martes, 29 de junio de 2010

Sobre la utilización de la violencia

La violencia es mala, por definición lo es, a nadie le gusta ver violencia (a nadie de bien) y mucho menos sufrirla o ejercerla. El caso está en que la violencia ha jugado en la historia dos papeles: el papel que hemos descrito antes, de aberración, tortura y muerte sin sentido y el otro papel (sin tener que abandonar necesariamente el primero) de cambio, de renovación y de rebelión.

Ya Marx nos hablaba sobre la importancia de la violencia en la historia, reconocía su papel denigrante y la aborrecía, pero ello no significaba no reconocer el segundo papel que ha ejercido en los años y en la lucha de clases, motor de la historia. El marxismo habla sobre la importancia de evitar la violencia lo máximo posible en la revolución, y dicha violencia debe ser moderada siempre, aunque no la descarta ante la evidente respuesta reaccionaria de la burguesía. La violencia es pues, necesaria para la revolución.

Dicho esto, y recorriendo el uso y las diversas y extrañas interpretaciones del marxismo, cada uno ha tomado la violencia de una manera y los oportunistas, populistas y revisionistas han intentado tergiversar el marxismo, no se si lo han hecho por ignorancia o por desestabilizar y dividir el comunismo, en cualquier caso estas interpretaciones sirven a la reacción.

Los socialistas pequeñoburgueses (mencheviques) han imaginado a la revolución como algo pacífico e incluso han cambiado el término de la “lucha de clases” por el de “armonía de clases”, esto es una traición a los trabajadores y es de un utopismo demasiado exagerado como para ser admitido. ¿Acaso los burgueses entregaran sus hacendados y fábricas, capitales y privilegios sin protestar? ¿No intentarán aniquilar la revolución por la fuerza de las armas? Los socialistas pequeñoburgueses hablan de la necesidad de extender la conciencia de clase, incluso entre los burgueses, para que entiendan que han de unirse pacíficamente al comunismo. ¿Alguien cree que un burgués es alguien a quien se le pueda convencer con la palabra? ¿Acaso no se ve en las negociaciones sindicales con sus posturas, cuales son sus actitudes?

Hay que decir que los mayores enemigos del marxismo son aquellos que dicen serlo y lo están aniquilando con sus palabrerías, artes florales y populismo barato. Tenemos al señor Chávez que se autodenomina marxista revolucionario (aunque hasta hace bien poco decía que no lo era) ¿Cómo que revolucionario si estás enquistado en el poder oligárquico al igual que tus antecesores? ¿Cómo marxista revolucionario con el poder ingente de las empresas extranjeras en el país por mucho que amenaces? ¿Cómo marxista revolucionario santiguándote antes de los demagógicos discursos? ¿Cómo marxista revolucionario aliándote con dictaduras teocráticas y torturadoras como la de Irán? Y un largo etcétera…estos son los males del marxismo de nuestro tiempo, este es el oportunismo de nuestro día.

El de Chávez es un ejemplo claro del oportunismo, sin desviar o desvariar hacia el uso de la violencia. Pero si queremos tener en el uso de la violencia ejemplos de oportunismo y de tergiversación basta ir hacia cualquier grupo terrorista que se autodenomine marxista y allí lo tendremos. ¿Acaso la lucha de ETA no es tremendamente reaccionaria? Reaccionaria por nacionalista, por asesinar a ciudadanos inocentes y por no darse cuenta que la violencia en la revolución no es patrimonio del pueblo vasco y que no puede ser usada solo para la liberación del pueblo vasco.

La violencia, ya concluyendo, es patrimonio de la revolución en su conjunto, del proletariado y campesinado mundial. En el día que no haya mas remedio que usarla para liberarse de la dictadura del capital esta habrá de ser usada a nivel global, y solo siendo una violencia coordinada e internacionalista y bien dirigida será realmente cuando cumplirá su segundo papel de la historia.

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