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miércoles, 24 de agosto de 2011

Los Salarios y los Beneficios en España


Mi padre me dijo una vez que la mayor democracia de un trabajador es tener trabajo, puesto que sin pan en la mesa ni techo donde cobijarse no se puede hablar de libertad, este es el objetivo número uno de los comunistas bajo mi punto de vista: acabar con la explotación del hombre por el hombre y luchar para que todos los seres humanos por el simple hecho de serlo tengan garantizada la educación, la comida, la sanidad y la vivienda. A veces los comunistas olvidamos nuestra base social, nos distraemos en cuestiones teóricas, que sin duda son importantes, pero no ayudan a ganarnos a la clase trabajadora que anhela verdaderos defensores de su causa, hemos de orientar el discurso al día a día para que los obreros puedan plantar cara a la manipulación a la que son sometidos. Por ello he decidido hacer un “alto” en unos post que tenía pensado preparar sobre los hechos de Julio para dedicarme al tema del salario y del beneficio, que sin duda es algo mas importante hoy día.

El salario es el “eje” de la economía, puesto que permite su correcto funcionamiento a través del consumo y indirectamente de la inversión. Para tratar este tema primero haremos un pequeño resumen de datos macroeconómicos (los grandes números) del país.

La economía española crecía antes de la crisis a tasas interanuales superiores al 3%, es decir, por encima de la media de la UE y llegando incluso al 4,1% en el 2006, esto significa que estábamos en la “champions lij” de las economías europeas. La tasa de paro también descendió de manera importante (8,1%), incluso absorbiendo tasas de empleo crecientes de entre 1 y 3 puntos porcentuales, o sea, que a pesar de que más gente entraba a buscar trabajo, el paro seguía bajando fuertemente. La gente que hacia aumentar la tasa de empleo eran las mujeres, jóvenes sin estudios y inmigrantes, sobretodo estos últimos llamados por la construcción. El negocio de la construcción y el de otras industrias auxiliares es el causante de que aunque la población que buscaba trabajo aumentase, este dato, no reflejase tasas de paro superiores, la construcción es un sector intensivo en mano de obra poco cualificada o medio cualificada y promueve gran cantidad de autónomos que revolotean a su alrededor cosa que también saco a gente del paro o de empleos por cuenta ajena.

Parecía que todo iba bien hasta que se empezaron a notar en el año 2007 síntomas de “desaceleración”, el PIB moderó su crecimiento para acabar corrigiéndose bastante más el año 2008. Esto significaba el inicio de una de las crisis capitalistas más graves que ha sufrido este planeta y que aún no tiene “brotes verdes” en el horizonte.

La crisis ha afectado a los salarios y los seguirá afectando en el futuro, para empezar vamos a mirar una de las principales propuestas de los economistas neoliberales: lo referente al salario mínimo interprofesional. Para los economistas como Hayek o Friedman y sus discípulos, el establecimiento por parte de los gobiernos de SMI es un atentado contra la libre empresa y contra la competencia entre los trabajadores, según estas teorías el desempleo viene explicado en parte por la existencia de estos SMI ya que obligan a los empresarios a dirigir sus beneficios a pagar a los obreros lo que la ley marque en lugar de hacer con ese dinero otras cosas. Los datos son reveladores en contra de estas posturas, para empezar en España el SMI es de los más bajos de la UE (y me refiero a € estandarizados) y sin embargo tenemos una tasa de paro muy superior a la UE-15, parece ser que aunque los empresarios tengan bastante más dinero libre que sus colegas comunitarios en cuanto a las retribuciones salariales, no lo usan para mantener el empleo.

Los salarios se pueden ver también desde 3 puntos de vista, desde el nominal, desde el real y desde el relativo. El salario nominal es el dinero efectivo que el trabajador percibe por su venta de fuerza de trabajo, este indicador no tiene demasiada validez, ya que no tiene en cuenta la evolución de los precios que es de lo que se trata. De todos modos, la evolución nominal media de los salarios en España ha aumentado desde hace muchos años con distinto grado, solo se ha visto menguar en el periodo de crisis en el que los salarios nominales medios han descendido.

