El
hombre aparece en la historia como un animal peculiar, está claro que no somos
iguales que los demás, nosotros podemos llegar a niveles de retención de
información, de organización, de producción de alimentos, de dominio del medio
que nos rodea mucho más elevados que el de nuestros competidores mas subdesarrollados.
Esto no es debido a que seamos la especie elegida por la Deidad X para dominar
el mundo, sino debido a un complejo proceso de evolución que nos ha hecho ser
como somos ahora. Si viajamos a las primitivas comunidades de humanos, podremos
ver que éstos (al igual que ahora) tienen una debilidad que les diferencia de
otras especies, y es su total y absoluta vulnerabilidad en los primeros años de
vida. Esta debilidad congénita de nuestra especie, unido a otras muchas (no
tenemos alas para volar y huir de los depredadores, no tenemos coraza, ni pelo
que nos proteja del frio, no somos excesivamente grandes o poderosos) nos ha
convertido en animales sociales, es decir, en “ser social”. Necesitamos la
cooperación entre nosotros para poder sobrevivir a un mundo hostil. Pero así
como tenemos debilidades tenemos también fortalezas, el lenguaje desarrollado
nos permitió el aprendizaje y la posterior producción de ideas y pensamientos.
Lo que nos distingue de los animales primitivos, a parte de nuestra producción
de herramientas complejas, es que ellos, cogen alimentos de forma instintiva,
mientras que nosotros los producimos con arreglo a un plan, que a su vez, ha
sido elaborado por un conjunto de experiencias y conocimientos de nuestros
antepasados.
Como
hemos dicho, el hombre, se organiza y vive en sociedad, debido a sus
debilidades naturales y a la posibilidad que tiene de hacerlo, pero hay que
decir también, que para vivir en sociedad, hay que producir los bienes y
servicios necesarios que alimenten, vistan y protejan a esta sociedad, o sea,
tiene que existir una producción social. La producción social serán todos
aquellos bienes y servicios que una determinada comunidad humana pueda crear u
ofrecer a sus miembros gracias al trabajo colectivo de los mismos. Esta
producción social se puede organizar de muchas formas, puede estar fundamentada
de una u otra manera, y dependerá en gran medida del entorno natural en el que
se habite. Así que lo que tenemos es una sociedad humana que crea bienes y
servicios y que se organiza socialmente de una forma determinada. ¿Pero existe
algún tipo de relación entre la forma que tienen los hombres de producir bienes
y servicios y de organizarse socialmente? Evidentemente que si, una cosa va
ligada con la otra. El materialismo histórico nos dice que el modo en que los
hombres produzcan sus bienes y servicios determinará en “última instancia” su
organización social-política. Antes que nada, aclaremos esta frase con un
ejemplo: “la forma en que los hombres
cultiven, los medios con que lo hagan, la organización que utilicen, la forma
de distribución del trabajo...etc. determinará “en última instancia” que en esa
sociedad haya una organización jerarquica-política-social determinada”. De
todos modos, veamos como expresa esta idea uno de sus primeros enunciantes, o
sea, Federico Engels:
“El desarrollo
político, jurídico, filosófico, religioso, literario, artístico…etc. (Superestructura) descansa
en el desarrollo económico (Infraestructura). Pero todos ellos repercuten también los
unos sobre los otros y…sobre la base de la necesidad económica, que se impone
siempre, en última instancia”
¡Genial
la explicación de Engels de lo que es el materialismo histórico marxista, distinto del semi-materialismo de Feuerbach! Fijaros como Engels define la
organización social de la comunidad humana, describe algunas de sus partes integrantes
(política, derecho, filosofía, religión, literatura, arte…etc.), todo esto,
según Engels, viene determinado en una sociedad (“en última instancia”) por la
base económica, o como él dice, por la “necesidad económica”. Ahora bien, es de
un cretinismo económico supino quedarse con esta definición que acabo de hacer,
ya que el propio Engels la complementa diciendo que todas estas partes de la
superestructura (como llamamos a la organización social de una comunidad
humana) se complementan también entre sí, o sea, que las leyes de la sociedad
influencian a la política, la política al arte, la literatura a las leyes y a
la política…etc. Pero esto no entra en contradicción con que a fin de cuentas y
en última instancia, lo que se “imponga” sean las necesidades económicas, o
sea, la infraestructura (que es como llamamos a la producción social de una
comunidad). Hay que añadir a todo esto una precisión, y es la siguiente. Cuando
decimos infraestructura no solo nos estamos refiriendo al nivel tecnológico que
los medios de producción tengan en una sociedad, o a la cantidad de
herramientas que ésta pueda producir, sino que también nos referimos a las
relaciones que los hombres necesariamente han de tener en estas condiciones de
producción (las relaciones de producción), o sea, si la sociedad se fundamenta
en la agricultura feudal, los hombres se relacionan de cierta forma, si se
fundamenta en la industria pesada del siglo XX, se relacionaran de otra, y sus
posiciones frente a la propiedad de los medios de producción serán distintas.
