La nueva ley del aborto
que ha sido anunciada por el gobierno español estos días ya ha provocado las
protestas de diversos colectivos: mujeres, estudiantes, sindicatos, partidos de
izquierda y partidos sencillamente no reaccionarios y nacional-católicos. Esta
ley ha provocado también algo que no se veía desde tiempos de la dictadura, y
me estoy refiriendo a manifestaciones frente a embajadas españolas, cosa que
nos recuerda cual es la familia política del partido del gobierno. Algunos
dicen que están sorprendidos por esta ley, otros dicen que no esperaban que
Gallardón (“el más progre del PP”) se
atreviera a tal agresión a la mujer. ¿Se podía esperar otra cosa de alguien del
PP? ¿Se puede esperar algo bueno de un gobierno que recorta en dependencia y
niega la asistencia a los sin papeles? Yo no me esperaba nada diferente.
La Iglesia en España
mantiene aún grandes lazos, tejidos durante la sangrienta dictadura (que
apoyaba y que cubría bajo palio), y esta ley no es más que el fruto de estos
lazos con el poder. El ministro Gallardón, hijo de un adalid pro-vida de
extrema derecha, ha consumado lo que su padre no pudo en su tiempo, y emulando
a George Bush vengando a su papá de Saddam Hussein, ha dado una brutal estocada
a las mujeres españolas. La ley Gallardón es una ley retrógrada, que nos sitúa
al lado de Polonia e Irlanda y nos aleja de las supuestas democracias occidentales,
es una ley que presenta a las mujeres como a niñas estúpidas, que las
infantiliza y las trata, con ese vocabulario despreciable y machista, de “cuidar”. Que en pleno siglo XXI
tengamos que defender que la mujer debe tener derecho a decidir sobre su propio
cuerpo debe ser producto de nuestro particular país, pero yo no me resigno a
que esto sea una pesadilla.
Imagino cómo deben de
sentirse las mujeres de mi España, esas mujeres que estudian, que trabajan en
la fábrica, en la tienda, en el taller, en casa, que cuidan a nuestros mayores
y a nuestros niños más horas que un reloj, que soportan la cosificación del
patriarcado, que ganan menos que nosotros y que encima, tiene que soportar que
un gobierno influido por curas y frailes les diga que tiene que salir de su
vagina. Es una verdadera vergüenza. Siento profunda vergüenza ajena de mi
gobierno, un gobierno sin legitimidad alguna para estar donde está, un gobierno
que aplica medidas anti-obreras y que engañó a sus propios votantes. Además,
algunos miembros de esta organización mafiosa, con sus trajes caros pagados con
sobres en negro, se atreven a decir cosas como: “es que lo llevábamos en el
programa electoral”. ¡Es el colmo del cinismo! ¡Es mear en la cara de la gente!
Después de recortar todo lo recortable, después de hacer reformas laborales,
después de destruir las pensiones, después de aprobar leyes de seguridad propias
de dictaduras y no de democracias burguesas, después de negarse a detener los
desahucios, rescatar a bancos y amparar a corruptos, nos dicen que “lo llevaban en el programa”.
El título de este breve artículo contiene una
palabra que aún no ha sido usada, la palabra Bolchevique. El señor Mayor Oreja
decía que el aborto era “cosa de
bolcheviques”, intentando insultar a aquellos y aquellas que estamos a
favor del derecho a decidir de las mujeres. Veamos que decían los bolcheviques
hace 93 años sobre esta cuestión:
“Mientras los remanentes del pasado y las difíciles condiciones del presente obliguen a algunas mujeres a practicarse el aborto, el Comisariato del Pueblo para la Salud y el Bienestar Social y el Comisariato del Pueblo para la Justicia consideran inapropiado el uso de medidas penales y por lo tanto, para preservar la salud de las mujeres y proteger la raza contra practicantes ignorantes o ambiciosos, se resuelve:
“Mientras los remanentes del pasado y las difíciles condiciones del presente obliguen a algunas mujeres a practicarse el aborto, el Comisariato del Pueblo para la Salud y el Bienestar Social y el Comisariato del Pueblo para la Justicia consideran inapropiado el uso de medidas penales y por lo tanto, para preservar la salud de las mujeres y proteger la raza contra practicantes ignorantes o ambiciosos, se resuelve:
“I.
El aborto, la interrupción del embarazo por medios artificiales, se llevará a
cabo gratuitamente en los hospitales del estado, donde las mujeres gocen de la
máxima seguridad en la operación.”
Como podéis ver, señores
del PP, fascistas de pacotilla, curitas de misa dominical y lame-cirios con
cuentas en Suiza, los comunistas os llevamos un siglo de ventaja en la defensa
de las mujeres.