Estas dos premisas que impregnan sus puntos de vista son totalmente válidas, es más, yo mismo hecho mano de ellas continuamente al hablar con gente o escribir aquí. Pero creo que si nos lo paramos a pensar, los marxistas deberíamos de ir mas por otro camino, y me explicaré. Estas posturas keynesianas o reformistas (Galbraith es un gran exponente de ellas, del cual recomiendo “El nuevo estado industrial”) tienen consecuencias graves, la primera es que al reconocer que el problema es la “regulación de los mercados y el neoliberalismo” se obvia que el problema es el capitalismo en sí. Yo creo que esto no se hace de forma consciente, pero sin duda que este discurso desvía bastante el tiro contra el capital y lo focaliza contra una forma de gestionar el capital (el neoliberalismo). Por esta razón creo que hay que dar unos pasos atrás y colocarse fuera del modelo actual, mirarlo en la distancia y concentrar nuestras críticas en su conjunto, eso es lo que hace Marx. Este post va dirigido a intentar explicar lo que yo entiendo como la visión marxista de las crisis y por ello pido previo disculpas ante cualquier experto que pueda leerme y escandalizarse. Es un tema del cual no hay una explicación clara (o al menos no se encontrarla) desde Marx, puesto que creo que este apartado lo dejó para su tercer tomo de El Capital.
Para empezar con buen pie este tema de las crisis, creo que hay que ir hacia la relación más pequeña del mundo capitalista, la del trabajador y el patrón. En otras entradas en este blog he hablado sobre la plusvalía y la jornada laboral normal, que son conceptos que creo tener más o menos claros, pero no recuerdo si he hablado acerca de la composición del capital total. Seguramente lo habré hecho en una de esas dos entradas anteriores, seguro que en la que hablé de la plusvalía, pero no está de más volver a recordarlo.
Composición del capital, plusvalía y jornada:
En el proceso de producción de mercancías tenemos capitales constantes (materias primeras y herramientas o máquinas) y capital variable (fuerza de trabajo). Estos capitales constantes y variables unidos forman un capital C. Dicho capital C al entrar en el mercado se añade una plusvalía, convirtiendo C en C’. Esto lo sabe todo el mundo. Ahora bien. ¿De dónde sale la plusvalía que convierte C en C’? En el momento que el obrero llega a la fábrica lo que hace es añadir los valores de las materias primas (fundiéndolas por completo en la mercancía) utilizando unas herramientas (que no se funden en la mercancía pero que pierden valor de uso al trabajar dicha mercancía). Este proceso de desgaste que hoy se conoce como amortización o depreciación es el mismo que Marx estudia en El Capital.
Actualmente y hace 150 años igual, el desgaste de las máquinas y materias primas, además del desgaste de la mano de obra, está totalmente calculado (como prueba las aseguradoras que hacen seguros de vida), esto quiere decir que el capitalista sabe en todo momento cual es su “desgaste” por unidad producida de mercancía. La plusvalía que el capitalista se apropia y que procede de la fórmula C = constante + variable + plusvalía es fruto por tanto de ese proceso de desgaste de los factores de producción. Pero como hemos visto hay dos factores de producción, el constante y el variable, ¿de dónde procede el valor? Del variable, porque es este factor el que extrae y funde el valor del constante en la mercancía.
En otro post de este blog hablé acerca de la jornada laboral normal, y dije que el tiempo de trabajo de una jornada se dividía entre trabajo normal y trabajo no necesario (no pagado por el capitalista). Se veía claro que el tiempo de trabajo no necesario era el que el obrero trabajaba gratis para el patrón, sin recibir salario, es decir, que este tiempo es donde se producía la plusvalía. Lo que no dije y aprovecho para hacer ahora es que la plusvalía puede ser absoluta y relativa. Vámonos a Marx:
“Llamo plusvalía absoluta a la plusvalía producida mediante la prolongación de la jornada de trabajo; por el contrario, llamo plusvalía relativa a la plusvalía que brota de la abreviación del tiempo de trabajo necesario y la alteración correspondiente de la razón cuantitativa entre los dos elementos de la jornada de trabajo”.
