sábado, 10 de septiembre de 2011

La Cuestión Nacional

Aquí pretendo hablar sobre uno de los temas más controvertidos para un marxista, probablemente cada uno de nosotros tengamos una opinión sobre el, yo simplemente voy a expresar la mía propia y espero que almenos consiga hacer pensar a alguien. Para empezar vamos a definir el término nación, porque este es otro punto polémico, no podemos calificar como naciones modernas a los antiguos regímenes tribales o imperiales. Muchos historiadores burgueses, y muchos libros de texto dan por hecho que (por ejemplo) la nación española es algo que ha existido siempre, cuando no es así. Una vez leí una frase que me impactó bastante, y la cito de memoria “siempre nos han dicho que Trajano y Adriano eran emperadores españoles, puesto que habían nacido en Hispania, pero jamás se admitía que Abd-Derramán III fuese español, aunque también hubiera nacido en ese país”, esta frase demuestra que la tergiversación histórica es continua y está impregnada de ideología.

Para hablar de estado nación capitalista (que es del que hablo aquí) hay que irse a la época de la revolución francesa, pero podríamos irnos antes incluso, en la era del declive del feudalismo, para buscar el embrión del estado nación. La naciente pequeña burguesía europea estaba incómoda en el marco del feudalismo, cada región tenía su propia moneda, unidad de medida, ley y orden, esto dificultaba enormemente negociar y expandir el comercio por el continente. Los comerciantes y propietarios necesitaban un marco político unificado de cierto tamaño que les permitiera actuar con libertad, así surgió el estado nación moderno.

Los casos alemán y italiano son muy evidentes –aunque muy avanzados en la historia- ya que la unificación (después de las revoluciones de 1848) era deseada tanto por proletarios como por burgueses, la cuestión es quien la protagonizaría, acabó siendo Bismark. La unificación de su propia nación era vista por Marx y por Engels como algo positivo puesto que según ellos ayudaba a la unificación también del proletariado alemán:

"Este hecho simplifica la situación; facilita la revolución, dejará a un lado las reyertas entre los capitales insignificantes y en cualquier caso acelerará el desarrollo... El movimiento absorberá todos los estados minúsculos, cesarán las perniciosas influencias locales y los partidos serán no sólo locales sino nacionales... en mi opinión debemos aceptar el hecho, sin justificarlo, y utilizar tanto como sea posible las mayores facilidades para la organización y unificación nacional del proletariado alemán”

El tema de la cuestión nacional es muy antiguo, ya no solo las discusiones entre Lenin y Rosa Luxemburgo son las que nos tienen que ocupar, sino que también Karl Marx estudió el caso irlandés y el indio. Para empezar a tratar el tema quiero reproducir aquí un fragmento de los estatutos de la Primera Internacional de Trabajadores, que agrupaba al movimiento obrero mundial:

“Que la emancipación económica de la clase obrera es, por lo tanto, el gran fin al que todo movimiento político debe ser subordinado como medio;

Que todos los esfuerzos dirigidos a este gran fin han fracasado hasta ahora por falta de solidaridad entre los obreros de las diferentes ramas del trabajo en cada país y de una unión fraternal entre las clases obreras de los diversos países;

Que la emancipación del trabajo no es un problema nacional o local, sino un problema social que comprende a todos los países en los que existe la sociedad moderna y necesita para su solución el concurso teórico y práctico de los países más avanzados; "

Estos estatutos nos enseñan dos palabras que tienen que estar grabadas a fuego en la mente de un comunista: INTERNACIONALISMO PROLETARIO. Es decir, la subordinación de la causa nacional a la causa obrera y por lo tanto la búsqueda de la alianza mundial de los oprimidos para luchar contra los opresores. Aquí coincidimos todos los comunistas, todos nosotros decimos que somos internacionalistas, pero sigamos con el tema haber quien se distancia.

Vamos a ver cómo veía Lenin este tema, cuál era su opinión, para ello citaré fragmentos de sus obras (siento si hace pesado la lectura pero es necesario). El camarada Lenin explica en su obra “El derecho de las naciones a la autodeterminación” cuál ha de ser la actitud de los proletarios de la nación opresora y los de la nación oprimida.

“El proletariado no puede dejar de luchar contra el mantenimiento por la fuerza de las naciones oprimidas dentro de las fronteras de un Estado determinado, y eso equivale justamente a luchar por el derecho a la autodeterminación. Debe exigir la libertad de separación política de las colonias y naciones que "su" nación oprime. En caso contrario, el internacionalismo del proletariado sería vacío y de palabra; ni la confianza, ni la solidaridad de clase entre los obreros de la nación oprimida y la opresora serían posibles; quedaría sin desenmascarar la hipocresía de los defensores reformistas y kautskianos de la autodeterminación, quienes nada dicen de las naciones que "su propia" nación oprime y retiene por la fuerza en "su propio" Estado.”

En este fragmento Lenin lanza un ataque contra los socialistas que no reclamaban el derecho de la libre determinación de los pueblos que su propia nación apresaba, esto se podría extrapolar (por poner un ejemplo de su época) que un marxista ruso apoyase “de boquilla” la autodeterminación de los pueblos, excepto los pueblos que el Imperio Ruso oprimía. La solidaridad y la fraternidad de los obreros de la nación opresora y oprimida es imposible si los de la oprimida no ven a sus dominadores reclamar su libertad nacional, es decir, no existirá el internacionalismo proletario a menos que caiga el nacionalismo. Esto es algo fácil de entender por cualquiera, sin embargo no parecía tan fácil en la época del antiguo colonialismo militar, donde las mentalidades eran otras.

