sábado, 31 de diciembre de 2011

La Revolución Alemana (1918-1919)

Pocas cosas hay tan determinantes en la historia como las revoluciones, lo hemos visto este mismo año en Libia, Túnez, Egipto…etc. No importan ahora las desviaciones o el resultado de las luchas, lo que nos interesa es el hecho en sí de la lucha, significa que el mundo se retuerce, que el pueblo agita las cadenas que le son impuestas. ¿Qué mayor expresión de democracia consciente puede hacer el pueblo que una revolución? Las elecciones burguesas no se le pueden comparar ni de lejos, son un circo. Los factores que conducen a los pueblos a alzarse de forma violenta contra los poseedores son diversos, pero todos se reducen a: mejora de la calidad de vida y reclamación de una democracia obrera. Las luchas son en parte relacionadas con ámbitos materiales (el grado de explotación, el hambre, una guerra, represión étnica o nacional…etc.) pero también con ámbitos políticos (supresión de las desigualdades, fin del teatro de la burguesía o de sus derivados, libre autodeterminación de los pueblos sometidos…etc.) Pero estos son solo los causantes, los detonantes inmediatos de una revolución. Para que además de surgir, esta revolución triunfe de forma clara ha de contar no solo con todos los factores materiales o políticos antes mencionados, sino con una organización de los revolucionarios. Es esencial el factor subjetivo, así nos lo ha enseñado la historia del movimiento obrero, incluso de las revoluciones burguesas. Durante la revolución francesa, los jacobinos mantuvieron posturas revolucionarias que conducían e incendiaban al pueblo (aunque estuviera defendiendo intereses de la clase burguesa). Aquí, en el papel de la organización, de la canalización de las masas, de su odio y de su disposición al combate, entra el Partido.

Casos hay muchos donde esta ecuación se torna realidad: la revolución española carecía de un liderazgo revolucionario contundente y fuerte, y veía como sus organizaciones se diseminaban y perecían en luchas internas. Como caso opuesto podemos encontrar el espejo ruso, al que siempre hay que mirar de vez en cuando, donde no solo había un partido que aglutinaba la vanguardia de la revolución (Bolcheviques) sino que existían verdaderos organismos obreros de representación (Soviets). Lenin consideraba estos Soviets la columna vertebral de la revolución, y así era también para Trotsky y para los obreros y soldados. Pero, a veces, la historia, como hemos visto en el caso español, da al descontento popular no solo golpes, sino mazazos y traiciones imperdonables. Me estoy refiriendo al caso de la revolución fallida de Alemania, donde se descubrió el papel reaccionario de la socialdemocracia y su postura de “conciliación de las clases”. Si las sanguijuelas traidoras del SPD y de otras organizaciones no hubieran actuado de forma chovinista y traidora, probablemente, el triunfo del Octubre ruso se hubiera llevado por delante a una de las tres mayores potencias industriales de Europa.

El origen social de la revolución (la guerra y el partido):

Los orígenes sociales de la revolución fallida de Alemania, así como de la triunfante de Rusia, se han de buscar en la primera guerra mundial. Lenin calificó esta guerra como “imperialista, de rapiña” y estaba en lo cierto, puesto que no era más que una lucha que se veía venir en Europa por las competencias coloniales y la apertura y control de más mercados en África, Asia y Oriente Medio. Las potencias europeas inundaron a sus obreros con toneladas de basura nacionalista y chovinista, para hacerles creer que el enemigo era el más terrible forajido, mientras que su país era noble y justo. Se hacían alusiones racistas continuamente, sin ninguna clase de fundamento, y se incentivaba al odio al alemán, al inglés, al francés…etc. Las ciudades y barrios de trabajadores se llenaban de carteles preguntando “¿Qué haces tú por ganar la guerra?”. El nacionalismo imperante se impuso a las llamadas de los obreros conscientes que clamaban en contra de la guerra, denunciando su carácter capitalista. No surtió efecto, y millones de hombres, unos 70 millones, fueron movilizados para luchar. El nacionalismo venció al internacionalismo.

La socialdemocracia europea antes de la Gran Guerra tenía un protagonista: el SPD. El partido socialista alemán (de ideología marxista-revisionista), sobretodo con el programa de Gotha (criticado por Marx), contaba con 12 millones de votos y los sindicatos del país contaban también por millones sus afiliados. Esta situación era muy propicia para una situación revolucionaria, pues, teóricamente, el obrero alemán estaba organizado. No obstante, todo partido obrero que se precie debe de pensar que su participación en las instituciones burguesas parlamentarias es un “medio” y no un “fin”. El hecho de que se luche en parlamentos burgueses es únicamente porqué, estos, proporcionan medios a los partidos obreros para divulgar su mensaje y propagar la conciencia de clase desde el parlamento. Así lo veo yo, no tiene sentido la lucha parlamentaria de un partido comunista con el objetivo de ser elegido como partido de gobierno. Si llegase la situación en la que un partido comunista obtuviera apoyo real para ganar unas elecciones burguesas, esto significaría dos cosas: o que este partido ha abandonado el comunismo, o que este partido no ha aprovechado la correlación ventajosa de fuerzas para la toma revolucionaria del poder. El obrero no puede ser desalojado del poder una vez lo ha tomado de forma revolucionaria, a menos que se le ataque desde fuera, o que se corrompa desde dentro.

