Hoy
es el día de los que no tienen nada más que sus manos y su hambre. Hoy es el
día en que los obreros y campesinos pobres del mundo recordamos a los Mártires
de Chicago (Michael Schwab, Louis Lingg, Adolph
Fischer, Samuel Fielden, Albert R. Parsons, Hessois Auguste Spies, Oscar Neebe
y George Engel). Estos hombres que dieron su vida valientemente por la causa
del proletariado jamás caerán en el olvido. Su lucha es nuestra lucha.
Para rendirles un
pequeño homenaje a ellos y a todos los millones de obreros asesinados por el
capital, desde este blog, colgamos algún fragmento de sus declaraciones ante
las hienas del poder patronal que les dio muerte:
“Este
veredicto lanzado contra nosotros es el anatema de las clases ricas sobre sus
expoliadas víctimas, el inmenso ejército de los asalariados. Pero si creéis que
ahorcándonos podéis contener el movimiento obrero, ese movimiento constante en
que se agitan millones de hombres que viven en la miseria, los esclavos del
salario; si esperáis salvaros y lo creéis, ¡ahorcadnos!... Aquí os halláis
sobre un volcán, y allá y debajo, y al lado, y en todas partes surge la
Revolución. Es un fuego subterráneo que todo lo mina.
(AUGUST
SPIES)
“Como
obrero que soy, he vivido entre los míos; he dormido en sus tugurios y en sus
cuevas; he visto prostituirse la virtud a fuerza de privaciones y de miseria, y
morir de hambre a hombres robustos por falta de trabajo. Pero esto lo había
conocido en Europa y abrigaba la ilusión de que en la llamada tierra de la libertad,
aquí en América, no presenciaría estos tristes cuadros. Sin embargo, he tenido
ocasión de convencerme de lo contrario. En los grandes centros industriales de
los Estados Unidos hay más miseria que en las naciones del viejo mundo. Miles
de obreros viven en Chicago en habitaciones inmundas, sin ventilación ni espacio
suficiente; dos y tres familias viven amontonadas en un solo cuarto y comen
piltrafas de carne y algunos restos de verdura. Las enfermedades se ceban en
los hombres, en las mujeres y en los niños, sobre todo en los infelices e
inocentes niños. ¿Y no es esto horrible en una ciudad que se reputa civilizada?”
(MICHAEL SCHWAB)
“Yo
no creo que sólo los anarquistas y socialistas tengan armas en su casa...
Habéis probado que organicé asociaciones obreras, que he trabajado por la
reducción de horas, que he hecho cuanto he podido por volver a publicar el
"Arbeiter Zeitung": he ahí mis delitos. Pues bien: me apena la idea
de que no me ahorquéis, honorables jueces, porque es preferible la muerte rápida
a la muerte lenta en que vivimos. Tengo familia, tengo hijos, y si saben que su
padre ha muerto lo llorarán y recogerán su cuerpo para enterrarlo. Ellos podrán
visitar su tumba, pero no podrán, en caso contrario, entrar en el presidio para
besar a un condenado por un delito que no ha cometido. Esto es lo que tengo que
decir. Yo os suplico: ¡Dejadme participar de la suerte de mis compañeros!
¡Ahorcadme con ellos!”.”
(OSCAR
NEEBE)
“No
hablaré mucho; solamente tengo que protestar contra la pena de muerte que me
imponéis, porque no he cometido crimen ninguno. He sido tratado aquí como
asesino y sólo se me ha probado que soy anarquista. Pero si yo he de ser
ahorcado por profesar mis ideas, por mi amor a la libertad, a la igualdad y a
la fraternidad, entonces no tengo nada que objetar. Si la muerte es la pena
correlativa a nuestra ardiente pasión por la redención de la especie humana,
entonces yo lo digo muy alto: disponed de mi vida.”
