miércoles, 21 de septiembre de 2011

La jornada laboral normal

El próximo presidente del gobierno de España, Mariano Rajoy, dijo en marzo de este año en una entrevista al diario “El Correo” lo siguiente: “hay que trabajar un poquito más”. Asimismo el expresiendente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, decía: “hay que trabajar más y ganar menos, como ya lo están haciendo muchos empresarios”, esta frase sigue la misma línea que muchas proclamas de otros expertos economistas y tertulianos variados en los últimos tiempos. ¿Por qué tanto ímpetu en que se alargue la jornada laboral de los trabajadores españoles por parte de la burguesía? Pues porque así ganan más dinero, pensaremos acertadamente. Correcto, pero ¿Cómo? Y sobretodo ¿trabajamos poco en España? Para empezar esta entrada hago un pequeño repaso de lo que Marx dice sobre este tema en su obra maestra, El Capital, y luego veremos el contexto español. El concepto de jornada de trabajo está extremadamente ligado con el de plusvalía, pues al fin y al cabo se trata de alargar las horas de plustrabajo extraídas gratis al obrero diariamente. Para entenderlo hay que repasar el concepto de la plusvalía y el de producción y reproducción de las mercancías bajo el capitalismo.

Cuando hablamos de jornada de trabajo hablamos de una mercancía como podríamos hablar de patatas, pianos o sillas: ¿Qué mercancía? El trabajo, la fuerza de trabajo es una mercancía que está innegablemente unida con el obrero que la vende. Así pues, si hablamos de una mercancía hay que ver que determina el valor de la misma, que es el concepto por el cual es vendida en el mercado. Según Marx todas las mercancías, mejor dicho, el valor de todas ellas se determina por la cantidad de “horas de trabajo socialmente necesario para producirlas” o para “reproducirlas”. Esta frase la podemos aplicar a una silla pensando en el número de horas de trabajo que hay cristalizadas en ella, pero también es aplicable al trabajo, aunque en este caso habrá que hablar de reproducción de fuerza de trabajo.

Para que un trabajador pueda estar en una fábrica 9 o 10 horas al día trabajando necesita una serie de contraprestaciones que reproduzcan continuamente esta fuerza de trabajo que el desgasta estas 9 o 10 horas diarias. Cuando el obrero vuelve de trabajar se tiene que encontrar con un lecho, un techo y un plato de comida en la mesa si al día siguiente quiere volver a trabajar con eficacia (sin la cual no seguiría trabajando). Estas necesidades de lecho, techo y comida se han ido ampliando con el tiempo y se han añadido otras como la de la alimentación de los hijos (cuando estos dejaron de ser explotados en las fábricas) y después a medida que ha habido demandas obreras, con algunas otras. Esta circunstancia, esta necesidad de reproducir la fuerza de trabajo pareciera que son unos fondos que salen del bolsillo del patrón tal y como lo hemos explicado aquí, pero no es cierto.

El obrero se “fabrica” el mismo estos fondos con los que habrá de reproducir la fuerza de trabajo que le será extraída el día siguiente, a través de su propio trabajo. Si la jornada laboral de un obrero se limitara al número de horas que el obrero necesita para reproducir su fuerza de trabajo, evidentemente, no habría trabajo asalariado, puesto que el patrón no extraería plusvalía al no haber plustrabajo. Pero esto no ocurre así, ya que a partir del momento en que el obrero ha trabajado las 5 o 6 horas requeridas para vivir sigue trabajando de forma gratuita para el hombre que le emplea. Este tiempo extra que trabaja es el trabajo innecesario, el plustrabajo, el que por medio de la circulación de mercancías se transforma en plusvalía que es usurpada por el empresario. Pongamos un ejemplo:

“Un obrero hace en su compañía unas 12 horas de trabajo, de las cuales, las necesarias para reproducir su fuerza de trabajo (su sueldo) se genera en 6h. eso implica forzosamente que las otras 6h. las está trabajando gratuitamente para el empresario, puesto que este no le paga por ellas ni un céntimo. ”

Una vez hemos recordado un poco este tema del plustrabajo y la plusvalía vamos al tema que nos ocupa, que es la lucha por la jornada laboral normal. Hemos visto que los obreros trabajan dos clases de horas, las normales (las que sirven para reproducir sus medios de vida), y las extraordinarias (que son las apropiadas por el burgués). Esta dualidad de horas de trabajo que muchos trabajadores desconocen pero que todos los burgueses conocen, es lo que genera la lucha por la jornada laboral normal. Unos intentarán reducir las horas normales al máximo (haciendo que el obrero necesite menos cosas para reproducir sus medios de vida) y alargar al máximo el tiempo de trabajo extra, estos serán los patrones. Los obreros intentaran por tanto lo contrario, que las horas extraordinarias de trabajo innecesario sean las menores posibles en detrimento del aumento de las necesarias y normales.