Los que estaban llamados a tomar las armas:

Karl Marx dice en el Manifiesto: "De todas las clases que hoy se enfrentan con la burguesía, sólo el proletariado es una clase verdaderamente revolucionaria. Las demás clases van degenerando y desaparecen con el desarrollo de la gran industria; el proletariado, en cambio, es su producto más peculiar". Esto significa que los que llevan a cabo la revolución, almenos su papel dirigente, han de ser las masas obreras, organizadas en su vanguardia. Para que haya obreros ha de haber desarrollo industrial en una nación. ¿Era el caso en Alemania? El auge del capitalismo industrial en Alemania durante el siglo XIX fue muy rápido aunque quizá un poco más tardío o renqueante que el británico. En 1820 las minas y cuencas del Ruhr, Sarre y otras producían casi un millón de toneladas de carbón, apenas 30 años después, seis millones de toneladas. Si aumenta la producción, aumentan aquellos que la producen, es decir, los proletarios. Casi dos tercios de la población vivía en las ciudades hasta 1910, esto es, el país tenía una masa de obreros industriales considerable.

La conciencia de clase de los obreros va muy ligada a la seguridad que tengan en su trabajo, a su grado de posible asociación. Esto es algo que vemos a diario. Un país donde predomina la pequeña empresa, tiene a obreros mas fraccionados, con menos fuerza y conciencia de clase. La gran industria favorece (no siempre) la organización de los obreros. La concentración industrial en Alemania se daba de una forma galopante, cosa que explica perfectamente el grado de implicación de los trabajadores en sus organizaciones políticas. En 1882 las pequeñas industrias y empresas de Alemania eran unas 2.175.000 mientras que las medianas (de 6 a 50 obreros) suponían 85.050. Con el avance industrial, vemos como la tendencia a la concentración empresarial va en aumento: en 1907 las industrias pequeñas eran 1.879.000, y las medianas eran 187.075. Es decir, en 25 años las industrias pequeñas descendieron en un -13.6%, mientras que las medianas aumentaron en un 119.88%.

Apreciación previa sobre el papel del SPD:

Hemos visto que el origen inmediato de la revolución se puede buscar en la Gran Guerra, hemos visto que el partido natural de los trabajadores (almenos eso creían ellos) era el SPD y hemos visto que el número de obreros en Alemania creció fuertemente durante aquellos años. Pero antes de entrar en los hechos de 1918 hay que hacer una especial mención al error que cometieron los obreros alemanes al confiar el destino de la revuelta en el SPD. ¿Podían los obreros y soldados de Alemania haber intuido el papel reaccionario y chovinista de los “socialistas alemanes”? Sí. Lo que ocurre es que quizá no podían concebir una traición tan grande de sus aliados y representantes naturales. ¿Por qué llamamos traidores a los miembros de aquel SPD? Por su papel chovinista al votar favorablemente a los créditos de guerra (con la gloriosa excepción de Karl Liebknecht en 1914). La postura de los dirigentes obreros ante la inminente guerra debía ser la seguida por el ala izquierda del SPD (Rosa Luxemburgo) que hacía llamamientos a boicotear el conflicto. Sin embargo acabaron triunfando las tesis de “no abandonar a la patria” y se llegaron a hacer llamamientos a los obreros para que depusieran sus reivindicaciones ante la tarea del esfuerzo bélico. La burocracia del SPD tenía miedo de perder sus poltronas si decidían boicotear la guerra, así que para conservarlas traicionaron a toda la clase obrera que representaban.

Entonces, el asunto era este, una guerra imperialista incipiente, con el apoyo de la burocracia del SPD y con el descontento de los obreros, soldados y marinos en aumento. Esta situación desesperada culminó en 1918 con la revolución que nos ocupa, y que tuvo como consecuencia la abdicación del Káiser (“puño de hierro”) y la implantación de la República de Weimar (si, ese periodo donde una barra de pan valía millones de marcos).

