sábado, 26 de enero de 2013

Odio el mar (José Martí)





Seguimos con nuestra pequeña sección de poesia comprometida. En esta ocasión traemos con nosotros a un coloso de la historia de Cuba, a José Martí. Este hombre, formidable revolucionario e inspirador de la lucha del movimiento 26 de Julio, nació en la Habana en 1853 en el seno de una familia española y consagró su vida al estudio, a la poesia y a la lucha por la independencia de su patria. 

Su pensamiento estaba impregnado de ética liberal mezclada con el humanismo del que ha visto las calamidades de un pueblo sometido al dominio de una potencia imperialista. A pesar de que grandes comunistas cubanos como Fidel Castro han confesado que sus primeros pensamientos políticos vinieron de Martí, éste, no era marxista en ningún caso, aunque se le conocen algunas referencias positivas a Marx, siendo la mas famosa la siguiente (que resume toda su postura sobre el padre del socialismo científico).

“Como se puso del lado de los débiles, merece honor.”

La muerte de Martí se produjo siendo el aún joven, en una carga contra la caballería española, en 1895. Os dejamos con su poema "Odio el Mar".

Odio el mar, sólo hermoso cuando gime
Del barco domador bajo la hendente
Quilla, y como fantástico demonio,
De un manto negro colosal tapado,
Encórvase a los vientos de la noche
Ante el sublime vencedor que pasa:?
Y a la luz de los astros, encerrada
En globos de cristales, sobre el puente
Vuelve un hombre impasible la hoja a un libro.?

Odio el mar: vasto y llano, igual y frío
No cual la selva hojosa echa sus ramas
Como sus brazos, a apretar al triste
Que herido viene de los hombres duros
Y del bien de la vida desconfía;
No cual honrado luchador, en suelo
Firme y pecho seguro, al hombre aguarda
Sino en traidora arena y movediza,
Cual serpiente letal. ?También los mares,
El sol también, también Naturaleza
Para mover al hombre a las virtudes,
Franca ha de ser, y ha de vivir honrada.
Sin palmeras, sin flores, me parece
Siempre una tenebrosa alma desierta.

Que yo voy muerto, es claro: a nadie importa
Y ni siquiera a mí: pero por bella,
Ígnea, varia, inmortal, amo la vida.

Lo que me duele no es vivir: me duele
Vivir sin hacer bien. Mis penas amo,
Mis penas, mis escudos de nobleza.
No a la próvida vida haré culpable
De mi propio infortunio, ni el ajeno
Goce envenenaré con mis dolores.
Buena es la tierra, la existencia es santa.
Y en el mismo dolor, razones nuevas
Se hallan para vivir, y goce sumo,
Claro como una aurora y penetrante.
Mueran de un tiempo y de una vez los necios
Que porque el llanto de sus ojos surge
Más grande y más hermoso que los mares.

Odio el mar, muerto enorme, triste muerto
De torpes y glotonas criaturas
Odiosas habitado: se parecen
A los ojos del pez que de harto expira
Los del gañán de amor que en brazos tiembla
De la horrible mujer libidinosa:?
Vilo, y lo dije: ?algunos son cobardes,
Y lo que ven y lo que sienten callan:
Yo no: si hallo un infame al paso mío,
Dígole en lengua clara: ahí va un infame,
Y no, como hace el mar, escondo el pecho.
Ni mi sagrado verso nimio guardo
Para tejer rosarios a las damas
Y máscaras de honor a los ladrones:
Odio el mar, que sin cólera soporta
Sobre su lomo complaciente, el buque
Que entre música y flor trae a un tirano.




lunes, 21 de enero de 2013

SECCIÓN DE POESÍA COMPROMETIDA


Tras que otro redactor de este blog decidiese subir una entrada con un poema de Miguel Hernández, genial poeta comunista y uno de los grandes autores de este país, decidimos crear una sección dedicada a dar voz a poetas comprometidos, desde Neruda a Bertolt Brecht, y formaros también desde otro punto de vista.

Así el primer autor del que vamos a subir un post (sin contar con el anterior de Miguel Hernández) es Roque Dalton. Roque Dalton, considerado una de las voces más influyentes de la denominada "Generación Comprometida" de El Salvador fue un poeta y periodista, además de ensayista, narrador, dramaturgo. En 1956 fundó el "Círculo Literario Universitario" junto con otro poeta, Otto René Castillo, exiliado de Guatemala. participó en el VI Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, en el cual pudo conocer a otros grandes revolucionarios como Carlos Fonseca, fundador del Frente Sandinista. Otto René Castillo

Miembro del ERP, el Ejército Revolucionario del Pueblo (una de las guerrillas que conformaron tiempo después el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional(FMLN), militó en éste hasta su muerte, asesinado al ser acusado de ser un infiltrado de la CIA por izquierdistas. Esta acusación, seguramente motivada por su ascendencia estadounidense, se demostró falsa tiempo después. 

