A día de hoy, en pleno siglo XXI, seguimos oyendo a muchos políticos y supuestos dirigentes comunistas que se jactan de participar en “parlamentos democráticos”, de estar en el “estado de derecho”, o de haber superado la etapa fascista para haber consolidado la “democracia”. Desconozco los motivos que les llevan a traicionar el pensamiento marxista de esa manera, pero de verdad que me gustaría mucho que dejasen de vincular sus posturas pequeño-burguesas a organizaciones con apellidos comunistas. Especial mención reciben por mi parte los sindicatos que se han fusionado con la burocracia del estado en un solo cuerpo, dejando de lado algunos objetivos políticos que tenían en el pasado. Por todo esto es necesario volver a leer a los clásicos del marxismo, volver a sus obras clave donde encontraremos lo que fielmente ha dado forma al movimiento obrero internacional. Este artículo pretende enunciar las críticas básicas al parlamentarismo burgués (aceptado actualmente) que han hecho los grandes pensadores del movimiento marxista, darles forma y clarificarlas al máximo. Es posible que me deje algún aspecto importante a resaltar, si es así, agradecería que alguien contribuyera a completar mi escrito.
Para empezar voy a enunciar un pasaje de Leon Trotsky, de su obra “Balance y perspectivas” del año 1905:
“El estado no tiene un fin en sí mismo. Es simplemente un instrumento de trabajo en las manos de la fuerza social dominante. Como cualquier instrumento, tiene sus mecanismos motores, de transmisión y de ejecución. La fuerza motriz es el interés de clase, cuyo mecanismo consiste en la agitación, la prensa, la propaganda de la iglesia, de escuela, de partido, la manifestación callejera, la petición y la sublevación. El mecanismo de transmisión es la organización legislativa de los intereses de casta, dinastía, capa o clase, bajo el signo de la voluntad divina (absolutismo) o nacional (parlamentarismo). El mecanismo ejecutor finalmente es la Administración, con la policía, los tribunales, las cárceles y el ejército”
Esta es la postura de Leon Trotsky en 1905, la misma que Lenin expondría en su famosa obra “El estado y la revolución”, diciendo aquello de “el estado es una herramienta de represión de una clase sobre otra”. A parte de ser la visión de los principales dirigentes de la Revolución de Octubre, también es la postura de los dos padres del socialismo científico, aquí cito a Marx:
“En vez de decidir una vez cada tres o cada seis años qué miembros de la clase dominante han de representar y aplastar al pueblo en el parlamento, el sufragio universal debería de servir al pueblo, organizado en comunas, de igual manera que el sufragio universal sirve a los patronos para encontrar obreros, inspectores y contables”
En este párrafo escrito en 1871 se da por supuesto que el estado es una herramienta, ya que Marx lo concibe así al decir “que miembros de la clase dominante han de representar y aplastar”, lo que dice implícitamente es que estas clases dominantes se sirven de este estado para “representar y aplastar”. Esta es la idea básica del marxismo en cuanto al estado, el que es una herramienta para conseguir perpetuar la extracción de plusvalía, es decir, un medio y no un fin.
Sabiendo que esta ha de ser la postura de un marxista ante el estado ¿Cómo es posible que consintamos algunas afirmaciones de dirigentes llamados comunistas? ¿Engels o Lenin lo permitieron con los socialistas y los mencheviques? No, de hecho Lenin achaca el auge del anarquismo en su tiempo por la traición que a su juicio los dirigentes socialistas efectúan a la clase obrera al no adoptar estas posturas respecto al estado.
Ahora que hemos visto la opinión de los marxistas ante el tema del estado vamos a ver que es el parlamentarismo. Bajo mi punto de vista, el parlamentarismo es el reflejo legislativo de la dominación del estado por la clase dirigente, los burgueses han de dotarse de un mecanismo que les permita sostenerse en el poder bajo un velo de legalidad, de representatividad. El parlamentarismo cumple la función de pantalla de humo, pero lo cierto es que aunque la mona se vista de seda mona se queda, lo que esconde es la misma política de utilización del estado y su maquinaria para perpetuar el poder de la clase dirigente.
¿Qué hacemos los marxistas? ¿Qué tienen que hacer los revolucionarios con esta legislación burguesa del parlamentarismo? Pues algunos anarquistas dirían que destruirla, abolirla, pero nosotros no tenemos esa postura. Los comunistas no quieren destruir el método mismo de elegibilidad sino modificar su carácter clasista y teatral, como diría Lenin “transformar las instituciones representativas de lugares de charlatanería en corporaciones de trabajo”. Esto es brutalmente abstracto, así que veamos a lo que se refería el camarada Vladimir.