Los hechos:

La guerra se estaba volviendo una pesadilla para Alemania, atrapada entre dos frentes europeos y con sus aliados estorbando más que ayudando. La imposibilidad de mantener dos frentes intactos a tanta distancia hacia desangrarse a millones de obreros alemanes en las trincheras y también en la mar. Al final de la guerra, el ejército y el gobierno sabían que tendrían que rendirse e intentaron controlar a los obreros formando un gobierno con sus representantes del SPD. ¿Alguien imagina a Lenin entrando en el gobierno de Kerenski? Pues es lo que hicieron algunos señores como Scheidemann, al que Lenin se refiere como un socialchovinista: “los ejemplares del oportunismo durante décadas de desarrollo relativamente pacífico crearon la corriente de socialchovinismo imperante en los partidos socialistas oficiales del mundo entero (Plejánov, Pótresov, […] Scheidemann, Legien, David y otros en Alemania)”.

Estos movimientos de conciliación con las masas no sirvieron de nada, pues los marinos de Kiel se amotinaron al ser llamados a una ofensiva contra la armada británica a finales de 1918. Esta ofensiva naval, se debía a que el mando imperial quería por todos los medios equilibrar las fuerzas ante el advenimiento del armisticio, y poder así negociar en mejores condiciones el posterior Tratado de Versalles, que se firmaría el año 1919. Los marinos no estaban dispuestos a sacrificar sus vidas inútilmente para que los pasteleros de Europa se repartieran su botín, así que se rebelaron con fiereza contra su mando. Estos soldados tenían el reciente espejo de sus camaradas de Rusia, los famosos marinos de Kronstandt (que aunque fueron erróneamente reprimidos con posterioridad) aterrorizaron a sus oficiales un año antes.

El 29 de Octubre los marineros de tres barcos de la armada se negaron a hacerse al mar, desobedeciendo al mando central y a sus propios oficiales. Rápidamente los oficiales fueron arrestados y se extendió la revuelta por las tropas de infantería que había en tierra, además de los marinos que estaban en la reserva o de permiso. Este primer envite es sofocado y se detiene a casi mil marineros, declarándose contra ellos un proceso de guerra. Dos días más tarde, se produce una nueva revuelta, al intentar una delegación de compañeros protestar por el encarcelamiento y enjuiciamiento de los de Kiel. La diferencia es que esta vez no solo son soldados y marinos los que se unen al motín, sino trabajadores portuarios y obreros de la ciudad que se manifiestan masivamente por las calles. Esta manifestación es reventada por provocadores del ejército que tenían orden de disparar a matar y que acabaron con 9 personas. Definitivamente, la torpeza del mando alemán era inmensa al dar oxígeno a la revuelta con estas actitudes, hubiera sido más inteligente dejar que se ahogara por si sola o postergar la ofensiva para calmar los ánimos.

El día 4 de Noviembre entró en escena el SPD, que veía como lo que empezó como una protesta mas (ya había habido algunas) se estaba convirtiendo en una rebelión que amenazaba con llevarse el capitalismo por delante. El parlamentario Noske (miembro del gobierno de coalición que formaba el SPD con los reaccionarios) se apresuró a acudir al lugar de la rebelión y apaciguar a los obreros y soldados, que tenían el control efectivo de la ciudad y de las instalaciones militares y civiles. El fariseo de Noske consiguió engañar al Consejo de Obreros y Soldados (homólogo alemán del Comité Militar Revolucionario bolchevique) y reconducir la rebelión, dicho traidor, Noske, fue elegido gobernador de Kiel.

Las grandes ciudades del oeste de Alemania eran un bullicio, se llenaron de gente y de obreros y soldados tomando ayuntamientos y aterrorizando a burgueses y oficiales. El gobierno del príncipe Maximiliano (que formaba gobierno con el SPD) acabó por reconocer que aquello era una revolución en toda su magnitud y acabó nombrando al partido socialista alemán, concretamente a Fridrich Ebert, canciller. Aquí hemos de suponer, que el mandatario del SPD tenía clara su función, aparentar ante los insurrectos que su gobierno ya estaba ahí, y que debían deponer las armas y volver al orden. ¿Alguien imagina a Trotsky o a Kajurov recibir el poder de Kerenski en octubre y llamar al orden capitalista? Pues es lo que hicieron las hienas del SPD. La diferencia entre los bolcheviques y los socialistas alemanes es que los primeros sabían lo que era el exilio, la tortura y la persecución continuada, vivían en los barrios con los obreros, los segundos tenían sus puestos bien retribuidos en el parlamento.