Aquí su poema titulado "Oh Ligarquía"


OH LIGARQUÍA

Oh
ligarquía
ma
drasta
con marido asesino
vestida de piqué
como una buitra
acechaste en las ramas
del enredo de la Historia
ridícula como todo lo malo
hay que acabar contigo gorda
asna con garras
tigra de palo
cruel y más cruel y todavía odiando
te hacés cargo de la delicia del pollo
no de la horrible
retorcida de buche del traspatio
cenás con el abogado
pero solo dormís tranquila por el pobre cuilio
maje
chucha insepulta y emperifollada
Gran Arquitecta de las cárceles
y de la mayoría de enfermos que se quedan afuera del
Hospital
vieja matona de alma intestinal
una tacita de oro y de café y una pistola
un crucifijo de conchanácar y un garrote
oligarquía
bacinilla de plata del obispo y jefa del obispo
puñal de oro y veneno del Presidente
y mantenedora del Presidente
caja de gastos chichos de Mister Rockefeller
coyota del señor Embajador
rufiana de la patria
oligarquía hoy más que todo
náufraga que quiere hundir al barco
depósito recargado de mierda del avión
imperial
y amenaza tormenta.

lunes, 14 de enero de 2013

Después del amor



No pudimos ser. La tierra
no pudo tanto. No somos
cuanto se propuso el sol
en un anhelo remoto.
Un pie se acerca a lo claro.
En lo oscuro insiste el otro.
Porque el amor no es perpetuo
en nadie, ni en mí tampoco.
El odio aguarda su instante
dentro del carbón más hondo.
Rojo es el odio y nutrido.
El amor, pálido y solo.
Cansado de odiar, te amo.
Cansado de amar, te odio.

Llueve tiempo, llueve tiempo.
Y un día triste entre todos,
triste por toda la tierra,
triste desde mí hasta el lobo,
dormimos y despertamos
con un tigre entre los ojos.

Piedras, hombres como piedras,
duros y plenos de encono,
chocan en el aire, donde
chocan las piedras de pronto.

Soledades que hoy rechazan
y ayer juntaban sus rostros.
Soledades que en el beso
guardan el rugido sordo.
Soledades para siempre.
Soledades sin apoyo.

Cuerpos como un mar voraz,
entrechocado, furioso.
Solitariamente atados
por el amor, por el odio,
por las venas surgen hombres,
cruzan las ciudades, torvos.

En el corazón arraiga
solitariamente todo.
Huellas sin compaña quedan
como en el agua, en el fondo.

Sólo una voz, a lo lejos,
siempre a lo lejos la oigo,
acompaña y hace ir
igual que el cuello a los hombros.

Sólo una voz me arrebata
este armazón espinoso
de vello retrocedido
y erizado que me pongo.

Los secos vientos no pueden
secar los mares jugosos.
Y el corazón permanece
fresco en su cárcel de agosto
porque esa voz es el arma
más tierna de los arroyos:

"Miguel: me acuerdo de ti
después del sol y del polvo,
antes de la misma luna,
tumba de un sueño amoroso."

Amor: aleja mi ser
de sus primeros escombros,
y edificándome, dicta
una verdad como un soplo.
Después del amor, la tierra.
Después de la tierra, todo.


Miguel Hernández (poeta y comunista)

martes, 1 de enero de 2013

¿De donde sale la Revolución Cubana?



"Argumentos tenemos millones para defendernos; el capitalismo es indefendible, el imperialismo es indefendible; el socialismo, cualesquiera que sean los errores que puedan cometer los hombres —y no habrá ninguna obra humana en que los hombres no cometan errores—, es lo más noble, lo más justo y lo más digno que se pueda llevar a cabo."
(Fidel Castro)