O sea, que una cosa es que tengamos, supongamos, una jornada de 12 horas en las que el tiempo no pagado sea de 2 horas y que alarguemos la jornada a 14 horas para así aumentar el total del tiempo no pagado (manteniéndose constante la aportación de trabajo pagado). Y otra cosa es que teniendo la misma jornada de 12 horas siendo 2h. el no pagado, hagamos algo que permita que la partición de la jornada se transforme (sin alargarse ni un minuto) a 6h. pagadas y 6h. no pagadas. Aunque pueda parecer que no guarda relación con el título del post, es bastante necesario recordar estos conceptos, porque a continuación aparecen.
Las crisis
Para que el capitalismo funcione tiene que haber acumulación de capital, crecimiento de medios de producción que sean susceptibles de apropiación. El capitalismo no tiene otro objetivo que la consecución del beneficio, esto es, la rentabilización del capital adelantado en el proceso de producción que antes hemos descrito. Este proceso de producción de mercancías se basa en la explotación de mano de obra asalariada y en la avaricia de beneficios de la clase poseedora. Esta avaricia no es algo abstracto, los capitalistas no son avariciosos porque sean malos, no son explotadores porque nazcan explotadores. La razón es porque el actual sistema de división de clases les hace ser así para poder sobrevivir. El capitalismo ha llegado a un nivel de desarrollo espectacular, tan grande que el propio capital no lo controla, esto precipita las crisis.
Imaginemos un mercado (vivienda, metal…etc.) de un lugar, en dicho mercado hay una serie de ventajas comparativas con los de su entorno, abundancia de mano de obra barata y cualificada, debilidad sindical, materias primas baratas, facilidades políticas y fiscales…etc. Es decir, es un lugar óptimo para invertir capital. La cantidad de flujos de capital que viajan a este lugar será masivo lo que empleará a muchos trabajadores y por tanto se creará mucha plusvalía que garantizará los beneficios de las compañías. Lo que ocurre es que el beneficio es para los capitalistas como la sangre para los tiburones, lo huelen a quilómetros, y por ello, este efecto llamada atraerá a más y más capitalistas y a más y más mano de obra demandada para poder atender las ampliaciones del negocio. Los burgueses al copar los puestos de trabajo de ese sector sacarán a gentes de otros sectores (del campo a la ciudad y del instituto a la obra o a la fábrica), esto poco a poco provocará un desequilibrio en el mercado de trabajo.
Además de esto, el número de compañías y especuladores que quieran tomar parte en dicho mercado floreciente y rebosante de beneficios aumentará sustancialmente haciendo que entren en gran competencia entre ellos. En un mercado de gran potencial donde hay dos empresas, estas, pueden constituir acuerdos comerciales o de reparto del mercado con gran facilidad, pero si en este mercado hay miles de empresas ya es más complicado. Esta situación de competencia entre empresas hace que tengan necesariamente que diferenciarse unas de otras. Tendrán que abaratar su creación de mercancías (a no ser que aparezcan los bancos y alarguen el ciclo antinaturalmente, que es lo que ha pasado con el crédito y la burbuja inmobiliaria). El hecho de que las empresas inviertan en métodos más efectivos de producción, o en formación de la mano de obra, o en maquinaria nueva querrá decir que (si los salarios se mantienen constantes o moderados, cosa que siempre pasará con baja afiliación sindical) la parte constante de la mercancía aumenta respecto a la parte variable.
Dicho de otra forma, las empresas al necesitar ser más competitivas aumentan el capital constante en el proceso de producción dejando el variable (los salarios) sin atender, pero recordemos una cosa del principio del post. ¿Qué parte de la composición orgánica del capital era la que reproducía el valor? El capital variable. Esto quiere decir que si disminuimos la proporción de variable respecto al fijo o constante, la tasa de plusvalía a largo plazo tiende a bajar. Es lo que se conoce como descenso tendencial de la tasa de ganancia.