El 9 de Noviembre, a regañadientes, el Káiser Guillermo se ve obligado a dimitir y después de algunas batidas por el control del ejército el SPD convence a las unidades de que se alíen con ellos, con el “gobierno obrero”. Los “soviets alemanes” eligen mayoritariamente a delegados y representantes del SPD, sobretodo los Consejos del ejército. El gobierno del SPD llamaba a unas elecciones democráticas en Enero en vez de clamar por la instauración de una república socialista. Si en ese mismo momento el SPD hubiese llamado a la toma del poder, los obreros y soldados de toda Alemania les hubieran seguido (en el Congreso Nacional de Consejos obtuvieron 344 votos contra 98). Aún así, los partidos y obreros a la izquierda del SPD no se negaban a aceptar la derrota de una revolución que habían comenzado ellos. Las manifestaciones se sucedían, ya no en contra de la guerra, sino contra el gobierno traidor socialista de Ebert. Muchas de estas manifestaciones fueron reprimidas con balazos por orden del gobierno y el pueblo veía como la careta de los socialpatriotas se caía y se hacía añicos en el suelo. Se dieron cuenta demasiado tarde.

En algunas pancartas de las manifestaciones se leía: "Acusamos a Ebert, Landsberg y Scheidemann de ser los asesinos de los marineros". A finales de 1918 se funda el Partido Comunista de Alemania y el día 5 de Enero de 1919 empieza el intento desesperado de la toma del poder. Rosa Luxemburgo no apoyó esta tentativa por considerarla precipitada, pero tal vez, si hubieran esperado mas, el gobierno hubiera destruido los Consejos (que no apoyaba desde el principio). La revolución se llevó a cabo con las dudas de gran parte de los soldados y las vacilaciones del Comité Militar Revolucionario recién creado, esto posibilitó al gobierno la acción de los días 9, 10, 11 y 12 de Enero, donde una a una, las posiciones revolucionarias son tomadas por los leales al gobierno. Posteriormente empieza la depuración y la contrarrevolución que acabará con la vida de muchos obreros y soldados revolucionarios, y también el día 15 de Enero con Rosa Luxemburgo y Karl Liebnecht. Se rumorea que Ebert y Noske conocían que las unidades de choque de Berlín estaban buscando con ánimo de asesinar a estos dos dirigentes, y que aún así no se opusieron.

Así terminó la revolución de Alemania, que había empezado con los obreros aupando al poder a los traidores del SPD, y que había terminado con estos, fusilando a los obreros. La burguesía aplaudía con las orejas las masacres que se cometían en Berlín contra los miembros del KPD (partido comunista alemán) o contra cualquier revolucionario. Para ellos era la liberación, el alivio de que su país no seguiría el camino ruso, puesto que si así hubiera sido, no les hubieran quedado orejas con que aplaudir.

Trotsky y Lenin subordinaron el triunfo definitivo del socialismo en Rusia con la extensión de la revolución por Europa (especialmente en Alemania se tenían las esperanzas puestas). Lenin declaraba: “la revolución rusa puede triunfar por sí misma, pero sólo con sus propias fuerzas le es imposible conseguir y consolidar sus conquistas. No puede conseguirlo a menos que triunfe una revolución socialista en Occidente.” Trotsky proclama en su libro “La Revolución Traicionada”: Es indudable que si la revolución social hubiese triunfado en Alemania -y la socialdemocracia fue lo único que impidió este triunfo- el desarrollo económico de la URSS, así como el de Alemania, hubiera proseguido a pasos de gigante, de tal modo que los destinos de Europa y del mundo entero se presentarían actualmente bajo un aspecto completamente favorable.”

Si los obreros y soldados alemanes hubieran triunfado en su día, hubiéramos cambiado el mundo.

sábado, 17 de diciembre de 2011

La Revolución Permanente (II)


Hace tiempo escribí una entrada en la que explicaba según mi entendimiento en qué consistía la teoría de la revolución permanente, adjudicada a Leon Trotsky. Aquella entrada, sobre la cual me reafirmo punto por punto, la hice después de haber leído el libro de Trotsky sobre el tema, escrito en 1930. La obra de 1930 es una especie de compilación sobre dicha teoría, exponiendo una serie de ejemplos, como el de la revolución fallida de China, pero hoy vengo a comentar sobre otra obra de Trotsky donde la teoría está de forma más velada. Me estoy refiriendo a una obra escrita en la juventud del autor, cuando se acababa de desarrollar la revolución rusa de 1905 (12 años antes del triunfo de sus teorías y de los bolcheviques), es decir, estoy hablando para el que no lo sepa ya de Balance y perspectivas.

Esta obra se escribió en prisión, donde fue rápidamente retirada y censurada, de tal forma que Lenin no pudo leer el texto original hasta 1919. Este libro magnífico habla sobre la posibilidad de la revolución socialista en un país atrasado como la Rusia de 1905, y además expresa claramente las ideas de Trotsky sobre el futuro gobierno obrero. Aquellos que critican al autor repitiendo las mismas manipulaciones que los monaguillos de Stalin deben de repasar esta obra para contestarse ellos solos. En esta obra Trotsky habla a conciencia de la revolución permanente, pero en ningún apartado la describe como en un diccionario, solamente aplica dicha teoría a la hora de analizar situaciones históricas concretas, lo cual por cierto, es muy marxista. De la misma forma que Marx y Engels no describieron nunca a pies juntillas el materialismo histórico, sino que lo aplicaron a sus escritos, Trotsky aplica sus ideas a las situaciones determinadas.