Cuando un español de bien escribe sobre un país de América Latina, no importa que sea un literato o un humilde estudiante, siente un cariño especial hacia ese continente bravo que ha demostrado tanto al mundo. En la actualidad, la América de Bolívar, de Fidel, del EZLN sigue ahí, mas escondida o menos, pero sigue ahí. Los españoles, almenos los españoles que no deseemos caer en el europeísmo miope, hemos de girar nuestras cabezas a ese coloso que habla nuestra lengua y comparte parte de nuestra cultura. Se hace necesario, por lo tanto, hablar una vez más sobre Latinoamérica. Como comunistas que somos en este blog, y aprovechando que hoy se cumplen 54 años de la Revolución, nos centraremos en Cuba. Algunos pensarán. “¿Vuestro modelo es Cuba? ¿Por qué no Brasil o Argentina, países que crecen de forma meteórica?” Es cierto que Brasil o Argentina crecen, pero sus modelos de crecimiento no son sostenibles ni justos, solo sacan a gentes de la pobreza en tanto que enriquecen y concentran los capitales en manos de unos pocos. Generalmente, el continente es muy pobre, a pesar de las incontables riquezas que posee. Los siglos de dominio colonial han socavado y retrasado las posibilidades de América del Sur y Centroamérica, pero la situación es más que reversible, como se demuestra en la actualidad. Para el español promedio, Cuba es una dictadura diabólica que mantiene a millones de personas en las más paupérrimas condiciones de vida. Ninguno de estos españoles promedio han ido nunca más allá de lo que se les dice, jamás han leído lo que yo llamo "las razones de Cuba". Siento si la lectura se hace un poco pesada, pero es imposible hablar de todo lo que queremos hablar sintetizándolo más. Espero que consigamos el objetivo de este artículo, entender de donde proviene la Revolución Cubana.

Antecedentes históricos:

Así como en España, durante la Guerra Civil, teníamos los polos revolucionarios en Cataluña y las otras regiones industriales principales, en Cuba, la región de Oriente era la más insurgente y revolucionaria. En la época del dominio colonial, la provincia de Oriente, que estaba aislada por algunas cordilleras montañosas, suponía un pulso para el ya carcomido “imperio” español. No en vano, Cuba fue, podríamos decir, nuestra última colonia junto con Filipinas, por tanto, tuvieron que dar una batalla más dura que las otras (que se liberaron en épocas en las que España luchaba contra la amenaza francesa). La región de Oriente vio nacer las primeras revueltas contra los españoles, que culminaron con la Guerra de 1868-1876, sangrienta como pocas, y que tuvo como grandes inspiradores a pequeños propietarios de plantaciones de café o de azúcar, que se valieron del pueblo para la lucha por sus intereses. Esta contienda acabó con la derrota del pueblo cubano, y su represión por parte de los ejércitos españoles (paz de Zanjón).

La derrota a manos de España y la brutalidad de las tropas imperialistas enseñaron al pueblo cubano a odiar el dominio español con mayor fuerza todavía. Poco tiempo después, y mediando la llamada Guerra Chiquita, en 1895 empieza una nueva contienda entre Cuba y España. En esta guerra, que culminaría con la intervención de los EEUU, España es derrotada, y pierde el papel de metrópoli en Cuba. La Guerra de Independencia Cubana, ya con líderes como Martí a la cabeza, supuso un reto mucho más vivo para el ejército español que tenía gran dificultad para manejar la situación. La lucha contra los nacionalistas cubanos, inspirados por Martí pero también por otros combatientes como el “mulato” Maceo o Máximo Gómez, suponía para España un terrible coste en oro y vidas. Cuando la situación era más desfavorable para España, en 1898, los EEUU se decidieron a intervenir y dirigir la previsible victoria de los nacionalistas cubanos hacia sus intereses económicos. En la guerra de los 10 años (1868-1976) España tuvo el apoyo más o menos expreso de los EEUU, pero las continuas guerras y revueltas, es decir, el poco control y “orden” que España mantenía sobre Cuba (y por tanto, sobre las inversiones norteamericanas) hicieron a los yankees decidirse a tomar las riendas de la situación. La excusa para entrar en guerra contra España fue el supuesto hundimiento del Maine, cosa que aún no ha sido aclarada del todo, y que tiene toda la pinta de ser un incidente provocado por los propios EEUU para poder entrar en la guerra.

