, antes de la primera guerra imperialista, pero es completamente
válido para la actualidad. Las prostitutas modernas han de lidiar, aparte de
con sus lamentables condiciones de vida, con las multas de la policía, la
violencia machista y clasista, el oprobio social…etc. ¡Qué gran avance para la
mujer ha supuesto el desarrollo burgués! Las mujeres de Europa del este saben
bien de lo que estoy hablando. En España, nido de curas pederastas y católicos
de burdel los domingos, se repiten constantemente discursos sobre la “educación
en valores” para acabar con esta “lacra social”. ¡Con discursos y panfletos
pretenden acabar con la explotación sexual y la prostitución forzosa! Así obra
siempre la moral burguesa, atacar las consecuencias y no las causas (porque las
causas de los problemas van íntimamente relacionadas con su modo de
producción). En nuestro país hay cientos de miles de prostitutas, de ellas, un
gran porcentaje son mujeres inmigrantes (casualmente los colectivos más
castigados por el desempleo y por la explotación laboral). ¿No tendrá algo que
ver una cosa con la otra? ¿No será proporcional el número de mujeres que tienen
que recurrir a vender sus cuerpos con el número de explotadas y paradas
migrantes y no migrantes a las que no se les permite trabajar?
Los
marxistas estamos con las trabajadoras del sexo, estamos por la mejora de sus
condiciones de trabajo y por la defensa de sus derechos. Pero esto no significa
que no aspiremos a destruir las causas que empujan a las mujeres a dedicarse a
la prostitución; el paro forzoso, los salarios de hambre, la discriminación
racial en el trabajo…etc. ¿Alguien duda que acabando con estas cuestiones acabaríamos
por dar un golpe terrible a la prostitución? Por tanto, la lucha contra la prostitución
forzada ha de ir ligada necesariamente con las luchas populares y de clase,
pues solo con estas luchas alcanzaremos resolver esta cuestión.
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