Revolución permanente:

Lo primero que intenta el autor del libro es mostrar desde donde parte la situación objetiva de Rusia, desde donde parte el desarrollo económico y social. Concluye el autor, y no era difícil concluir en esto, que Rusia es la potencia imperialista más atrasada tanto en aspectos económicos como en aspectos sociales a principios del siglo XX. Para fundamentar esto solo hay que irse a indicadores económicos de la época donde vemos que la población urbana y por tanto “obrera” o “potencialmente proletaria” representaba en 1897 el 13% del total. Si comparamos la Rusia de 1900 con una gran nación capitalista como EEUU vemos que (según datos del propio libro de Trotsky) el primer país producía en sus fábricas mercancías por valor de 2500 millones de rublos, mientras el segundo producía por valor de 25000 millones de rublos (Rusia producía el 10% de lo que lo hacía EEUU).

¿Por qué Trotsky da tanta importancia a este estudio preliminar sobre la situación de atraso de su patria adoptiva (aunque luego tendría muchas más)? El marxismo dice que el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas (fábricas, tierra, nivel de desarrollo de la clase trabajadora, número de obreros…etc.), esto es, la infraestructura, implicará y condicionará las instituciones que esa sociedad se dé a sí misma para gobernarse, esto es, la superestructura. El propio Trotsky lo admite así en su libro, al reconocer que para que existan clases no productivas (como es el caso de la burguesía) ha de existir un plusproducto suficiente creado por la sociedad trabajadora que puedan expropiar. Pero según esta tesis, en Rusia el socialismo no podría llegar hasta que se desarrollasen mucho más las fuerzas productivas y crearan un proletariado fuerte y con conciencia de clase. Aquí es donde Trotsky empieza a hablar de la revolución permanente.

Es cierto que Marx y Engels preveían que la revolución socialista se iba a dar primero en países fuertemente industrializados y con proletarios fuertes como los cartistas ingleses o los obreros alemanes. No obstante, Rusia, contaba con un proletariado muy avanzado pero poco numeroso respecto al océano de campesinos de la estepa. ¿Qué tenía que decir el marxismo sobre la Gran Rusia? Según algunos, simplemente los rusos tenían que apoyar a los sectores de su burguesía progresista y implicarse en la revolución burguesa, que aún no se había desarrollado. Esto es una postura que los mencheviques y algunos pretendidos bolcheviques defendieron posteriormente, pero Trotsky ya en 1906 la refuta al afirmar lo siguiente:

“Es posible que el proletariado de un país económicamente atrasado llegue antes al poder que en un país capitalista evolucionado”

Para demostrarlo pone de ejemplo la Commune parisina, donde los obreros tomaron el poder en una ciudad de carácter pequeñoburgués y sin embargo no lo tomaron en los grandes centros industriales de Inglaterra o de Alemania. Trotsky completa esto con una afirmación rotunda:

“La idea de que la dictadura proletaria depende de algún modo “automáticamente” de las fuerzas y medios técnicos de un país, es un prejuicio de un materialismo económico simplificado hasta el extremo. Tal idea no tiene nada en común con el marxismo. En nuestra opinión la revolución rusa creará las condiciones bajo las cuales el poder puede pasar a manos del proletariado (y, en el caso de una victoria de la revolución, así tiene que ser) antes de que los políticos del liberalismo burgués tengan la oportunidad de desplegar completamente su genio político.”

Este destello de revolución permanente aparece en el capítulo titulado “revolución y proletariado” y es uno de las apariciones más claras de todo el libro, de ahí que la reproduzca por completo. Es decir, para Trotsky no es que Marx y Engels reservasen a las naciones atrasadas un segundo plano en el socialismo, sino que la interpretación que se había hecho de sus escritos era demasiado “nominal”, es decir, que se había omitido que las tareas de la burguesía democrática las pueden hacer los proletarios bajo su dictadura. Esto es marxismo según Trotsky, la adaptación del materialismo a las circunstancias propias de cada país, en este caso de Rusia, donde la burguesía estaba demasiado atrasada de su tarea revolucionaria (por la dependencia de otras burguesías extranjeras) y un proletariado muy avanzado al chocar con esta burguesía tan reaccionaria.