El salario real, que es aquel que tiene en cuenta lo que se compra “normalmente” con el dinero percibido por los obreros ha seguido una evolución plana desde que empezó el “modelo español de crecimiento” o sea, desde que empezamos a construir mas casas que Francia, Alemania e Italia juntas. Esto es debido a que los salarios cada vez tenían más que ver con sectores de poca especialización de la mano de obra y que estaban poblados de contratos basura, lo cual se traducía en salarios más bajos. En un reciente artículo de Alberto Garzón vemos como se comparan dos gráficos con la evolución de los salarios reales desde 1978 hasta la actualidad. En uno de estos gráficos se calcula la evolución de los precios (para compararlo con los salarios) utilizando el famoso IPC (que es una selección de artículos básicos), en dicho gráfico se ve una recta plana desde los 90 hasta hoy, es decir, no hemos ganado ni perdido poder adquisitivo. No obstante en el siguiente cuadro no se calculan los precios con el IPC sino teniendo en cuanta otros bienes de consumo como el caso de la vivienda (que duplicó su precio en esa década) esto nos indica una fuerte caída de los salarios reales y del poder adquisitivo de la clase trabajadora, que se tradujo en demanda de créditos personales y para el consumo. Este aumento de los créditos personales y al consumo, sin hablar ya del tema hipotecario, no es causado por esa famosa frase de “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades”, sino mas bien en un negocio triunfante para los bancos y las grandes corporaciones que ponían infinidad de productos a la venta, junto con financiación a trabajadores poco informados y con salarios muy bajos. El auge de estas formas de consumo a deuda se refleja en el alto endeudamiento privado de las familias de España que en el año 2008 era de un 32% del PIB. Este alto endeudamiento tiene que ver con el segundo gráfico de A. Garzón que nos indica pérdidas importantes de poder adquisitivo desde 1990 hasta 2007, que los ciudadanos han ido suplantando con préstamos de instituciones financieras.

Hoy día los salarios se ven tremendamente afectados por la existencia de esta elevada tasa de paro que tiene al llamado “ejército de reserva” presionando a la baja los salarios, sobretodo en la economía sumergida (que no entra en los datos y se presume en un 20% de nuestra economía). El paro baja los salarios y por tanto perjudica a la salida de la crisis puesto que necesitamos a unos obreros con poder de compra suficiente para poder impulsar el consumo de una forma efectiva.

Mientras todo esto ocurre, mientras los obreros hemos visto descender nuestros salarios reales en los años de bonanza y con la crisis nos vemos abocados al paro masivo… ¿Qué hay de los empresarios? Pues dejando de lado las pequeñas y medianas empresas que son el grueso de nuestro tejido productivo y que están intentando orientarse al exterior, las grandes compañías, que son las que realmente influyen en las políticas tomadas y nutren lo que llamamos, la burguesía, no han sufrido la crisis. El profesor V. Navarro nos cita en uno de sus artículos el siguiente dato “de las empresas del IBEX-35 solo 3 han tenido pérdidas durante los años de la crisis”, esto nos indica que aunque algunas hayan visto menguar sus beneficios, estos, han seguido existiendo, lo cual no les ha supuesto impedimento para exigir rebajas salariales y “moderación”.

Los beneficios empresariales (EBE) cada vez ganan más peso en el global de la economía española en detrimento de las rentas del trabajo. ¿Cómo puede ser esto? Pues básicamente es debido a la política fiscal en España y a los bajos salarios que estos mismos patrones pagan. Aún a pesar de que el impuesto de sociedades esté en un 30% (y un 25% para PYME) los datos de la agencia tributaria nos dicen que el tipo efectivo del IS es del 18%. Esto básicamente quiere decir que las empresas tienen deducciones y desgravaciones fiscales hasta para ir a mear, lo que hace que se puedan deducir casi 12 puntos porcentuales lo que tienen que pagar al fisco. Por si fuera poco, muchas de estas empresas que se acogen a desgravaciones coinciden con las empresas más ricas, como es el caso del Banco Santander que logró en el año 2009 rebajar su tasa al 11% (según un periódico español de ámbito económico).

Esta situación de polarización en el reparto de la renta nacional, que es el conjunto de retribuciones que los agentes económicos reciben (como se reparte la tarta) habla por sí sola, puesto que desde el 2004 al 2008 la pérdida de peso de los salarios en dicho indicador ha pasado de un 49% a un 46%.

Finalmente quiero señalar que si miramos con perspectiva, prácticamente la totalidad de países con salarios bajos y poca protección social y estados del bienestar subdesarrollados están sufriendo mucho mas la crisis que los países que tienen mayor cobertura salarial (que ha evitado el endeudamiento), mayor protagonismo del papel sindical (modelo alemán de cogestión empresarial) o mayor extensión de progresividad fiscal. La desigualdad entre salarios y beneficios empresariales es una cuestión de lucha de clases, y si ganan los beneficios empresariales es porque la clase obrera esta en un momento de repliegue, así como después de la segunda guerra mundial fue un momento de expansión (creación del estado del bienestar y otras concesiones de la burguesía). Hay que seguir por el camino de la lucha no solo para reclamar mas parte del pastel, sino todo el pastel.