En
las sociedades antiguas, basadas en el comunismo-primitivo (que describe Engels
en su obra sobre la familia y el estado) no existía el excedente social, no había
abundancia de bienes, y las economías estaban basadas en la subsistencia. Con
la mejora de la producción social y la modernización de las relaciones de
producción fue apareciendo este excedente, que permitió la apropiación del
mismo y la aparición de otras formas de organización social (la esclavitud de
unas sociedades por otras…etc.). De igual forma, el maquinismo industrial y la
revolución mundial que supuso el vapor en la producción, cambió el modo
manufacturero de la industria y desplazó al artesano y al profesional de la
producción, proletarizándolo, a esta situación, también le acompañó un cambio
socio-político. Con estos ejemplos vemos que el desarrollo de la base-infraestructura
determina la superestructura.
Para
finalizar nuestro pequeño resumen de lo que significa el materialismo histórico
marxista, vamos a hablar del determinismo histórico. ¿Qué es lo que mueve la historia
de la humanidad? Como hemos visto, la producción material y las relaciones de
producción que van ligadas a esta determinan en última instancia la
organización política-social. Sabiendo esto como lo sabemos, podemos decir que
la conciencia social (las ideas de una sociedad) también irán determinadas por
la existencia social (por la forma que tienen los individuos de vivir y
relacionarse). Esta concepción materialista de la historia choca con el
idealismo liberal de “ideas y hombres buenos o malos”, es decir, todos los
cambios históricos tienen su fundamento, su explicación científica. Volvamos a
recurrir a Engels para que nos lo explique:
“las causas últimas
de todas las modificaciones sociales y las subversiones políticas no deben
buscarse en la cabeza de los hombres, en su creciente comprensión de la verdad
y de la justicia eterna, sino en las transformaciones de los modos de
producción y de intercambio; no hay que buscarlos en la filosofía, sino en la economía
de la época en que se trate”.
Vuelve
Engels a insistir en el materialismo histórico para explicar las “modificaciones sociales y las subversiones
políticas”, que no son otra cosa que la lucha de clases en la historia. Engels,
sin embargo, vuelve a echar mano de la expresión “las causas últimas” para
explicarse. ¿Por qué hace esto en esta ocasión? Algún liberal malintencionado
podría pensar que lo hace para cubrir su retirada en caso de crítica, pero no
es así, lo hace porque Engels (como Marx) no conciben el materialismo como algo
cerrado, cierto e inmutable. ¿Qué quiere decir esto? Quiere decir que los hombres
están influenciados por las circunstancias materiales en las que viven, pero esto no les impide tomar sus propias decisiones y marcar su destino dentro
de este margen de actuación que la infraestructura les deja. Esta forma de
concebir el materialismo permite explicar el hecho que las convulsiones
sociales hayan terminado de una forma o de otra en diferentes lugares y en
diferentes épocas.
El
marxismo no dice: “El modo de producción socialista es inevitable, debido a que
las contradicciones del capitalismo lo harán caer por su propio peso”, sinó que
dice que “El capitalismo inevitablemente caerá, ahora bien, o existe una clase
y una dirección revolucionaria que nos conduzca al socialismo, o acabaremos en
la barbarie”. El materialismo histórico anticipa la victoria del socialismo,
pues explica que las condiciones para su desarrollo van a llegar, si no han
llegado ya, pero no asegura su triunfo, ya que para ello, son los hombres los
que han de dirigirse conscientemente hacia él. De ahí la frase de Rosa
Luxemburgo: ¡Socialismo o Barbarie!
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