Un poco más adelante Trotsky profundiza en este tema al decir:

“El número de proletarios industriales, su grado de concentración, nivel cultural y su importancia política dependen, sin duda, del desarrollo de la industria capitalista (Hasta aquí refleja a Marx y Engels) Pero esta dependencia no es directa; entre las fuerzas productivas de un país y las fuerzas políticas de sus clases se interponen, en cada momento, diferentes factores sociales y políticos de carácter nacional e internacional… (Aquí se refiere a que debido al carácter dependiente de la burguesía rusa de sus homólogas extranjeras, su desarrollo político no puede avanzar más)

Aquí dice lo que todos hemos podido leer, es decir, que hay aspectos nacionales e internacionales propios de cada país que condicionan igualmente al desarrollo político e histórico de las clases, aunque también admite (y sería de no marxista el no hacerlo) que el desarrollo de la infraestructura es importante. Según entiendo yo, el desarrollo de las fuerzas productivas es una condición necesaria para la existencia de un proletariado fuerte y cohesionado, pero no es una condición suficiente, que debería de llegar con estos “diferentes factores sociales y políticos de carácter nacional e internacional”.

Para acabar de demostrar esta teoría Trotsky compara al obrero americano con el ruso; el primero, a pesar de ser mucho más numeroso y contar con un desarrollo económico superior, no juega un papel revolucionario aún, mientras que el ruso, a pesar de su atraso va la vanguardia de la lucha. Esta diferencia solo puede ser explicada por los factores sociales y políticos nacionales e internacionales que Trotsky cita en su párrafo. Cito para acabar este apartado una crítica del autor a aquellos que defendieron las posturas mencheviques posteriormente, solo que él la hace en 1906.

“Hay quien puede consolarse con el hecho de que las condiciones sociales de Rusia todavía no están maduras para un orden económico socialista, sin considerar que el proletariado en el poder es empujado inevitablemente, por toda la lógica de la situación a dirigir estatalmente la economía.”

Gobierno revolucionario y papel del campesino:

Hay algunos que critican a Trotsky porque según ellos ningunea el papel del campesino en la revolución, lo he oído varias veces pero nunca he entendido en base a que se dice. Para empezar, creo que el origen de todo esto está en una frase que dijo: “¡Abajo el zar, viva el gobierno obrero!”, a la cuál Stalin acusa de ser una frase que niega el papel del campesino. Esto evidentemente es una estupidez que Trotsky contesta en 1905 en el capítulo 5 de su libro. Para Trotsky, como para cualquier marxista, el campesinado no es una clase plenamente revolucionaria, tiene un papel conservador y primitivo que la puede convertir en garante del “orden” y de la “propiedad” cuando se hayan cumplido las tareas de la democracia burguesa, pero vayamos por partes. Cuando se desarrolla la revolución proletaria, son estos, los obreros y soldados los que tienen un papel dirigente en esta revolución y en las tareas posteriores.

En el caso de Rusia, como hemos visto, el papel primario de la revolución proletaria será en palabras de Trotsky “liberarse del pulpo asfixiante del absolutismo”, o sea, hacer las tareas de la democracia burguesa. Cuando las tareas de la democracia burguesa estén resueltas el proletariado necesariamente habrá de pasar a las medidas socialistas, en las que encontrará elementos reaccionarios dentro del campesinado acomodado (como fue el caso de los Kulaks). Según Trotsky esto no puede impedir al gobierno revolucionario incluir en sus bases a campesinos, ya que para que le proletariado pueda consolidar su poder debe ampliar la base de la revolución, aunque siempre con un papel dirigente del proletariado.

Para aquellos que acusen a las posturas de Trotsky de negadoras del papel del campesino que lean esto:

“El proletariado se erigirá ante el campesino como la clase liberadora”

Esto no entra en contradicción con el reconocimiento de que sería necesario, desde el punto de vista del gobierno obrero buscar e incitar la lucha de clases entre la burguesía agrícola que frenaría el avance del gobierno obrero al socialismo y el jornalero (el proletario del campo) para poder ampliar esta base revolucionaria.

sábado, 10 de diciembre de 2011

La que se nos viene encima

El otro día en los informativos vi como se decía que los ciudadanos españoles estamos demasiado bien cualificados en comparación con los trabajos que desempeñamos, concretamente el 31% de los obreros está formado para algo más que lo que hace, frente a la media europea que supone un 19%. Estos datos evidencian que España es el país de Europa donde este fenómeno es más importante. ¿En qué país puedes encontrar a tantos ingenieros e historiadores haciendo de camareros o coleccionando subsidios? Después de esta noticia sobrecogedora, el informativo se cubrió de gloria, haciendo una predicción de cómo será el futuro gracias a “los avances tecnológicos” y nos mostraba una ciudad futurista llena de lujos y de traducciones automáticas para los turistas. Es una prueba más del carácter alienante de los medios de comunicación, que se contradicen a sí mismos sin ningún tipo de problema. La cuestión es que España está retrocediendo en el tiempo en esta crisis a marchas forzadas, lo que antes hubiera escandalizado ahora se ve algo normal e incluso aceptable. Cuando en Cataluña el presidente de la Generalitat decide introducir el copago, muchos catalanes culpan al “estado español que nos roba”, otros simplemente dicen, “es que la sanidad no se sostiene con tanta inmigración”. Y en este devenir de cosas andamos los españoles, entre engaños, mentiras y colas del paro.