viernes, 17 de diciembre de 2010

El precio de la mercancía en Marx

Marx escribió “trabajo asalariado y capital” donde explicaba como se determinaba el salario y que magnitudes se tenían en cuenta a la hora de fijar el precio (que no el valor) de las mercancías. Evidentemente había fenómenos que Marx no vivió con tanta intensidad en su época y por tanto no les pudo conceder toda la importancia que hoy tienen a la hora de fijar los precios, aunque no significa que no citara estas otras variables en otras obras. Yo en alguna entrada anterior si que he hecho especial énfasis en estos aspecto que me parecen vitales, y lo voy a volver a hacer para complementar en este caso la explicación del maestro. Voy a hablar de cómo Marx explica el precio de la mercancía y podremos comprobar que tiene mucho que ver con las teorías que nos enseñan en la universidad sobre ese mismo tema, así que parece que no tenía tantas contradicciones en su pensamiento como se nos dice.


Según nos dice Marx en las primeras frases de “El Capital” el mundo es un conglomerado de mercancías de toda clase, y por tanto hay que entender las leyes que regulan su intercambio para poder entender como funciona el mundo en el que vivimos (esta idea se relaciona con la anterior entrada). Lo que determina fundamentalmente el precio de la mercancía no es más que la relación entre demanda y oferta, según las palabras del filósofo “apetencia y oferta”. Al hablar Marx de apetencia ya está introduciendo el término de demanda agregada moderna que incluye los potenciales deseos de compra aunque no se hayan manifestado, cuando dice apetencia se refiere a un componente de la demanda agregada que es el primero, el consumo privado (C). Pues bien, Marx nos dice que hay tres aspectos en cuanto a estas dos variables que determinan el precio de la mercancía:


1) Competencia entre vendedores: según el principio de economicidad todos los vendedores intentarán vender lo máximo al mínimo coste para ellos y al mayor precio posible. O sea que los vendedores pugnaran entre ellos para quedarse con la mayor cuota de mercado y por tanto para poder vender más que los demás vendedores. Marx no habla explícitamente de la competencia perfecta ni imperfecta ni de los monopolios en este fragmento, pero es evidente que se refiere claramente al grado de competencia de un mercado al hablar así. El hecho de que haya muchos vendedores peleándose por vender en un mercado reducido hace que los precios tiendan a bajar, ya que la bajada de un vendedor obliga a los demás a adoptarla (siempre si hablamos de productos homogéneos).


2) Competencia entre compradores: es el mismo principio de economicidad aplicado a la otra cara de la moneda, es decir, a la demanda, al deseo de los “clientes” al querer comprar lo máximo con el mínimo coste. El hecho de que los demandantes compitan por adquirir un producto concreto hace que su precio escale, sobretodo si el número de demandantes es superior al número de productos (si la demanda supera a la oferta).


3) Competencia entre compradores y vendedores: aquí es básicamente el principio de economicidad aplicado a los dos ya que Marx nos dice que “unos quieren comprar los mas barato posible y otros vender los mas caro posible”. En este apartado se nos viene a decir que un mercado dominado por los oferentes (donde su número sea inferior al de los demandantes) hará que los precios en relación a la demanda tiendan a subir, y en el caso de un mercado dominado por los demandantes (si su número es inferior al de los oferentes) hará que los precios bajen. Marx explica esta relación de dominio de la presencia en el mercado con una frase muy buena “el ejército cuyas tropas se peguen menos entre sí es el que triunfa sobre el otro”, aquí Marx se refiere a eso que yo he dicho antes, es decir al grado de dominación de uno sobre otro en el mercado y al nivel de acuerdo (y conciencia) que exista entre los oferentes o demandantes.


Una vez explicado eso, es importante decir que las cosas no son así simplemente, ya que inciden muchas variable mas (que posteriormente vamos a mencionar), vamos por orden. Hemos dicho que Marx considera que la competencia entre oferta y demanda es lo que determina el precio de las mercancías, pero entonces ¿Qué es lo que hace que haya un nivel de oferta o de demanda determinados? Aquí está el quid de la cuestión, en las variables que inciden en esto tan bonito de “oferta y demanda”.


Demanda:


La demanda como hemos dicho es la “apetencia” de los consumidores respecto a un producto, y aquí hay que puntualizar que no hablamos de la demanda agregada, sino del consumo privado (C). Si hablásemos de la demanda agregada tendríamos que hablar de la inversión, del consumo del estado, del saldo exterior…etc. Pero aquí hablamos del primer componente de la demanda agregada (C). Pues bien, el hecho de que haya un nivel u otro nivel de demandantes en un mercado determinado lo conoce todo el mundo, porque todo el mundo lo ha vivido, básicamente es la renta disponible y el precio de los productos (esto es lo que Marx consideraba básicamente) pero hay otras cosas que no mencionó (o al menos no las he visto) como el gusto de los consumidores, aunque es lógico que no las mencionase ya que los productos eran bastante homogéneos y en su época el gusto por un producto u otro no era tan importante como ahora.