Actualmente los señores diputados que pueblan los distintos parlamentos burgueses (llámese congreso, parlamento, corte, senado…etc.) son personas aisladas de la realidad que no responden por sus decisiones (si es que son ellos los que las toman). Lo que realmente pasa en esos lugares es que cuando se reúnen (y no están en sus despachitos privados bien retribuidos) se dedican a aprobar resoluciones o leyes de las que no tienen que dar cuentas al pueblo. Evidentemente alguien dirá -¡Si que rinden cuentas! En las elecciones- esta ilusión es típica de un pensamiento pequeñoburgués pues olvida la concepción marxista del estado y el parlamentarismo. El estado lo puebla siempre una clase, que gobierna para sus propios intereses, las únicas elecciones que pueden cambiar las cosas son las que expulsen a esa clase del parlamento, no las que cambian de nombres los escaños.
¿Esta condición acaba con el arribismo, la gandulería, y la irresponsabilidad? ¿Una vez los proletarios hayan expulsado a los burgueses del parlamento ya está todo hecho? No, evidentemente que no. Las causas de que el parlamento se convierta en un dislate no son culpa de que los burgueses nazcan así, sino por las condiciones materiales que les hacen ser así, es decir, si no cambiamos las reglas de elegibilidad y representatividad y las vigilamos continuamente bajo la mas disciplinada visión revolucionaria, el estado caerá víctima de otra clase dirigente, la burocracia.
¿Cómo podemos combatir esto? Esto se puede combatir muy decisivamente estudiando las experiencias obreras y las revoluciones de la historia, encontraremos información en la gloriosa Comunne, dice Engels:
“Contra esta transformación del estado y de los órganos del estado de servidores de la sociedad en señores situados por encima de la sociedad, transformación inevitable en todos los estados anteriores, empleó la Comuna dos remedios infalibles. En primer lugar, cubrió todos los cargos administrativos, judiciales y de enseñanza por elección, mediante sufragio universal, concediendo a los electores el derecho a revocar en todo momento a los elegidos. En segundo lugar, todos los funcionarios, altos y bajos, sólo estaban retribuidos como los demás obreros. El sueldo máximo abonado en la comuna no excedía de 6000 francos. Con este sistema se ponía una barrera eficaz al arribismo y la caza de cargos, y esto aun sin contar los mandatos imperativos que introdujo la Comuna para los diputados a los organismos representativos”
Chocan estas posturas con las actuales condiciones “laborales” de los parlamentarios burgueses (sueldazos, dietas, jubilaciones millonarias, enchufes empresariales, corruptelas, listas cerradas, patrimonios privados…etc.)
Como conclusión quiero resaltar la importancia de estas medidas concretas de la Comuna parisina (ahogada en sangre por los privilegiados) a la hora de acabar con la burocracia, y quiero animar a todo el mundo a que las defienda con fuerza y que no permita contra ellas acusaciones de utopismo por parte de aquellos que justifican los crímenes del parlamentarismo.
Muy buen artículo, buen análisis. Tengo una pequeña observación que hacer: los comunistas que participan en el sistema parlamentario de este país, tanto activa como pasivamente, ni traicionan a la clase trabajadora ni son unos mencheviques ni nada por el estilo, simplemente participan del sistema como herramienta.
ResponderEliminarPuede parecer que los comunistas que tienen cargos no hacen nada realmente marxista pero sí que hacen cosas por el pueblo y son contrapeso del resto de partidos, además de que la mayor parte de comunistas con cargos realizan su trabajo en ayuntamientos, donde la capacidad de acción es más limitada.
Por ejemplo Cayo Lara es comunista y seguro que tendrá una silla en el Congreso, pero su capacidad de acción será limitada y lo poco que podrá hacer/"reclamar" tendrá bastantes puntos en común con las posturas "socialdemócratas" (me refiero a las posturas de otros miembros de IU) lo cual puede no gustar a marxistas pero no queda otra. Estamos en la situación que estamos.
Creo que no has entendido lo que quiero decir, o no lo he explicado bien (que también es possible). Yo no me quejo de que los comunistas utilizemos la lucha política, ni entremos en los parlamentos burgueses, de lo que me quejo es del discurso desconcertante de esos líderes.
ResponderEliminarQue comunistas como Cayo Lara hablen de estado de derecho y de democracia en un estado como el actual me parece desconcertante. Es cierto que nuestro discurso no es el mas popular y que está acorralado mediaticamente, pero también lo estaba en la época de Lenin y no por ello adoptó la fraseología burguesa.
Hay que "explicar pacientemente".
algun lider politico ha intentado hacerlo? quiero decir, Cayo Lara no podria utilizar ese discurso y salirle bien, total los argumentos son irrebatibles ante los de ahora...
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