Pero hay algo de esperanza a lo que los obreros y estudiantes podemos aferrarnos, y es que ya está aquí don Mariano Rajoy Brey para sacarnos de la crisis con su gobierno de técnicos y sangre nueva (exceptuando a Arenas, Montoro, Cañete…etc. que son los de siempre). No, ahora en serio. El gobierno del PP ya ha hecho los deberes para los que ha sido elegido, ha ido a Europa a decirle a Merkozy que España será un alumno aventajado del Eje capitalista comunitario. No deja de ser una señal de democracia que todos conozcan ya sus medidas de ataque menos los que las hemos de sufrir, pero seguro que es por nuestro bien. Si volvemos a Cataluña tenemos algunas pistas de lo que nos viene a nivel nacional, ya que el PP ha apoyado los ajustes antiobreros del “govern dels millors”. Este post va encaminado a ver qué perspectivas tiene la economía española y cuáles son las posibles medidas que podría estar barajando el capataz de la burguesía para nuestro deleite navideño.

Las elecciones ya han pasado y un 30% de los que estaban llamados a votar han elegido al PP para que les represente. Este “tsunami” o “amplio apoyo de los españoles” a la derecha más reaccionaria de Europa se ha vendido al gran público con esas mismas palabras, pero además se ha acompañado de una coletilla siniestra: “los españoles han avalado los ajustes que tendrá que hacer el nuevo gobierno”. ¿Cómo? No es eso precisamente lo que ha dicho el PP, que lleva toda la campaña electoral repitiendo hasta la náusea que su prioridad es el empleo, y que nos iban a sacar con las mismas recetas que en el año 96 (cuando estábamos creciendo económicamente). ¿Qué ha pasado en la mente de la prensa burguesa y en los políticos del PP para cambiar de prioridades en tan solo unos días? Pues que ya han sido elegidos, básicamente. Esto aunque la gente malpensada pueda creer que es una falta de escrúpulos total de la casta dirigente, nada más lejos, lo dicen sin complejos: “Si explicase cuales son mis ideas, perdería las elecciones”, esto lo dijo Duran i Lleida antes de los comicios. Es decir, que se esconden en decirnos que las medidas serán las que todos estamos pensando, no las dicen para engañar a los que se pueda. Me hace gracia oír a políticos españoles hablar mal o escandalizarse de gente como Berlusconi cuando ellos son igual de golfos o peor.

En España tenemos una tasa de paro histórica que roza el 21%, la juvenil está situada en el 45% y lo mejor de todo es que no tiene perspectiva decreciente. De hecho algunos organismos internacionales dicen que la tasa de paro podría subir al 24% en 2012. Como se puede vislumbrar el panorama que se nos presenta no es alagueño, pero sin mas dilación, vamos a ver qué medidas está barajando el PP.

“Posibles regalos navideños del PP”

La crisis del euro está siendo una baza muy importante para los gobiernos del sur de Europa, así aprietan más las tuercas a la clase obrera. El señor Rajoy con la excusa de que nos pueden “echar del euro” nos va a meter el mayor robo social jamás hecho en este país en los años de la democracia burguesa. El nuevo pacto del euro que han firmado los señores Ackermann y los otros banqueros y industriales del continente (con sus secretarios Merkel y Sarkozy haciéndose la foto) va a marcar como objetivo el déficit 0 en las naciones que quieran mantenerse en la zona euro. La comisión europea podrá inspeccionar los presupuestos de los países para restringirlos e intervenirlos o chantajear a los gobiernos nacionales si hace falta. Nos tememos que el ajuste que se pueda haber comprometido sea de unos 30.000 millones de euros aunque podrían ser mas según se cumplan o no los objetivos de déficit del 6% prometidos.

Esta es la excusa que Mariano Rajoy va a poner para introducir las medidas de guerra social que tiene previstas, y que nos las dirá por navidad:

Negociación colectiva y reforma laboral:

El señor Rajoy se ha reunido con los sindicatos amarillos y con la CEOE para apremiarles hasta enero en la faena de hacer una reforma laboral consensuada. Es de esperar que los empresarios pidan la legalización de la esclavitud en aras de la competitividad, pero lo lógico es que los sindicatos no opten por acabarse de suicidar. El tema es que parece ser que el acuerdo está muerto antes de empezar, porque la patronal se sabe vencedora y simplemente tiene que sentarse a esperar a que venza el plazo. Así lo afirmaba hace muy poco tiempo Jesús Terciado (presidente de Cepyme y miembro de la CEOE); “Me temo que para implementar medidas inmediatamente tendrá que ser por decreto, para ciertos temas muy concretos que se necesitan dinamizar rápidamente” a lo que añadía que se tendrá que imponer la reforma laboral “a golpe de decreto”. Actuar a golpe de decreto no es problema, porque en la ratificación en el congreso están los 180 y largos diputados del PP, y por si acaso algunos se queda en el bar a pasar la resaca, están los de CIU que a cambio de un ministerio para Durán venden los Pirineos.