Una vez expulsada España de Cuba, muerto Martí y Maceo, los EEUU pudieron dirigir la política cubana mediante la llamada Enmienda Platt, que les permitía intervenir en Cuba con el fin de conservar la independencia cubana y el mantenimiento de un gobierno adecuado a la protección de la vida humana, de la propiedad y las libertades individuales”. Para su dominio se sirvieron de los mas serviles capataces y traidores, la burguesía de la parte occidental de la isla, muy acostumbrada a ser servil con los españoles y que ahora gozaba de nuevo amo y señor. La nueva situación en la isla, es decir, el que se cambiara de dueño, no mejoró las condiciones de opresión o de miseria de los cubanos que habían luchado contra España. Los gobiernos títeres de la época sirvieron el país en bandeja a los monopolios americanos, que multiplicaron sus inversiones y sus saqueos adquiriendo las mejores tierras a precios insultantes para cualquiera. Las empresas de los EEUU controlaban en 1923 el 70% de la producción de azúcar (principal industria del país). Pero no hace falta ir a 1923, en 1896 las inversiones norteamericanas eran de 50 millones de dólares (bajo dominio español), en 1906 (ni 10 años después de que EEUU tomara el control) estas inversiones eran de 160 millones. Los ferrocarriles, banca, comercio, las minas…etc. La práctica totalidad del país estaba en manos extranjeras, mejor dicho, en manos de los EEUU. 

Del dominio “gringo” al golpe de Batista

Los años que van desde el nacimiento de la República de Cuba hasta la década de los años veinte son de crecimiento económico relativo y acelerado a la vez. La Habana se convierte en una ciudad cada vez mas importante, con mucha presencia de buscavidas y aventureros de todas partes del mundo, el juego y las cartas corren por doquier y hay una gran consolidación del papel azucarero de Cuba. Después de unos inicios de los años 20 muy convulsos, donde la situación estuvo al punto de ebullición, el general Machado sustituyó en 1925 al presidente Alfredo Zayas. Machado, sanguinario terrorista y demagogo profesional, cayó en 1933 debido a la revolución que llevaron a cabo los estudiantes (algunos de ellos ya afiliados al Partido Comunista fundado por Mella en 1925, mismo año de la subida de Machado). La revolución de 1933, que derribó a Machado, lo hizo a pesar del papel del PCC, que actuó de forma quizá demasiado prudente, temeroso de una intervención de los EEUU. Una vez Machado fue derribado, se colocó a Grau como jefe del gobierno.

En 1940 se redacta la constitución más “democrática” que había tenido Cuba, con amnistía de presos incluida y que legaliza los partidos de la oposición. Los gobiernos sucesivos a esta constitución fueron gansteriles y corruptos a elevadas cotas, como iba siendo normal en Cuba, pero se beneficiaron de coyunturas más o menos favorables. Aún así se producían asesinatos de opositores políticos y censuras extremas, así como se toleraba la mas horrenda degradación de la vida del país (corrupción, droga, prostitución, juego…etc.) Algunos miembros del Partido de Grau (el Partido Autentico o los “Auténticos”) se escinden y fundan el Partido Ortodoxo (partido a cuya ala izquierdista pertenecía un joven estudiante llamado Fidel Castro Ruz), que de la mano del carismático Eddy Chibás, gana amplios apoyos populares. Las elecciones iban a dar a los ortodoxos la mayoría, pero la situación fue truncada por un golpe militar de Fulgencio Batista, viejo sargento de la revolución de 1933 y conocido por el pueblo cubano. En 1952 Batista trunca las aspiraciones de los ortodoxos e instaura un directorio militar reaccionario. Las primeras medidas de Batista como dictador fueron la supresión de la autonomía universitaria y la derogación de los derechos fundamentales (huelga, reunión, expresión…etc.). Esta jugada propia de un terrorista, debió enfurecer a la militancia del partido ortodoxo, que preveía su llegada al poder. Recordemos que entre los militantes de los ortodoxos se encontraba Fidel Castro, que había pasado sus años de juventud como líder estudiantil en la facultad de derecho de la Universidad de la Habana.

La dictadura de Batista

La dictadura batistiana se convirtió en una pesadilla para los cubanos, derogó la constitución de 1940, que para su época y para el contexto en el que Cuba se venía desenvolviendo era bastante progresiva, detuvo y torturó a sindicalistas y revolucionarios de distinta ideología y suprimió los derechos más fundamentales. En lo económico, su abnegación y entreguismo a los EEUU (país que apoyó su llegada al poder) era muy marcado, siguió el llamado Plan Truslow, que había sido elaborado por elites bancarias norteamericanas y que consistía en:

“una serie de recomendaciones llamadas a sanear la economía cubana [...] se ponía el acento sobre la necesidad de promover la iniciativa privada y aumentar las inversiones norteamericanas en la industria. En realidad, como una de las principales medidas en la superación de la crisis crónica de la economía cubana proponía un cambio en la legislación laboral que permitía el despido libre de los obreros y la reducción de los salarios.”