(ADOLF
FISCHER)
“Yo
repito que soy enemigo del orden actual y repito también que lo combatiré con
todas mis fuerzas mientras respire. Declaro otra vez franca y abiertamente que
soy partidario de los medios de fuerza. He dicho al capitán Schaack, y lo
sostengo, que si vosotros empleáis contra nosotros vuestros fusiles y cañones,
nosotros emplearemos contra vosotros la dinamita. Os reís probablemente porque
estáis pensando: "Ya no arrojará más bombas". Pues permitidme que os
asegure que muero feliz, porque estoy seguro que los centenares de obreros a
quienes he hablado recordarán mis palabras, y cuando hayamos sido ahorcados,
ellos harán estallar la bomba. En esta esperanza os digo: ¡Os desprecio;
desprecio vuestro orden, vuestras leyes, vuestra fuerza, vuestra autoridad!
¡Ahorcadme!”.”
(LOUIS
LINGG)
“para
el obrero no hay diferencia entre Nueva York, Filadelfia o Chicago, así como no
la hay entre Alemania y esta república tan ponderada. Un compañero de taller me
hizo comprender científicamente la causa de que en este rico país no pueda
vivir decentemente el proletariado. Compré libros para ilustrarme más, y yo,
que había sido político de buena fe, abominé de la política y de las elecciones
y también comprendí que todos los partidos estaban degradados... Entonces entré
en la Asociación Internacional de Trabajadores. Los miembros de esta asociación
están convencidos de que sólo por la fuerza podrán emanciparse los
trabajadores, de acuerdo con lo que la Historia enseña. En ella podemos
aprender que la fuerza libertó a los primeros colonizadores de este país, que
sólo por la fuerza fue abolida la esclavitud, y así como fue ahorcado el primero
que en este país agitó la opinión contra la esclavitud, vamos a ser ahorcados
nosotros.”
(GEORGE
ENGEL)
“Yo
amo a mis hermanos, los trabajadores, como a mí mismo. Yo odio la tiranía, la
maldad y la injusticia. El siglo XIX comete el crimen de ahorcar a sus mejores
amigos. No tardará en sonar la hora del arrepentimiento. Hoy el sol brilla para
la Humanidad, pero puesto que para nosotros no puede iluminar más dichosos
días, me considero feliz al morir, sobre todo si mi muerte puede adelantar un
solo minuto la llegada del venturoso día en que aquél alumbre mejor para los
trabajadores. Yo creo que llegará un tiempo en que sobre las ruinas de la
corrupción se levantará la esplendorosa mañana del mundo emancipado, libre de
todas las maldades, de todos los monstruosos anacronismos de nuestra época y de
nuestras caducas instituciones”
(SAMUEL
FIELDEN)
"Hay en los
Estados Unidos, según el censo de 1880, dieciséis millones doscientos mil
jornaleros. Estos son los que por su industria crean toda la riqueza de este
país. El jornalero es aquél que vive de un salario y no tiene otros medios de
subsistencia que la venta de su trabajo hora tras hora, día tras día, año tras
año. Su trabajo es toda su propiedad; no posee más que su fuerza y sus manos.
De aquellos dieciséis millones de jornaleros, sólo nueve millones son hombres;
los demás, mujeres y niños... Ahora bien, señores; yo, como trabajador, he
expuesto los que creía justos clamores de la clase obrera, he defendido su
derecho a la libertad y a disponer del trabajo y de los frutos de su trabajo...Este
proceso se ha iniciado y se ha seguido contra nosotros, inspirado por los
capitalistas, por los que creen que el pueblo no tiene más qué un derecho y un
deber, el de la obediencia. ¿Creéis, señores, que cuando nuestros cadáveres
hayan sido arrojados a la fosa se habrá acabado todo? ¿Creéis que la guerra
social se acabará estrangulándonos bárbaramente? ¡Ah, no! Sobre vuestro
veredicto quedará el del pueblo americano y el del mundo entero, para
demostraros vuestra injusticia y las injusticias sociales que nos llevan al
cadalso...
(ALBERT
PARSONS)
Que las palabras de estos hombres (cinco de ellos ejecutados y los
otros tres con largas condenas) se queden grabadas a fuego en la historia y que
sus nombres vivan para siempre en nombre de la causa por la cual inmolaron sus
vidas.
¡VIVA EL 1º DE MAYO!
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