¿Lenin se queda aquí? No, también tiene palabras para la otra cara de la moneda, los obreros oprimidos nacionalmente:

“los socialistas de las naciones oprimidas deben defender y poner en práctica con especial ahínco la unidad completa e incondicional, incluyendo en ello la unidad organizativa, de los obreros de la nación oprimida con los de la nación opresora. Sin eso no es posible defender la política independiente del proletariado y su solidaridad de clase con el proletariado de otros países, en vista de todos los engaños, traiciones y fraudes de la burguesía. Pues la burguesía de las naciones oprimidas siempre trasforma las consignas de liberación nacional en engaño a los obreros: en la política interna utiliza estas consignas para los acuerdos reaccionarios con la burguesía de las naciones dominadoras […] en política exterior, trata de concertar negociaciones con una de las potencias imperialistas rivales, para realizar sus fines de rapiña”


Cuando pongo en negrita la mitad del párrafo no es por casualidad, sino porque quiero resaltar el genio de Lenin que era capaz de ver incluso en situaciones de opresión de unos sobre otros tan injustas como aquellos, resquicios de oportunismo burgués y pequeñoburgués. Aquí Lenin advierte a los socialistas y obreros de las naciones oprimidas del engaño burgués sobre la “liberación nacional”, les dice implícitamente que no han de renunciar al internacionalismo proletario a cambio de la liberación nacional, o sea, que han de priorizar la causa obrera a la nacional. Esto me recuerda a los estatutos de la AIT que he reproducido al principio, esto es porque Lenin era como los que los redactaron, un internacionalista proletario.

Además de advertir a los obreros oprimidos nacionalmente -que conste que están oprimidos también social y económicamente por su burguesía nacional- de forma general, les advierte en dos casos en particular, en la política interna y externa. En política interna habla de que la burguesía de la nación oprimida y la nación opresora siguen siendo burguesía, y por tanto el carácter revolucionario de la primera está sujeto a la dependencia económica de la segunda. Esto es peligroso para los obreros, pues la posición de su burguesía puede cambiar de un día para otro si por arte de magia les llueven contratos nuevos, o libertades comerciales mayores para sus negocios. Cuando habla Lenin del factor exterior se refiere bajo mi punto de vista a que la burguesía de la nación oprimida puede estar contactando con una burguesía opresora rival a la propia. Puede verse un ejemplo –salvando las descomunales distancias- en el caso de Kosovo, que negociaba su autodeterminación no con la nación opresora, sino con EEUU, como otra nación imperialista mayor.

La postura de los comunistas ante la cuestión nacional parece que se define en esta frase “libre derecho de autodeterminación de los pueblos”, es posible que así sea, pero como todo, esto tiene que ser clarificado un poco más. Memorizar esta frase y aplicarla a todos los casos, bajo mi punto de vista es erróneo, nos puede llevar a apoyar movimientos nacionales netamente reaccionarios y traicionar al proletariado y al internacionalismo. Lo que los marxistas apoyamos es el libre derecho de autodeterminación de los pueblos, es decir, “EL DERECHO”, la facultad que tiene cualquier comunidad de decidir su futuro en el marco nacional. El camarada Alan Woods hace un paralelismo con el caso del aborto y este tema:

“No defendemos el divorcio o el aborto, sino el derecho al divorcio o al aborto. Ocurre lo mismo con el derecho de autodeterminación. Hay una gran diferencia entre apoyar el derecho de autodeterminación y apoyar la autodeterminación como tal. Es la diferencia entre una política marxistas y el nacionalismo pequeño burgués”

Es decir que los marxistas hemos de apoyar que los pueblos puedan decidir, y una vez empezado el debate, estudiar el caso y ver si apoyamos ese derecho, posicionarnos a favor o en contra. En el mismo texto de Alan Woods encuentro una frase de Lenin al respecto:

"Por eso ‘para no conculcar el derecho a la autodeterminación’, no debemos ‘votar por la separación’, como supone el perspicaz señor Semkovski, sino votar por que se faculte a la región que desea para que ella misma decida esta cuestión". (Lenin. Problemas de política nacional e internacionalismo proletario. Pág. 8).

La cuestión nacional en España:

Ya que hemos presentado el tema habrá que hacer una pequeña referencia a la cuestión nacional en España, ya que todos los marxistas españoles tenemos divergencia de opinión, yo daré la mía, aunque sin mojarme. Yo apoyo el derecho que tiene cualquier pueblo del Estado Español a decidir sobre su independencia, se llame Cataluña, Euskal Herria, Galicia o la Rioja, ahora bien, una vez “abierto el debate” habrá que estudiar los casos concretos para calibrarlas posiciones que hemos de tener los marxistas. Yo creo que para decidirnos habría que considerar unas cuantas cosas y aquí es donde dejo de mojarme para que vosotros penséis en las respuestas:

¿Son realmente naciones oprimidas?

¿La separación fomentaría la unión entre los obreros -catalanes, gallegos o vascos- con los del resto del estado?

¿Quién asumiría el poder en la nueva nación?

¿Habría conflicto armado abierto?

¿Cómo respondería la clase obrera de la nueva nación?

Es posible que la misma orientación de mis preguntas ya dibuje mis posturas (con lo cual si me estoy mojando), aunque la lista de cuestiones es larga y cada cual habría que hacerse las suyas propias. Para terminar quiero dejar una frase de Marx y Engels, conocida por todos, pero que creo que es el mejor resumen de la postura de un marxista ante la cuestión nacional.

“¡Proletarios de todos los países, uníos!”

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