viernes, 4 de abril de 2014

El poder de un titular

El pasado jueves participe  con  mi compañera Tania Sánchez en  la charla que se daba dentro de la IV edición de las Jornadas de Marzo, unas jornadas que el colectivo de Filosofía y Letras, José Martí, de la UJCE-Aragón organiza en la Universidad de Zaragoza  y que este año se celebraba bajo el título “Capitalismo, socialismo y democracia”.
Todo discurría con normalidad hasta que un grupúsculo intentó reventar el acto violentamente.
Si impedir el asalto de la biblioteca María Moliner de la Universidad, con intenciones fáciles de imaginar, supone participar en una trifulca, es decir en una riña entre varias personas, me temo que se traslada una valoración sesgada y poco acorde con la realidad.
Si hubiéramos estado en un centro cívico en una de las múltiples charlas que se realizan y somos atacados con violencia con cristales y barras de hierro pero en vez de huir, impedimos el acceso para evitar males mayores a los asistentes, ¿hablaremos de trifulca entre jóvenes o de intento de agresión?
No entiendo esa vara de medir diferente y me asalta la duda de si es porque la organizaba la UJCE, o porque era en la Universidad.
Si es por la primera razón, solo demuestra desconocimiento, espero, y precipitación al dar el mismo valor a los diferentes testimonios de los que allí estábamos, docentes de la universidad, alumnado, cargos públicos de IU, que a un tweet de los vándalos que quisieron a golpes evitar un acto que cuenta con créditos universitarios, que se organizaba por 4º año y que demuestra la solvencia y organización de los Jóvenes Comunistas.
Si es por la segunda, me preocupa aun más. La Universidad Pública es un ámbito donde históricamente se ha defendido la racionalidad y las libertades. Es donde el currículo del alumno se construye con su talento y son menos influyentes las posibilidades económicas de su familia. Bolonia mediante.
En una sociedad donde la violencia tiene múltiples rostros, donde escandaliza más que alguien vandalice un contenedor a que alguien coma diariamente de él, donde más de un millón y medio de hogares españoles sufren la violencia extrema de la pobreza, donde se violentan los derechos de millones de españoles con la negación de derechos laborales y la condena del desempleo, donde el ministro de Economía acusa a Caritas de provocar, equiparar a quienes luchan diariamente por recuperar derechos con quienes hacen del racismo y la xenofobia su manera de vivir es en mi opinión una barbaridad.
La violencia se puede ejercer con un bate o con una pluma, y cuando se persigue el eliminar la resistencia para conseguir un objetivo son  tan dañinos los errores involuntarios, como la pasividad.

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