Estas medidas que cualquier burguesía del mundo (no importa de qué época hablemos) firmaría, no se hubieran podido aplicar bajo una democracia burguesa en toda su virulencia, no en las condiciones de rebelión que existían en Cuba. Se hizo necesario, para su aplicación, de un golpe de estado militar, el de Batista, que fue el verdadero impulsor de estas medidas. Los gobiernos democrático burgueses (como el de Socarrás o el de Grau) hubieran tenido miedo de aplicar estas cuestiones y saqueos, a pesar de sus robos y latrocinios diarios, pero Batista no tenía este problema pues actuaba con violencia y fuego de por medio. Aquí tenemos pues la esencia de la dictadura de Batista, los intereses de la burguesía cubana, lacaya de los EEUU y de los propios intereses norteamericanos. El modelo de Batista se aplicaría durante todo el siglo XX en América Latina, con golpes de estado y financiación de guerrillas contrarrevolucionarias contra los gobiernos que se torcieran del camino marcado por el vecino del norte. Supongo que no hará falta hablar de Panamá, o de Torrijos, o de Guatemala y Arbenz, o de Pinochet, todos sabemos de qué estamos hablando.

Los partidos políticos del antiguo sistema parlamentario burgués; el Partido Autentico (PRC) de Grau y el Partido Ortodoxo (del ya difunto Chibás, que se suicidó antes del golpe de Batista) reaccionaron de distinta forma a la dictadura militar. Los auténticos se amoldaron con comodidad a la situación, almenos su cúpula dirigente, con Grau a la cabeza, mientras que los ortodoxos se escindieron en los colaboradores del régimen y los abstencionistas e insurreccionales. El PCC fue perseguido duramente e ilegalizado justo después del golpe.

Situación de la clase obrera y del campesinado

De forma paralela a la represión política y sindical, a las torturas y a la corrupción, la vida del obrero y del campesino cubano de la época de Batista era miserable. Podríamos decir que las condiciones objetivas para una revolución social existían en Cuba desde muchos años atrás, pero la desunión y la deslegitimación del movimiento político tradicional daba al traste con el factor subjetivo. Había cierta creencia en que los cubanos no podrían gobernarse a sí mismos, pues llevaban en la sangre la lacra de la corrupción, aquel desprestigio de la actividad política por el propio pueblo se entornó hacia el llamado “choteo cubano”. Evidentemente, esto era falso, no hace falta ni explicarlo, los cubanos, al igual que todos los pueblos del mundo son perfectamente capaces de gobernarse a sí mismos, no hay una especie de “gen cubano de la corrupción”, de la misma forma que no hay un “gen andaluz de la pereza”. Aún así, estas creencias instaladas en parte del pueblo eran muy favorables para los imperialistas y sus lacayos, que justificaban su presencia y dominio bajo esas místicas supersticiones.

La clase obrera cubana era numerosa, numerosa para un país como Cuba, que vivía del azúcar y del café. Las condiciones de trabajo eran extremadamente duras y las revueltas y reuniones de obreros, así como sus organizaciones más combativas, habían sido prohibidas. Las huelgas se prohibieron bajo la dictadura de Batista, lo cual no impidió a algunos cubanos realizarlas, como fue el caso de la huelga de 1955, en plena dictadura. Los campesinos vivían en el constante analfabetismo, incultura, mendicidad, explotación, miseria y abuso. La vivienda era una verdadera lacra en Cuba, apenas había agua corriente en el campo y solo el 1% de las casas del medio rural tenía baño (con los problemas que eso genera). En 1953, el 33% de la población cubana vivía en chozas hechas de guano, de palma y de madera, estos datos alcanzaban a más del 60% de los habitantes del campo. Evidentemente, los campesinos no eran dueños de las tierras en que trabajaban por sueldos de hambre, las plantaciones de caña (recordemos, principal industria del país) eran propiedad en un 70% de 22 terratenientes. El problema de la tierra y de su propiedad dejaba a un tercio de la fuerza de trabajo cubana en paro casi perpetuo. El 2% de propietarios de ganado controlaba el 42% de cabezas de res.  La alimentación era muy insuficiente y deficitaria, sobretodo sufrida por los niños (cuya tasa de mortalidad estaba por las nubes), solo un 11% de los campesinos consumía leche, 4% carne, 2% huevos y 1% pescado. Esta situación, combinada con la falta de atención médica (menos del 10% de los campesinos la recibían) y el aislamiento de las zonas rurales producía estragos entre los cubanos.