Si la tasa de ganancia cae en este mercado, y lo que es peor, cae fuertemente (como pasó con la burbuja de las puntocom o la inmobiliaria en EEUU) el pánico se desencadena y muchas empresas empiezan a no poder hacer frente a las deudas contraídas para financiar inversiones y quiebran. Lo que suele ocurrir es que muchas empresas, en el momento álgido del mercado, y ansiosas de beneficio, se endeudan por encima de un nivel aceptable para que con este dinero puedan expandir su actividad (es lo que se conoce como apalancamiento). Es decir, piensan que el mercado en el que se encuentran va a seguir subiendo siempre y que por mucho que se endeuden, la rentabilidad del negocio siempre superará los costes de la deuda (con sus intereses). Esto ha pasado con la burbuja inmobiliaria en muchos lugares. Al caer la tasa de ganancia los capitalistas intentarán contrarrestar la situación mediante despidos y bajadas de salarios, o apertura de nuevos mercados donde esconderse temporalmente de la estampida de caídas (de ahí las privatizaciones en tiempos de crisis, para proporcionar refugios al capital privado).
Por ello, algunos marxistas dicen que no existe una salida social a la crisis dentro del capitalismo, porque simplemente no hay salida capitalista a la crisis. Lo único que podremos ver con el capitalismo es la forma en que se reparten los costes de la burbuja expansiva, o mejor dicho, los costes de la necesaria destrucción de mano de obra sobrante y de capital sobrante.
Viçens Navarro es poskeynesiano, y Juan Torres López...probablemente también (lo que no quita que Juan Torres López pueda ser anticapitalista). Pero Alberto Garzón es marxista y anticapitalista y se ve en cada una de las entradas de su blog http://www.agarzon.net/ , te recomiendo que accedas a un curso de economía heterodoxa que montó con más gente, donde se introducían distintas corrientes críticas de la economía: http://www.altereconomia.org/curso/login.php Allí veían desde los poskeynesianos a los marxistas, pasando por los economistas radicales y la New Left americana.
ResponderEliminar¡Victor grácias por comentar!
ResponderEliminarPara empezar decirte que no soy yo el que reparte carnets de Marxista (no lo pretendo ni mucho menos). Si así lo has entendido no era mi intención. Yo doy mi humilde opinión.
Yo en este blog hablo fundamentalmente de su último libro "Hay Alternativas" que ya he dicho que me parece muy valioso y útil, pero sin duda no es un libro marxista.
He leído bastantes cosas de su blog aunque no he participado en "su curso de economia alternativa", aunque me lo recomendó un camarada de la UJCE. De las que he leído, aunque en algunas cosas habla de temas marxistas, creo que su línea ideológica, desde mi libertad, es keynesiana o socialdemócrata.
Esto no quiere decir que no me alegre de su presencia en el congreso o que le considere un trepa o un revi. pero hecho de menos en su discurso otro tipo de línea.
Saludos.
Perdón por comentar tan tarde, y más teniendo en cuenta que soy el causante de la entrada xD
ResponderEliminarBásicamente coincido con Víctor. Navarro y López son keynesianos, pero Garzón es marxista.
Si te fijas en uno de los textos del curso (¿lo veremos terminar algún día?) plantea tres visiones marxistas de la crisis: la de la tasa de ganancia, la de sobreproducción y la del subconsumo. Estos últimos se centran en el estudio de la renta, los slarios, la plusvalía... y entran en contacto con los postkeynesianos.
Yo encuadraría a Garzón en el tercer enfoque, teniendo en cuenta la temática sobre la que suele escribir.
Hace poco encontré un texto de formación del PCM en que también planteaba estos enfoques (con algunos matices), y por eso planteaba la duda en el anterior post.
Y enhorabuena por el post que está curradísimo!!!
fdo:nunglo
PD:aclaro que no soy militante del PCE, pero me tomo lo de camarada como un cumplido jaja ;)