La posición del PP en materia laboral es la rebaja paulatina de los costes laborales, ya sea bajando salarios (cosa que Mariano ve con buenos ojos) o bajando cotizaciones sociales a los empresarios (si, algunos las pagan y no contratan en negro). Además, en materia de negociación colectiva está muy claro que se van a inutilizar los convenios de sector o de ramos y se impondrán los convenios de empresa o personales (que es el favorito de José Luis Feito). De esta forma los obreros perderán la nula fuerza que les quedaba a la hora de pactar las condiciones de salario, de vacaciones o de organización de los calendarios. A partir de ahora, la productividad y el bolsillo del patrón no tendrá rival. También se comentaba en algún medio de comunicación la revisión de algunos artículos del estatuto de los trabajadores y la modificación del derecho de huelga para que “no puedan adoptarse medidas de huelga o conflicto colectivo”.

Recortes:

Aquí podemos visitar un par de cortijos autonómicos populares para ver lo que nos espera, por ejemplo Castilla la Mancha, donde su presidenta (la de los 200.000€ anuales), ha anunciado recortes a los 70.000 funcionarios de la región (la mayoría de ellos en educación y sanidad). Concretamente les alargará la jornada laboral y les reducirá el sueldo, que ya fue reducido el año pasado por el gobierno de ZP un 5%. En sanidad la señora Cospedal (esposa del que hundió CCM, que tuvo que ser rescatada con dinero público) “ahorrará” 834 millones de euros y en educación unos 460 millones. Además también quiere introducir la gestión privada en los hospitales y en la educación (al más puro estilo Esperanza). Aunque todo esto y más sean los planes de Cospedal, lo único que se vió en televisión fue la venta populista y chabacana (con la que estoy de acuerdo) de los coches oficiales del anterior gobierno de Barreda, dando así imagen de austeridad. Lo que no se comentó es que la presidenta sube el sueldo a sus asesores entre 100 y 300 euros al mes.

Pero sin duda la comunidad referente para los populares es Madrid, donde no han recibido la herencia envenenada de ZP sino que ellos son el veneno. Esperanza Aguirre ha aumentado el número de horas de trabajo de los profesores, además de ser la comunidad que menos gasto hace en educación del estado español (2.49% del PIB regional). Los profesores y alumnos han hecho frente a estas medidas represivas en la calle con jornadas de paros exitosas y con huelgas, pero Esperanza no se mueve ni un ápice y dice que son huelgas políticas “de los de la ceja”. El caso es que la austeridad de la condesa no va con las altas rentas madrileñas, a las que está tan ligada, ya que no para de hacerles regalos fiscales que podrían servir para evitar recortes, o si mas no podría evitar gastarse 5 veces más que Cataluña en publicidad institucional (111 millones de euros en 2011). Os dejo como regalo una reflexión de la representante de los madrileños:

“Para explicarnos claramente: si la educación es obligatoria y gratuita en una fase, a lo mejor no tiene que ser gratuita y obligatoria en todas las demás fases. Si los medicamentos los tenemos que pagar el 44%, no veo por qué tiene que haber cada vez menos gente que lo pague. Hay que cumplir las leyes y hacer todo lo posible para que se pueda ahorrar de cada lugar”

Fiscalidad:

Cuando el gobierno del PSOE hizo la medida reaccionaria de subir el IVA el PP se puso como un basilisco y sacó su lado más keynesiano alegando que eso lastraría el consumo. Pero Ignacio Escolar en su blog ha señalado como posible medida del PP introducir un tipo único de IVA (el del 18%). Esto afectaría al consumo, como el propio PP alertaba, y aumentaría los precios de todos los bienes y servicios de forma importante, reduciendo la capacidad adquisitiva de los ciudadanos. Seguramente para maquillar esta actuación criminal no retire la reactivación del Impuesto de Patrimonio y dar así la sensación de que los ricos también pagan y el esfuerzo fiscal es equitativo. El impuesto de sociedades va a ser revisado con casi toda seguridad, bajará en torno a un 5%, lo que si lo unimos al actual tipo real que se paga, obtendremos que las empresas españolas pagarán un 11% de sus beneficios. Digo esto porque no he escuchado a Rajoy jamás hablar de remodelar las exenciones fiscales y las deducciones de los empresarios en el pago de este impuesto.

Por último solo deciros que os agarréis bien fuerte porque va a ser una navidad muy entretenida.