Es decir, tenemos miseria, analfabetismo, torturas, corrupción y una clase obrera muy furiosa y adiestrada en las luchas del pasado. Toda la presión de la olla estaba a punto de hacer saltar la tapa por los aires.

El Moncada

La ineptitud de los partidos políticos tradicionales, cuando no su integración en el régimen, como algunos miembros de los Auténticos o de los ortodoxos, hizo popular la idea de la insurrección y de la lucha armada. Esta idea no fue originaria de Fidel Castro, otros estudiantes como él, miembros del MNR ya trazaron planes de insurrección, que debieron de abandonar por irrealizables o por ser descubiertos o detenidos. El joven Castro, que en el año del Moncada contaba con 26 años, estaba muy impaciente por llevar a cabo una acción armada contra la dictadura. Tanto era así que se planteo el asalto de dos cuarteles del ejército con la esperanza de confiscar las armas y entregarlas al pueblo para que se iniciara la lucha. Si el asalto no funcionaba se retirarían con las armas que pudieran haber conseguido a la sierra para establecer la lucha irregular. El plan no pudo salir peor, aunque Fidel Castro ha repetido muchas veces que si se diera otra vez la ocasión volvería a actuar de igual forma esencialmente.

El asalto a los cuarteles de Moncada y de Bayamo, donde participó su hermano Raúl, se llevó a cabo con apenas un centenar de hombres (muchos de ellos obreros y desempleados humildes). El resultado inmediato de la operación fue el brutal asesinato y tortura de más de 50 de los hombres de Castro. Abel Santamaría, uno de los principales líderes del asalto, fue capturado en un hospital y torturado horriblemente para que confesara el nombre de los líderes del movimiento (se negó a ello). Su hermana Haydeé recibió el ojo de Abel de parte de los militares. En resumidas cuentas, de 111 hombres que tomaron parte, murieron 69 (8 en combate y 61 torturados y ejecutados). Los hombres que huyeron fueron esencialmente capturados en los días siguientes, entre ellos Fidel, que se salvó gracias a un teniente mulato que le reconoció y le protegió llevándolo a la prisión de la ciudad y no al cuartel, donde con toda probabilidad habría sido asesinado.

Los juicios que se sucedieron contra Castro y los otros prisioneros del Moncada fueron una verdadera lucha política, fue en ese oscuro cuarto donde Castro, ante los inquisidores de Batista, pronunció el programa del Moncada (Movimiento 26 de Julio) y su famosa declaración final:

“En cuanto a mí, sé que la historia será dura como no lo ha sido nunca para nadie, preñada de amenazas, de ruin y cobarde ensañamiento, pero no la temo, como no temo la furia del tirano miserable qué arrancó la vida de setenta hermanos míos. Condenadme, no importa, la historia me absolverá”

El episodio del Moncada condenó a Castro a 15 años (de los que cumplió 22 meses) pero también supuso darle a conocer entre el pueblo cubano, que tuvo gran simpatía por aquel bravo abogado que desafiaba a la tiranía de Batista. Las prácticas terroristas del ejército enfurecieron al pueblo y abonaron el camino para qué parte de este apoyará definitivamente la lucha armada. Fidel Castro salió de prisión en la amnistía declarada en el 1955, forzado el régimen a declararla por la presión popular y por la necesidad de legitimar su dictadura. Respecto a las torturas infligidas a sus “hermanos”, Castro declararía posteriormente:

“El cuartel Moncada se convirtió en un taller de tortura y de muerte, y unos hombres indignos convirtieron el uniforme militar en delantales de carniceros. Los muros se salpicaron de sangre: en las paredes las balas quedaron incrustadas con fragmentos de piel, sesos y cabellos humanos, chamuscados por el disparo a boca de jarro, y el césped se cubrió de oscura y pegajosa sangre. ...yo sé que sienten con repugnancia el olor de sangre homicida que impregna hasta la última piedra del cuartel Moncada”

El Granma y la Guerrilla

En cuanto Fidel y el resto de miembros del M26J fueron liberados salieron para México, donde se empezó a planear la lucha de nuevo. Era necesario una mejor planificación y una mayor coordinación, había que tener en previsión algunos factores que no fueron tenidos en cuenta en el Moncada (quizá lo que frustró el asalto de 1953 fue el toparse casualmente con una patrulla militar y no actuar de forma correcta). Los planes habían de ser concienzudos, y al igual que hizo Martí, Fidel buscó apoyos entre los exiliados cubanos además de financiación. El plan que acabó con el desembarco del Granma a finales de 1956 era una ampliación del asalto al Moncada pero con otro enfoque. No se trataría ahora de una acción ejemplarizante con la que dar empujón al pueblo cubano, sino que se trataría de desembarcar un contingente de hombres y tomar la ciudad de Niquero, posteriormente Manzanillo, y declarar la huelga general que tumbaría la dictadura. Si los planes no salían como estaban previstos, al igual que en el Moncada, se tenía pensado entablar el combate guerrillero en la sierras de Oriente apoyándose en los campesinos.