Las afirmaciones de Rajoy y de la tropa de reaccionarios que he expuesto al principio, forman parte de los argumentos de la clase de los capitalistas y sus representantes y por tanto están por el alargamiento de la jornada de trabajo manteniendo (o incluso reduciendo) el salario. Así aumentan la parte de trabajo extra en relación al trabajo necesario, ganando más dinero. ¿Esta es la única manera que tienen los capitalistas de hacerlo? No, pero es la más sencilla siempre que los trabajadores estén aborregados o atemorizados. Hay otra manera que explicaremos a continuación.

El patrón es capaz de aumentar el número de horas de plustrabajo sin modificar el número de horas totales trabajadas ¿Cómo? Aumentando la productividad del trabajo y manteniendo el sueldo estático. ¿Cómo se consigue esto y como se ve más sencillo? Si el empresario logra hacer una inversión (si, a veces las hacen) para que su trabajador emplee mejor las herramientas, descanse mas o se organice mejor, es posible que si las condiciones del mercado lo permiten se consiga generar más dinero al día con las mismas horas. Ahora se ve raro, y más si se lo leéis a alguien que apenas sabe expresarse, pero voy a poner un ejemplo.

“Imaginemos una fábrica muy grande de guantes de boxeo, en esta fábrica hay unos 100 trabajadores que hacen diariamente 10h. de trabajo repartidas de la siguiente forma: 5h normales (donde se reproducen los medios de vida, o sea, el sueldo dado) y 5h extras (donde trabajan gratis para el patrón generando plusvalía). Estos obreros reciben una carta donde el patrón les dice que han de trabajar 1h más al día para que así salgan más guantes al mercado, de esta manera se generan 110€ por trabajador en vez de los 100€ actuales. Los trabajadores, que están muy bien organizados y son muy conscientes preguntan: ¿Me subirás el sueldo por esta hora? A lo que el patrón contesta que no, ya que la empresa está en crisis. Los trabajadores saben que la compañía lleva 10 años con beneficios y amenaza con una huelga, ante lo que el empresario declina la operación.”

Aquí tenemos un ejemplo de una primera tentativa del patrón de alargar la jornada extraordinaria y así ganar más dinero, manteniendo el salario congelado. Los obreros al estar organizados se han podido negar, pero el patrón puede adoptar una forma más velada de explotación, el aumento de la productividad.

“El patrón dice a sus obreros que les valora mucho y que trabajan bien, por ello les anuncia la implantación de una organización laboral novedosa y de unas máquinas nuevas, además de proporcionarles unos cursos de formación. Los obreros piensan que este patrón ha aprendido la lección y no les importa que les mantenga el sueldo congelado, como pago por estas mejoras laborales. Lo que los obreros olvidan es que estas mejoras permiten que con las mismas horas de trabajo al día se puedan crear 110€ de venta de guantes, en vez de 100€ y por tanto el número de horas de trabajo normales se reduce (necesitan menos tiempo para generar los 50€ -es decir- las 5h diarias de trabajo, que ahora serán menos). El patrón sin necesidad de alargar las horas globales hace que el obrero que antes necesitaba 5 para pagarse su sueldo, ahora necesite 3, lo que hace que las otras 7 sean gratis. Así se aumenta la jornada laboral con la productividad.”

Si lo quisiéramos ver gráficamente sería algo así:

ANTES:

A - - - - - B - - - - - C (5h de A-B trabajo normal / 5h de B-C plustrabajo) = TOTAL 10h (100€)

5 para el patrón = 50€

AHORA:

A - - - B - - - - - - - C (3h de A-B trabajo normal / 7h de B-C plustrabajo) = TOTAL 10h (110€)*

*debido al aumento de producción debida al aumento de la productividad

7h para el patrón = 77€ (con una regla de tres: 110 · 7 / 10)

Aquí está el claro ejemplo de donde reside la lucha por la jornada normal de trabajo. Visto con este tipo de ejemplo podría parecer que la productividad en el trabajo es mala, nada más lejos de la realidad, lo que ocurre es que es mala si el beneficio que genera es apropiado por el capitalista.

El caso español:

En España se trabajan (según eurostat) alrededor de unas 41,9 horas (en el 2008) a la semana lo que está por encima de la media de la UE y sobretodo de la media de países como Alemania y como Francia que se han cansado de mentir a sus obreros con la cantinela de que los españoles no trabajamos. El número de días de vacaciones en España también es inferior al de la media de la unión europea. Si a estos datos le añadimos que el coste medio por hora trabajada en España es de 16€ y en Alemania es de 27,80€ ya vemos quienes son los empresarios que se están favoreciendo mas de unas jornadas de trabajo largas y de unos salarios bajos.

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