Marx habla fundamentalmente en su obra de la oferta y de sus determinantes, sobretodo de uno en concreto que sin dudar es el mas importante y es donde nos vamos a centrar como el hizo. ¿Por qué Marx se centro en estudiar el nivel de oferta? En su época, muy diferente a la nuestra, la oferta era muy inferior a la demanda, aunque se producía con economías de escala y en masa, los demandantes siempre eran los perjudicados en los mercados y las espirales inflacionarias estaban a la orden del día. Actualmente el nivel de demanda ha superado al de oferta, sobretodo desde la crisis del petróleo, y ha obligado a la economía a diversificar su oferta y a introducir diferenciación de los productos. Si Marx hubiera nacido hoy, probablemente estaría haciendo más hincapié en la demanda que en la oferta.


Oferta:


Para explicar lo que determina la oferta hay que tener en cuenta algunas cosas, primeramente el nivel de demanda que existe para esa oferta (cosa muy relacionada con otro posterior) y también la existencia de competidores en esa oferta (también muy relacionada con el siguiente), y el mas importante factor para determinar la oferta, es el coste de producción. Aquí Marx centra su análisis en la obra de la que hablamos.


Si un capitalista quiere producir en un sector determinado, tendrá que conocer la rentabilidad que va a recibir de su producción (lo que Marx llama la tasa de ganancia del capital), esta ganancia determinará su presencia en mayor o menor importancia en el sector. Pero no todos los capitalistas podrán entrar en todos los sectores, las barreras de entrada y de salida son un factor muy importante que Marx no consideró (en su época no era un freno tan importante como ahora), así que lo que hará que haya mas oferta será la tasa de rentabilidad del capital (dada por el coste de producción) y la existencia o no de barreras de entrada y de salida del sector. Pero para entender esto mejor vamos a poner un ejemplo donde se vea todo con claridad:


Un capitalista que posee un nivel de capital (200 u.m. por unidad productiva) quiere producir sillas, pero para hacerlo lo que le motivará es la rentabilidad, así que observa a otros capitalistas o simplemente hace una estimación de los costes que tendrá que soportar para producir sillas, pongamos que necesita 100 u.m. para las máquinas, y las instalaciones (el capital fijo) y otras 100 u.m. para los trabajadores (capital variable). Al vender este producto lo hará pongamos por 300 u.m. así que veremos como se embolsa una plusvalía de 100 u.m. por su producción.


Vemos aquí como el capitalista obtiene beneficio en este sector de la venta de sillas y por tanto si no hay barreras de entrada insalvables decidirá introducirse. Pero ahora imaginemos que lo que ese capitalista ha pensado, lo han pensado miles de capitalistas, eso hará aumentar el número de productos (sillas) ofertadas y al cabo de ir aumentando la producción y igualándose a su vez al nivel de demanda existente, esto haga caer los precios. Es decir, que el sector se satura de capitalistas y hace disminuir la tasa de ganancia de los mismos, visto de esta forma los precios se autorregulan solos.


Pero no es tan simple como que la ganancia atrae a los capitalistas y esta llamada hace reducir la oferta al saturarse el mercado. Hay otros factores que impiden este efecto, como son los cárteles o la fijación por parte de los capitalistas de un sector de barreras que impidan a otros entrar en el y perjudicar la tasa de ganancia de los que están. Algunas de estas barreras son controlar el secreto del sector (el know-how), o los proveedores, o las patentes, o de exigir al gobierno protección para que no se sature el mercado, o simplemente pactar precios.


Con todo esto vemos como el coste de producción es básicamente lo que motiva la oferta, si quisiéramos ir un peldaño mas arriba podríamos preguntarnos ¿Qué es lo que determina el coste de producción? Pero eso lo explicaremos con detalle mas adelante, simplemente dejo aquí un apunte:


Lo que determina el coste de producción, sus componentes, es el coste de la hora de trabajo. Si nos fijámos en las variables que forman el coste de producción vemos que tanto el capital constante como el capital variable están hechas de horas de trabajo. Las máquinas no son más que horas de trabajo acumuladas y por tanto tendrán un precio dependiendo de las horas que hayan hecho falta para hacerlas, estas horas de trabajo es el llamado (trabajo muerto). El capital variable, es el trabajo vivo, el que combinado con el muerto hace nacer otras mercancías. Así que la siguiente pregunta debería ser ¿Qué determina el precio de la hora de trabajo? Lo mismo que determina el precio de otra mercancía, la competencia entre la oferta y la demanda de trabajadores.