Mientras Castro planeaba el desembarco desde México (buscaba apoyos, reclutas, financiación) dejó que los militantes cubanos del M26J desarrollaran desde Cuba la logística que la guerrilla necesitaría. Los simpatizantes del M26J salían esencialmente del Partido Ortodoxo, o mejor dicho, de sus descontentas bases, que veían a Fidel como el único capaz de plantar cara a Batista con la lucha armada que sus cúpulas rechazaban. El propio Fidel Castro había roto a principios de 1956 con el Partido Ortodoxo, esto demuestra que ya tenía simpatías suficientes para constituir un movimiento independiente y comprometido con la lucha armada.

El día 25 de Noviembre, el yate Granma, con su carga revolucionaria de 82 hombres (entre ellos el Ché) partía para Cuba. Era un barco que llevaba el doble de carga de la que podía soportar, y los tripulantes se vieron obligados a tirar los víveres por la borda. El barco llegó (en el lugar y hora equivocados) con una pulgada de combustible. Los combatientes, que habían sido entrenados por Alberto Bayo (excombatiente español de la guerra colonial en marruecos), desembarcaron, pero pronto fueron dispersados y atacados por una patrulla del ejército. Los inicios del M26J y del plan de Fidel parecían volver a torcerse. Frank País, miembro destacado del M26J en Cuba, había advertido a Fidel de lo peligroso que era desembarcar antes de que hubiera pasado el fin de año. Tampoco el PCC apoyaba este tipo de actuaciones, pues se limitaba a pedir elecciones democráticas, o si más no, a posponer los asaltos e insurrecciones para las campañas huelguísticas. Aún con ello Castro se aventuró y consiguió sus objetivos, a pesar de las dificultades iniciales. La colaboración de dos campesinos que guiaron a los combatientes en los primeros momentos fue clave. La población campesina de la zona de oriente de la isla, donde Castro llevó a sus hombres, vivían en constantes disputas con los terratenientes de la zona y muchos de ellos engrosaron las filas de la guerrilla.

Así empezó la guerra de guerrillas contra Batista. Después de un primer ataque, donde murieron muchos de sus hombres, Fidel empezó a construir un ejército que había de derrotar a una dictadura militar con el apoyo de EEUU (lo que implica aviación, tanques y decenas de miles de hombres entrenados). La habilidad estratégica de Fidel, junto con las campañas de agitación (Radio Rebelde) y el buen trato a los campesinos (la guerrilla no asaltaba las chozas en busca de comida, sino que la pagaba, enseñaba a leer a los niños, atendía a los ancianos…etc.) hicieron que el pueblo cubano fuera depositando su confianza en el M26J. La victoria fue total apenas 2 años después del desembarco del Granma. Fidel entró en Santiago el 1 de Enero de 1959. La actitud de EEUU fue contraria a la guerrilla, por la incertidumbre que suponía. Intentó organizar en 1958 una farsa electoral que diera a un títere de Batista el poder, pero ni siquiera los colaboradores de ese tongo tenían fe en él. EEUU preveía que Castro tomara el poder y ofrecieron a Batista el retiro en la Florida a cambio de que aceptara un directorio cívico-militar. Batista no aceptó. Pocos días después estaba huyendo del país, dejando el poder al M26J y a la clase trabajadora cubana que lo apoyaba de forma aplastante. En el discurso de las palomas, el 8 de Enero de 1959, Castro expresó lo que sería una premisa de la Revolución:

“La tiranía ha sido derrocada. La alegría es inmensa. Y sin embargo, queda mucho por hacer todavía. No nos engañamos creyendo que en lo adelante todo será fácil; quizás en lo adelante todo sea más difícil. Decir la verdad es el primer deber de todo revolucionario. Engañar al pueblo, despertarle engañosas ilusiones, siempre traería las peores consecuencias, y estimo que al pueblo hay que alertarlo contra el exceso de optimismo.”

Medidas revolucionarias y Girón:

A continuación describimos algunas medidas revolucionarias tomadas por el gobierno cubano en los primeros años de la revolución:

· Comunicaciones; Se interviene la Cuban Telephone Company y se rebajan las tarifas fuertemente el 3 de marzo de 1959. La ley establecía lo siguiente:

“Se dispone la intervención de la entidad Cuban Telephone Company, y se autoriza al Ministro de Comunicaciones para que designe el Interventor, así como los Asesores Técnicos y demás personal auxiliar que estimare necesario al efecto”

Entre las labores que el gobierno se había propuesto llevar a cabo con esta intervención estaba la de:

“Examinar toda la administración, contabilidad, contratos y archivos de la Empresa, realizando una exhaustiva investigación sobre costos del servicio que presta.”

· Rebaja de los alquileres; esta ley fue un duro golpe a los especuladores de vivienda y a aquellos que cobraban rentas de usura por vivir en verdaderos cuchitriles. El gobierno revolucionario estableció el 10 de Marzo de 1959 lo siguiente:

“Los alquileres de las viviendas construidas con anterioridad a la promulgación de la presente Ley se rebajan: En un cincuenta por ciento (50 %) los que no excedan de cien pesos mensuales. En un cuarenta por ciento (40 %) los mayores de cien pesos y que no excedan de doscientos pesos mensuales. En un treinta por ciento (30 %) los mayores de doscientos pesos mensuales.”

· Reducción del precio de los productos farmacéuticos; la atención médica en Cuba es universal, gratuita y de una calidad elevada dados los contextos en los que se desenvuelve la isla, pero se empezó con la reducción del precio de los medicamentos. Veamos que dice el documento del 20 de Marzo de 1959:

“Disponer una reducción ascendente al quince por ciento (15 %) en los precios de venta al público establecidos para las especialidades farmacéuticas, producidas en laboratorios radicados en el territorio nacional y de un veinte por ciento (20 %) en los laboratorios situados en el extranjero.”

De esta forma podríamos continuar largo y tendido, es decir, que el afán transformador del gobierno revolucionario, con Urrutia en el poder en aquel momento, era insaciable. Las condiciones de vida de los obreros y campesinos empezaron a ver algo de luz con estas medidas y muchas otras (que aún no son medidas socialistas, pero si progresivas y revolucionarias para un país como Cuba en 1959). Se establecieron también seguros en el trabajo, reformas educativas de gran calado, sanitarias, la creación de las fuerzas armadas revolucionarias, se crea el instituto cubano de cultura…etc. Pero las verdaderas medidas revolucionarias y que trajeron problemas a la revolución fueron las nacionalizaciones y expropiaciones vinculadas a la Reforma Agraria y al INRA (Instituto Nacional de Reforma Agraria).

El 8 de Enero de 1960 este mismo INRA se apoderó de 29.000 hectáreas pertenecientes a sociedades norteamericanas lo cual encendió a la embajada yankee, pero no se acabó ahí, el gobierno revolucionario expropió 110.000 hectáreas en ese mismo año a monopolios de EEUU (Cuban Atlantic entre ellos). Podemos ver que la política revolucionaria ya era mas descarada puesto que la compensación para esas empresas eran bonos a 20 años pagaderos al 3.5%. La gota que colmó el vaso fue el aviso por parte del gobierno a las refinerías americanas de que tendrían que tratar con petróleo soviético, a lo que ellas respondieron con una negativa. Ante esta situación el gobierno cubano y de los EEUU entraron en una confrontación económica que acabó con la futura expropiación de todas las propiedades norteamericanas en la isla y la cuota azucarera no adquirida por los EEUU vendida a la URSS.

Mientras toda esta situación se desarrollaba, las bases sociales perjudicadas por las medidas del gobierno y reunidas en torno al exilio y a asociaciones de ex torturadores de la dictadura conspiraban contra la revolución, auspiciados y apoyados por los EEUU, que se estaban arrepintiendo por momentos de haber tolerado la subida de Castro al poder. Esas maniobras concluyeron con la invasión de playa Girón en 1961 por parte de 1.200 mercenarios entrenados por la CIA y que debían de ser apoyados por las fuerzas aéreas americanas y la US. Navy. El desembarco fue un desastre y la aviación norteamericana no apoyó como estaba previsto a los mercenarios. Después de los enfrentamientos (supervisados por el propio Castro), los terroristas pagados por la CIA y las organizaciones batistianas fueron intercambiados por comida para niños, demostración de que en Cuba se estaba poniendo en marcha un hombre nuevo.